DOCUMENTOS SOBRE EVA DUARTE DE PERON 


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María Eva Duarte de Perón / Evita. Argentina 1919-1952

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EVITA EN FRANCIA

Evita en Francia
Eva Perón," La madone des sans - chemise ", Maison de l´Amérique latine, París, France, 1947

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Jorge Capsiski, escritor, en su trabajo Prehistoria de Eva Perón, capítulo del tomo El Peronismo, 500 años de Historia Argentina, con dirección de Félix Luna, editorial Abril S.A., Buenos Aires, 1988, sostiene que:

Su sola mención provocó discusiones irreconciliables. Su nombre se asocia con temas muy diferentes: desde lealtad, dedicación, entrega, sacrificio, hasta venganza, ostentación, narcisismo, despilfarro.

Cada testigo o supuesto testigo aporta una versión contradictoria. ¿ Cómo amalgamar estos testimonios dispares en la biografía de esta mujer caótica, desordenada, cambiante, impulsiva, audaz ?

¿ Quién fue, realmente, Eva Perón ?

Ella misma confesó tener varias personalidades y usarlas alternativamente, según la ocasión. ¿ Cuál de ellas fue la auténtica ?

Es muy difícil establecerlo. Pero para desentrañar algunas de las claves fundamentales de Eva Perón hay un lapso de su vida que aparece menos caótico, más preciso. Es su prehistoria. La época que anduvo por Buenos Aires tratando de conquistar lo que la vida le había negado. La época de dura lucha por triunfar en el ambiente artístico al que la había llevado una vocación irresistible. En esa prehistoria de Eva Perón, no deformada por el odio ni por la adulación, está la esencia que proyectará su figura hacia la historia - guste o no guste -. Son esos años los que corren entre 1934 y 1943. Años duros para todos; mucho más para esta muchachita de la pampa bonaerense, que ni siquiera es muy bonita y que llega a Buenos a pelear sola con uñas y dientes para triunfar.

En la prehistoria de Eva Perón, cuando todavía se llamaba María Eva Duarte - y a veces Eva Durante - están las llaves de la comprensión de esta mujer que morirá a los 33 años de edad, dejando atrás radioteatros, discursos, tapados de visón, zapatos y condecoraciones. Y algo más que no puede medirse, porque vive en el corazón de muchos millones de argentinos ...

María Eva Duarte nació en 1919, frente a los campos de la tribu de Coliqueo, a poco más de 200 kilómetros de Buenos Aires, en Los Toldos. Un pueblo idéntico a tantos otros de la pampa bonaerense, surgido al lado de las vías del ferrocarril. Gobierna Yrigoyen. En 1945 se adulteró la partida de nacimiento de Eva: lo que sucedió el 26 de abril de 1919 se certificará como acaecido el 7 de mayo de 1922.

Juan Domingo Perón tiene entonces 24 años.

Eva es la quinta hija de la unión de hecho de Juan Duarte y Juana Ibarguren. El es un estanciero importante que tenía su estancia en General Viamonte y su familia legal en Chivilcoy. Ella, una templada y luchadora mujer, como tantas otras. Juana ejerce su sufrido matriarcado sin quejarse ni avergonzarse; la situación que sobrelleva no es una excepción en nuestra campaña. Eva nace en los últimos años de poder conservador, en la zona, pues el pueblo es un feudo dominado ya por los radicales de clase media.

Los Ibarguren, de origen vasco, pertenecían a la clase media en ascenso. Un hermano de Juana llegó a ser jefe de la estación de ferrocarril local, cargo sólo superado en status por el comisario. La vinculación de Juan Duarte con Juana Ibarguren era respetada públicamente; todo viejo estanciero tenía derecho a mantener una familia suplente, un hogar paralelo. El estanciero tuvo con ella a Elisa, Erminda, Blanca, Juan y Eva. El padre los reconoció, les aseguró el sustento y solía pagarles pequeños gastos, como las vacaciones de fin de año y los vestidos nuevos para ir a misa.

