Jamandreu para EVITA. Dibujo original de Paco Jamandreu para Eva Perón.
Ha dicho el famoso modisto, showman, escritor, talentoso diseñador, autor de los libros " La cabeza contra el suelo " de Editorial Corregidor y de " Evita fuera del balcón " de Ediciones Ediliba: Este dibujo es del tallieur cuadrillé con adornos en terciopelo negro y sombrero con una rosa. Fue la prenda predilecta de Eva para su vida política. Hay una diferencia total entre la Eva de Europa o de las recepciones oficiales, luciendo fastuosas joyas de Ricciardi, brazaletes de Van Cleef & Arpels, esplendorosa entre sedas y encajes Chantilly, modelos de Balenciaga y Jacques Fath, vestidos de Maggie Rouff, tafetas de Balmain, suntuosos tapados de raso de Dior, parures de esmeraldas, zafiros de Birmania, perlas negras, chapeaux de Valois, de Claude Saint Cyr, de Rose Descat, de Colombier, carteras de Agnes, parfums de Marcel Rochas, el "Femme", las sandalias y los zapatos de Ferragamo o de Perugia, los visones, los armiños y una tiara de diamantes, obsequios del gobierno soviético, mostrando ella al mundo la imagen de una Argentina rica y brillante, y la Eva elegantemente sobria, con pequeños sombreros y trajecitos sastre, trabajando y ayudando a la gente en la Fundación, donde el berrido de los críos, el sudor y la mugre de los más pobres enrarecían el aire creando un ambiente de sordidez.
Quizás se sintió una reina, una bella reina de un cuento de hadas, una bella reina de su pueblo por el que de tantas maneras luchó. Muchos han afirmado que la conocieron, que fue una aventurera, una resentida, que tuvo un montón de amantes, que era una fanática, una trepadora, una vampira, que era esto o era aquello ... Su imagen fue deformada por el chisme, por la injuria y la calumnia, pero también distorsionada por la adulación y la obsecuencia. Pero todo eso no es lo más importante, lo fundamental es el amor, el amor de todos los pueblos que borra falencias y errores, que en definitiva es lo único que importa ahora, ahora cuando las maldades y las equivocaciones de los que vinieron tras ella engrandecieron su nombre. Ahora, cuando seguramente el Todopoderoso dió a su alma la paz que se pidió desde las grandes catedrales hasta en los humildes hogares, iluminando su imagen con aquel tallieur cuadrillé, tantas veces repetido, y que me acercó a la mujer más importante del siglo, cuando tenía yo la audacia, la inconsciencia de la juventud y ni siquiera había aprendido a llorar.
Imagen y texto cortesía de mi amigo Carlos Vitola Palermo de Rosario, Santa Fe, República Argentina.