El 8 de enero de 1926 ocurre algo en la vida de la futura Eva Perón. Su padre ha muerto y doña Juana quiere que sus hijos vayan al velatorio. La pequeña Evita, que está de vacaciones, emprende su primer gira en un sulki hacia lo que será uno de los recuerdos más penosos de su vida. Pues ocurre que la cónyuge legal, doña Estela Grisolía, se ha reservado el derecho de admisión al velatorio de su marido ... Evita cobra conciencia, violentamente, de su condición de marginal. Adentro están los ricos, los que se encuentran amparados por la ley; afuera, pugnando por entrar, ella y sus hermanos. Un hermano del difunto intercede por " esos infelices que quieren verlo por última vez " y al final les permiten seguir el féretro en fila india hasta el cementerio local. Evita no olvidará este episodio.

Ese mismo año Juan Domingo Perón, recién ingresado a la Escuela de Guerra con las mejores notas de su promoción, se casa con María Aurelia Tizón, " Potota ", una joven de 20 años graduada en el Colegio de la Misericordia.

Después de la muerte de su concubino, Juana Ibarguren se traslada con sus hijos a Junín. Ha comenzado ya el segundo gobierno de Yrigoyen. Se instalan en la calle Julio A. Roca. La madre hace reparaciones en la casa, que pronto se llenará de pensionistas. Todos los días se representa allí " Las de Barranco ", aunque sus protagonistas lo ignoren ... Como en la obra de Laferrere, serán los pensionistas quienes rescaten a la hijas de la tiranía materna y de la estrechez económica; Elisa se casará con el después mayor Arrieta, Blanca con el abogado Alvarez Rodríguez. En esa casa Evita conocerá, chiquilina todavía, a algunos radicales yrigoyenistas acaudillados por un joven Moisés Lebensohn; se habla de conspiraciones y de revoluciones que nunca estallan.

Mientras tanto, un hombre de 38 años, Juan Domingo Perón, vive un romance de novela rosa con su esposa. Residen en Zapata 315. Solo una sombra empaña la felicidad matrimonial: la falta de un hijo. Perón organiza funciones cinematográficas caseras para los pibes del barrio; pero estas reuniones agravan un anhelo que se convierte en frustración. La joven esposa tocaba guitarra y admiraba a Charles Boyer y a Greta Garbo. En algún lugar de su cuerpo comenzaba a desarrollarse un sarcoma que años después la mataría.

En su pueblo, años antes, Evita había comenzado a soñar ser estrella. El 20 de octubre de 1933 participó en una representación colegial: " Arriba estudiantes ". Ya nadie podrá convencerla que no ha nacido para actriz. Quince años más tarde dirá: " Cuando hablo a los hombres y a las mujeres de mi pueblo, siento que estoy expresando aquello que intentaba decir cuando declamaba en las fiestas de mi escuela ".

En 1934 un cantor idolatrado realiza una gira y llega a Junín. Es Agustín Magaldi. Juancito Duarte, el hermano de Evita , entrador y simpático, conoce a la gente del teatro donde actuará Magaldi. Hace ingresar a su hermana y Evita irrumpe en el camarin del cantor, pidiéndole que la lleve a Buenos Aires. Sorpresa de Magaldi: él no quiere líos, la chica es menor ... Pero allí interviene también doña Juana, que se une a los ruegos de su hija. Finalmente Magaldi acepta llevar a Evita a Buenos Aires, el cantor tiene fama de hombre serio y siempre realiza sus giras acompañado de su mujer. Evita irá a vivir con los Magaldi; prometió que no se apartaría de ellos. Pero a los pocos días de llegar a la ciudad se despide de sus protectores. Probablemente los había utilizado para conseguir llegar a Buenos Aires e iniciar su carrera hacia el sueño artístico que la obsesionaba desde el tablado de la escuela ...

Evita podía haber intentado el camino convencional de sus hermanas: ser una empleada pública, una maestra, la esposa de un vecino cualquiera de Junín. Pero ella tiene otros sueños. ¿ Cuáles ? Imposible saberlo con certeza. Pero una oscura intuición le indicaba que su destino estaba aquí, en Buenos Aires, en la gran ciudad que la atraía con sus luces, como el personaje de un tango ... La chiquilina que iba a la estación para ver llegar el tren de Buenos Aires está ahora en pleno corazón de la Capital Federal: en un hotel de la calle Callao, entre Corrientes y Sarmiento, fascinada por la nueva vida, por su recién descubierta libertad. No tiene tiempo para imaginar las hambrunas que pasará.

Comienza ahora a recorrer las agencias teatrales. Carece de recomendaciones, de estudios, de aptitudes. Sus zapatos empiezan a rajarse. Dos semanas después de su llegada la realidad le golpea la cara. No tiene plata, no tiene trabajo, no tiene posibilidades de conseguirlo pronto. Pide recomendaciones a los Magaldi. Repite que quiere hacer cualquier cosa, con tal de aprender el oficio de actriz. En realidad necesita trabajar desesperadamente. Muchas noches eludirá la cena porque no tiene los 30 ó 40 centavos salvadores.

¿ Se derrumbará ? No. Si algo tiene Evita es una voluntad inquebrantable, salvaje. Esa voluntad la salvará de la derrota, la seguirá empujando al escalonamiento de posiciones. Peleará contra la ciudad entera. Y cuatro años años más tarde tendrá su propia compañía de radioteatro, y doce años más tarde trescientos mil españoles recibirán en Barajas a la " Dama de la Esperanza " y ella se permitirá decirle al Generalísimo Francisco Franco con su magnífico desenfado: " Cuando quiera volver a juntar tanta gente llámeme ... "

Pero en ese año 1935, mientras el Congreso Nacional vota la ley del Banco Central y los radicales resuelven votar dócilmente en las elecciones convocadas por Agustín Justo, Evita tiene hambre. Su hermano Juan la mira con un poco de miedo. ¿ Por qué no se vuelve a Junín ?

" Déjame - le dice Evita - la Nena sabe lo que hace ... "

Pero " la Nena " ya no está tan segura de ella misma. En el hotel donde vive llega a deber tres meses de pensión. Merodea por Radio Belgrano para conseguir algún bocadillo en las obras de radioteatro. A veces se conforma con un café con leche que el empresario don Jaime Yankelevich le paga invariablemente. Nueve años más tarde, cuando Yankelevich se desvivía por complacerla, Evita lo amenazaría: " ¡ En cualquier momento me voy a Radio Splendid, donde me pagarán mejor ! "

Al fin, Evita se convence que es necesario estudiar arte dramático para conseguir trabajo. Mientras tanto, seguirá tirando como se pueda. Empieza a estudiar en el Consejo de Mujeres aunque no por mucho tiempo. El 28 de marzo de 1935 hace un pequeño papel en " La Señora de Pérez ", con la compañía de Eva Franco. En diciembre del mismo año actúa en " Madame Sans Géne ": hace el papel de una lavandera y gana tres pesos por función.

- Era una chica pueril, romántica, que contaba ingenuidades - nos dice alguien que la conoció en esa época.

Esa niña pueril, ingenua, que sin embargo le conocía el hocico a la perra vida, sería la que diez años más tarde cambiaría la historia gritando: " ¡ Hay que sacar la gente a la calle ! "

En junio de 1936 realiza una gira por el interior con la obra " El beso mortal ", auspiciciada por la Liga Profiláctica Argentina, con Pepita Muñoz y Eloy Alvarez. De esta " tournée " queda una anécdota significativa, que revela hasta qué punto había complejidades en ese carácter. Uno de los actores se enferma y debe ser hospitalizado. Se prohíbe a todo el elenco que se visite al enfermo, a fin de evitar contagios. Evita no acata la orden; le da pena el compañero que está solo, internado en el hospital. Va a verlo y se contagia ... Catorce años después, en la Secretaría de Trabajo y Previsión besará a una mujer en la boza a guisa de saludo, fingiendo no advertir la repugnante úlcera en la boca de la visitante.

Evita es así. Tiene conmovedores gestos de solidaridad y compañerismo. Pero por momentos es celosa, agresiva. Cuando actúa en " Las inocentes " ( a cuyo estreno asistió Alfredo Palacios y en la cual Evita recitaba en latín ) provocó un escándalo en los camarines disputándose un ramo de flores con Eva Franco, " cabeza de compañía "... Esa noche salió del teatro Corrientes con unas flores más ... pero con un empleo menos.

Así, fatigando todas las agencias teatrales, mendigando papelitos a todos los actores y actrices conocidas, tratando de hacerse simpática con todos los que pudieran tener influencia en el ambiente. Cuando Evita Duarte era ya Eva Perón, se le endilgaron innumerables amantes en esa época oscura de su vida. Un día va a revista Sintonía, vehículo de consagración, en la época, por todo actor profesional. Estamos ya en 1937. Según su propia confesión, Evita se enamoró de su director, el corredor automovilístico Emilio Karstulovic, " en cuanto lo vió ". Su ayuda le permitirá hacer su debut en el cine con " Segundos afuera ", filmada en Argentina Sono Film con Pablo Palitos y Pedro Quartucci, y después con el galán Pascual Pelliciota, con el que debutó en el teatro Comedia. Más adelante Enrique Lafrenz la ubicará en un programa que se irradiará por Radio Argentina y Olegario Ferrando la conectará con Pampa Films.

El 5 de julio de 1937 Perón es profesor suplente en la Escuela de Guerra, donde enseña Historia de América. Presenta varios trabajos sobre las campañas de San Martín y publica monografías sobre temas tácticos.

Evita ya ha superado ahora la etapa del hambre y las vergonzantes solicitudes. Ha ganado su modesto puesto en el ambiente peleando a brazo partido. De ninguna manera ha logrado materializar sus sueños de gran actriz: es simplemente una figura de tercer orden, se ayuda con películas en papeles que son casi extra o posando como modelo para firmas comerciales. Pero el hambre ha quedado atrás. Pierina Dealessi - su gran amiga de esos años - le sirve mate con leche en los camarines, entre función y función, " porque la pobrecita nunca estaba bien alimentada ".

Es por entonces cuando algún amigo le propone hacerse cirugía estética en la cara: tiene un pómulo más marcado que el otro. El defecto puede afectar su naciente carrera artística. Evita acepta, pero el día de la operación no concurre a la cita, como si no quisiera cambiar en nada su propia máscara. Lo mismo ocurrirá con su nombre: le sugieren que se invente un " nom de theátre ". Ella afirma que nunca se avergonzará de su nombre.

No obstante lo cual, durante un corto tiempo se hace llamar Eva Durante, tal vez para capitalizar la fama del cómico norteamericano Jimmy Durante.

Poco a poco la vida parece empezar a sonreirle. Hay trabajo. Una firma comercial auspicia un ciclo radial con su participación. ¿ Se ha cerrado para siempre la mala racha ? Comienza a estar atareada. Se muda al Hotel Savoy, dispuesta a disfrutar una nueva vida. Se habla de su noviazgo con un rico industrial. Pero una semana después de su mudanza al lujoso hotel, ocurre algo algo que echa abajo todos su esfuerzos: Juan, su hermano querido, con el que ha compartido penurias y esperanzas, ha dado un mal paso en la Caja Nacional de Ahorro Postal. No es muy grande la cantidad, pero si no la repone Juancito irá preso. Evita no duda un instante. Vende lo poco que tiene, abandona el Hotel Savoy y se muda a un inquilinato de la calle Ríobamba, entre Corrientes y Lavalle. Otra vez la vida le ladra fiero a Evita. Tal vez desde entonces le queda ese rictus duro, sólido, que conservará hasta su fin ...

El 10 de setiembre de 1937 ha muerto María Aurelia Tizón de Perón, a los 29 años de edad. Su marido lloraba todas las noches, al saber su próximo fin. No permitió que los empleados de la funeraria colocaran el cuerpo de Potota en el cajón; él mismo la levantó en brazos y la depositó en el ataúd. Antes de morir - afirma la familia Tizón - prometió a su esposa que nunca volvería a casarse. Pero cuando Enrique Pavón Pereyra escribió su biografía oficial, el recuerdo de María Aurelia Tizón no figurará. Y en 1945, cuando el coronel Perón se casa con Eva Duarte, declarará que su estado civil es el de soltero.

En esos años el rostro de Eva Perón pasa vagamente por algunos metros de celuloide argentino." La carga de los valientes " ( 1939 ), " El más infeliz del pueblo " ( 1940 ), y " Una novia en apuros " ( 1941 ). En 1943 puede contar sus recuerdos como modelo de una peinadora, maniquí de una peletería, anunciadora de publicidad, extra de cine. Y no menos de seis desengaños sentimentales, para decirlo con los pudorosos eufemismos de las revistillas de la época. Pero en 1943, también, Evita llega a la culminación de su carrera artísitica: será la " artista sentimental de los radioteatros porteños ".

El 4 de junio de 1943 estalla una revolución que cuenta entre sus principales promotores al coronel Juan Domingo Perón, llegado de Italia dos años antes, donde se desempeña como agregado militar.

Francisco Muñoz Azpiri, estudiante de Filosofía y Letras por entonces - que más tarde redactará algunos de sus discursos - será el libretista de esas efusiones radiales. A través de sus guiones Evita vivirá las vidas de Isadora Duncan, de Lady Hamilton, de Josefina de Francia, de Ana de Austria, de Isabel de Inglaterra ... Una vocación que indudablemente debía ser su final y más profunda vocación, llevaba a Evita a representar las vidas de grandes mujeres, amadas u odiadas por su pueblo, famosas en todo el mundo, actrices de dramas que tenían por escenario a naciones y continentes.

Durante meses las señoras de muchas ciudades y pueblos del país viven al ritmo de estas obras en las que Evita asume el primer papel. Ya ha salido dos veces en la tapa de la revista " Antena ". Lo que no saben es que la actuación de Evita está promocionada activamente por el teniente coronel Aníbal Imbert, " capo " de las radios como funcionario del gobierno" de facto ".

Pero muy pronto el destino le prapararía un libreto mucho mejor. El 15 de enero de 1944, durante tres minutos y medio, un terremoto destruye a San Juan. Como ocurre en todos los círculos profesionales y gremiales del país los artistas tratan de hacer su aporte a la reconstrucción de San Juan. Un gran núcleo de artistas sale portando alcancías para colectar dinero. Evita, por supuesto, está entre ellos. Partcipa de varias reuniones realizadas con el mismo fin. Y el 22 de enero de 1944 conoce en el Luna Park en ocasión de un festival monstruo que se efectúa para allegar fondos, a quien será " la razón de su vida ". El coronel Perón vivía en un departamento de Arenales al 3200 con una joven mendocina apodada " Piraña ". Vertiginosamente Evita desplaza a la muchacha: Perón y Evita se mudan a un departamento de la calle Posadas que aparentemente ella alquilaba para ocuparlo cuando se casara con el industrial que la festejaba. Días más tarde se hace cargo de un programa radial titulado " Hacia un mundo mejor ", dedicado a evaluar la obra del gobierno que integraba Perón.

La prehistoria de Eva Perón, aunque es un elemento clave para entender su personalidad y su trayectoria, es también un tema delicado. Para quienes la admiran, es una época de la que prefieren no acordarse; ellos quisieran que Eva Perón hubiera nacido, entera y desafiante, como Palas Atenea de la cabeza de Júpiter, ese 16 de octubre de 1945 en que la actriz se convirtió en instrumento político de fundamental gravitación. Prefieren olvidarse de los años perros, los años de pobreza y de peregrinaciones por los laberintos oscuros del ambiente artístico de la época. En cambio, para quienes la odian, es un período cuya misma oscuridad permite el desborde de toda clase de infundios sobre Eva Perón.

En verdad, esa prehistoria es difícil de esclarecer. Aún cuando son relativamente numerosos los testigos de aquellos años, la dificultad para confrontar sus testimonios con la verdad real hace que todos deban colocarse en una prudente situación de sospecha. El plano en que actuó, el carácter de sus relaciones y la oscuridad de su persona convierten a toda investigación en una endiablada búsqueda de agujas en un enorme y no muy limpio pajar.

De todos modos, sea o no difícil la investigación, ella es necesaria si se quiere definir de algún modo esa singular persona que se llamó Eva Perón. Algo tuvo que significar en su vida el hecho de su permanente fracaso como actriz. Ezequiel Martínez Estrada, que la odió hasta la obsesión, escribe: " Ella era una sublimación de lo torpe, ruín, abyecto, informe, vengativo, ofídico; y el pueblo vio que encarnaba atributos de dioses infernales. Su resentimiento contra el género humano propio de una actriz de terceros papeles, se conformó con descargarse contra un objeto concreto: la oligarquía y el público de los teatros céntricos ".

Es una interpretación rencorosa, desde luego. Pero apunta bien cuando señala la importancia de su época de actriz en la formación de su sentimiento político. Su carrera artística exitosa o fracasada, fue un recurso heroico para superar el anonimato del pueblito natal al que no se resignaba, así como a su condición vergonzante de hija abandonada y un intento - el más viable - para saltar a la notoriedad. Cuando llega a ser la mujer todopoderosa, cuando una orden suya es la ley y todos sus deseos se satisfacen inmediatamente, se nota en Eva Perón una desesperada ansiedad por saciarse de todo aquello que en su época negra le fue negado. Y también una ansiedad de terminar con todas las Eva Duarte del país ... Pensemos en qué medida habrá gravitado en su espíritu el recuerdo de aquel viaje a Buenos Aires, con su humilde valija de cartón, tratando de no dormirse para que no se la robaran, llegando a la gran ciudad sin ninguno de los instrumentos intelectuales indispensables para defenderse en la lucha por la vida: el recuerdo de una indefensión total, que debió superar usando de toda clase de recursos, defendiéndose como un gato acorralado.

Porque la prehistoria de Eva Perón demuestra también que nunca se sintió abrumada ni vencida. Debió claudicar muchas veces, tuvo que recurrir a interesados protectores, humillarse con papelitos y bocadillos que consideraba inmensamente inferiores a su capacidad escénica, pagar todos los imaginables " derechos de piso ". Pero nunca renunció a lo esencial de su ser ni entregó nada de lo que consideraba importante. De aquí esos desplantes que hemos recordado: su negativa a acatar la inhumana orden de no visitar al compañero enfermo, su pelea con Eva Franco por reivindicar un ramo de flores que consideraba injustamente desviado de su destinataria natural, su negativa a modificar su rostro o su nombre. En sus años oscuros, Eva Perón, tropezando entre la miseria y el anonimato, mantiene una conmovedora y salvaje defensa de sí misma. Y eso le permitirá, pocos años después, emerger a un plano totalmente ajeno a su medio natural, revestida de todos sus atributos: absolutamente pura para sí misma, cargada con todos los rencores que considera legítimos, limpia y sibilante como una espada que se apresta a caer sobre el enemigo ...

" Mi sectarismo es todo un desagravio" - dijo Eva Perón en alguno de sus discursos - " Durante un siglo, los privilegiados fueron los explotadores de la clase obrera; hace falta que sea equilibrado con otro siglo en que los privilegiados sean los trabajadores ".

Y hablando de los ricos escupía despectivamente: " Para esa clase de gente no tengo margaritas ..."

Y aún insistía: " Los obreros todavía tienen que subir. Pero los ricos tienen mucho que bajar ..."

¿ Realmente " bajaron " los ricos durante su predominio ? Es dudoso. Los ricos de antes siguieron siéndolo y una nueva falange se incorporó al restricto sector de los que tienen mucho. Pero los que ya eran ricos y lo fueron mucho más la odiaron, de todos modos; y los que se hicieron ricos sobre las olas de la política que ella y su marido conducían , no la amaron. Para encontrar amor en la vida de Eva Perón no hay que buscar en sus antiguos amigos ni en los que prosperaron a su lado. Ni siquiera se puede buscar el amor en su matrimonio, especie de unión extraña, feroz, en la que - al menos públicamente - escasos rasgos de ternura se dan. Tampoco hay amor en su prehistoria: vinculaciones sentimentales más o menos precarias, casi todas sostenidas por un interés concreto. Para encontar el amor en la vida de Eva Perón hay que tomar distancia y ver en perspectiva: y entonces sí, podrá apreciarse una enorme oleada de cariño, de adoración, de veneración, que viene tumultuosamente de su pueblo. Un amor que se expresa de formas muy diferentes, desde la carta que le manda un chico cualquiera ( " Querida Evita: yo quiero para los Reyes cualquier cosa, con tal de tener un recuerdo suyo, pero no tengo bicicleta " ) hasta la admiración respetuosa con que los obreros ferroviarios que le son opositores se enteran que en agosto de 1951 ha sacado de su garita a patadas a un guardabarreras huelguista.

Ese amor intenso, idolátrico, físicamente palpable, alimenta su mito en vida y la va urgiendo a entregar sus últimas posibilidades de acción. Por eso dirá: " El amor no es, según la lección que yo aprendí, ni sentimentalería romántica ni pretexto literario. El amor es dar y darse; es dar la propia vida ...".

Nadie, ni sus más enconados enemigos pueden negar que Eva Perón se dio totalmente, locamente. Insistió en cumplir hasta el agotamiento la misión que ella misma se había impuesto. Cuando el 4 de junio de 1952 se exhibió por última vez ante su pueblo - en ocasión de la asunción del segundo mandato presidencial de Perón - había tenido que aplicarse tres inyecciones calmantes, su boca estaba crispada y casi no podía mover el cuello. Pero no podía faltar a la cita. La muchacha que diez años antes había tenido miedo de someterse a una simple operación de cirugía facial, ahora enfrentaba el enemigo que la estaba desintegrando por dentro, para mostrarse a su gente más bella que nunca, afinada por la enfermedad, casi traslúcida, ardida en los fuegos de su propio fanatismo.

Es que ahora Eva Perón sentía justificada toda su existencia, todos sus años, sobre todo los más miserables, los de su prehistoria sórdida. Y para justificarse del todo tenía que llenarse de holocaustos diarios, sufrir hasta el final sin aflojar, sin perder esa " terribilitá " que hacía temblar a ministros y embajadores, y que no pocas veces atemorizó al propio Perón. Ella intuía claramente el sentido de ese misterio que la había llevado desde los tablados de tercer orden hasta el escenario mayor de la República.

" Si no hubiera llegado a ser lo que soy, toda mi vida hubiera quedado sin sentido " dice en " La razón de mi vida ".

La vida carece de sentido para muchos seres humanos. En el mundo debe haber millones de mujeres que, como Eva Duarte, transitan caminos oscuros, aburridos, vergonzantes, soñando en alguna entretela última del alma que llegará el momento en que todo ese galimatías incomprensible se ordenará al toque de una varita mágica. Pero la varita no llega nunca. Y sus vidas se van perdiendo en una enorme frustración sin rebeldía posible.

Eva Perón tuvo la suerte de salvar sus años de infierno con una oportunidad única de realizarse aunque el precio de esta realización fuera su propia vida. No es extraño, entonces, que se viera como una predestinada y que la sordidez de sus tiempos prehistóricos se le apareciera como una prueba del destino para sacarla templada y recia. Todo, todo estaba predeterminado por una voluntad misteriosa que la había estado preparando. Y cada uno de esos episodios tendría su contrapartida durante su vida pública, su agresividad hacia la clase alta y sus desprecios a las oligarcas que al principio de su hegemonía intentaron atraerla hacia sus inofensivos, envolventes tés de beneficencia, era la respuesta de la chiquilina de 7 años a la que no habían permitido dar el último adiós a su padre muerto ... Las venganzas que ejerció sobre las actrices que en su período oscuro fueron su rivales o sus enemigas, era el desquite por aquellos tránsitos a través del submundo teatral de la ciudad ... La respuesta que hizo transmitir a la ex Reina de España cuando ésta manifestó su deseo de conocerla en Suiza ( " Que se ponga en el camino, como todo el mundo ) o el desaire que infirió a la Reina de Gran Bretaña ( " O me aloja en el Palacio de Buckingham o no voy ...") eran la compensación por los lacrimógenos radioteatros en los que interpretaba a reinas, zarinas y heroínas de toda clase ...

Ciertamente no son muchos los casos de una compensación tan completa. Tal vez porque sabían que el caso de Eva Perón era irrepetible, las mujeres del pueblo que la amaron, las que formaban las huestes del Partido Peronista Femenino cuyos votos salvaron más de una vez el predominio electoral de Perón, se vieron en ella y mimaron su carrera como si fuera la propia. Su explosivo ascenso era un cuento de hadas donde todos sus fieles se sentían protagonistas y partícipes. Por eso Eva Perón, a pesar de sus diatribas contra los ricos, no rehusaba cargar con ninguna joya ni aparecer en las fotografías con los más deslumbrantes atuendos encargados especialmente en París y Florencia; sabía que su pueblo no la criticaría por ello, ya que todos los que la amaban se sentían enjoyados y embellecidos a su lado ...

Señalemos de paso que la evolución de su tocado marca con mucha claridad su evolución espiritual, durante los siete años de vida pública. Empezó con el pelo suelto, una cándida sonrisa y una " toilette " muy sencilla. Era cuando acompañaba a su marido en la campaña electoral de 1946 y desde el tren ensayaba sus primeros escarceos oratorios. Siguió luego el período del deslumbramiento: amplió generosamente su escote y empezó a cargarse de joyas, se fotografiaba luciendo resplandecientes vestidos de fiesta. Así apareció en una comida oficial al lado del cardenal Copello, que trataba de no mirar los hombros desnudos de la primera dama. Después de su viaje a Europa empieza Eva Perón a hacer más sencillo su tocado. Su complicado peinado, que le forma una suerte de dorada corona de trenzas, se va alisando hasta convertirse en un simple rodete de cabellos tirantes, semejante en apariencia, al que cualquier ama de casa de arma distraídamente antes de salir para la feria. Sus vestidos se convierten en trajes sastres comunes o conjuntos de lana. Y toda su figura se va tornando menos suntuosa, más afinada, más lisa y austera. Ya no sonríe tanto, no le importa exhibir su rostro más tenso, más iracundo. Eva Perón ha dejado de lado los chiches que le regaló el destino y ha asumido de manera total y excluyente el gran juego político que la vida le ha puesto en la mano.

A medida que avanzaban los años, la esencia masculina y viril de Eva Perón se iba evidenciando hasta en el aspecto físico. El progresivo autodespojo de joyas, peinados y lujos en sus vestidos daba paso a una sobriedad que en realidad le sentaba mucho mejor. Saciada la natural ansiedad femenina por todo lo que había soñado en sus tiempos anteriores, lo frívolo y superficial iba desapareciendo para dar lugar a cosas de fondo: sus odios profundos, sus profundas ganas de hacer cosas por su pueblo. Tenía a sus órdenes tres instituciones de enorme poder: el Partido Peronista Femenino, la Fundación Eva Perón y la C.G.T. Con esos tres pivotes, era capaz de mover el mundo. No sabemos qué hubiera pasado con Eva Perón si el destino le hubiera dado la yapa de algunos años más. Tal vez hubiera volcado más hacia la izquierda su intuitiva conciencia clasista; quizás hubiera chocado con el mismo Perón, imponiéndole una intransigencia que su marido no quería infundir a su gobierno. No lo sabemos porque su vida se truncó en el momento preciso de su transformación, cuando iba apareciendo la verdadera Eva Perón y quedaba atrás para siempre la enjoyada sonriente y desubicada mujer de los primeros años. No sabemos, siquiera, si fue mejor que cayera así, en ese preciso momento, a tres años del derrocamiento de su marido. La vida le dio mucho, muchísimo, y todo se lo quitó también rápidamente.

Pero también sabía que la vida no da nada gratuitamente; que todo debe ser pagado a su debido momento. Eva Perón obló su deuda sin regatear nada, sin piedad para nadie y en primer lugar, sin piedad para ella misma. Asumió la causa que sería " la razón de su vida " y le brindó todo: tiempo, tranquilidad, categoría presidencial, salud ... Y cuando llegó el final de su camino ya podía tocar con sus manos enflaquecidas, escualidas, la realidad de su mito que era lo único que dejaba a su pueblo. Tal vez podía alucinarse con su multitudinario y agotador velatorio - donde todos pudieron entrar, donde nadie quedó excluído, al revés de lo que ella vivió 27 años antes -, con su entierro faraónico, con las 8000 coronas de flores que la acompañaron y las 2000 personas contusas, heridas o desmayadas en la pugna por ver su cadáver. Acaso pudo ver todo en esos meses de 1952 que caían agotando la clepsidra de su tiempo, y ese sueño compensaba todo lo que había dado y todo lo que le había arrebatado la vida.

No pudo prever, en cambio, el escamoteo que hicieron de su cuerpo, reducido a una muñeca de color cremoso, del tamaño de una joven de catorce años. No pudo prever - ella que ya estaba en la víspera del monumento más grande la Argentina - que su cadáver llegaría a constituir un enigma, una obsesión y un elemento más en la construcción de su mito. Porque fue así. Los explosivos y vertiginosos siete años de Eva Perón fueron la culminación de un destino que hasta entonces se había arrastrado en la oscuridad, y que tres años después de su muerte volvería a sumirse en el misterio. Oscuridad y ambigüedad en su prehistoria; ambigüedad y oscuridad en su historia póstuma. Y en el medio, una vida deslumbrante, contradictoria; la imagen de una mujer singular seguramente irrepetible que pasó por la vida argentina como un meteoro, dejando en todos - los que la amaron y los que la aborrecieron - el sabor desconcertante de lo absolutamente diferente.

Imagen y texto cortesía de mi amigo Carlos Vitola Palermo de Rosario, Santa Fe, República Argentina.


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DOLORS CABRERA GUILLENDOLORS CABRERA GUILLENDOLORS CABRERA GUILLEN

Esta página está dedicada a mi esposa Dolors Cabrera Guillén, fallecida por cáncer el día 12 de marzo de 2007 a las 18.50 y por seguir su última voluntad, ya que conociéndome, antes de morir, me hizo prometerle que no abandonaría la realización de mis páginas web.

Homenaje a Dolors Cabrera Guillén


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