DOCUMENTOS SOBRE EVA DUARTE DE PERON 


Eva Ibarguren EVA IBARGUREN EVA DUARTE EVA PERON EVA PERON EVA PERON EVA PERON

María Eva Duarte de Perón / Evita. Argentina 1919-1952

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HISTORIAS, ANECDOTAS y TESTIMONIOS 

Evita en el Hogar de Tránsito Nº 2, hoy Museo Evita, Lafinur 2988, Buenos Aires

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De Sergio Sinay, egresado de la Escuela de Psicología de la Asociación Gestáltica de Buenos Aires ( AGBA ), escritor, periodista, editor, novelista, investigador de los vínculos humanos, autor del libro La sociedad de los hijos huérfanos, editorial Ediciones B, Buenos Aires, 192 páginas, 2007:

Los valores morales, como la justicia, la solidaridad, la cooperación y tantos otros, pueden tener un costo en determinadas circunstancias. Pero no tienen precio: no están a la venta. Por eso hay que diferenciar lo que tiene un valor ( que se mide a través del precio ) y lo que es un valor, algo que no puede ser cambiado por otro valor.

El planeta, sus dirigentes, los que toman decisiones y miles de millones de personas han vivido rendidos ante tres palabras: Bolsa de Valores. Las idas y vueltas de esa Bolsa afectaron a millones de vidas.

Las cosas no han cambiado del todo; la Bolsa de Valores sigue rigiendo. Pero ahora sabemos algo. Las Bolsas de Valores ( ya sea en Madrid o en Buenos Aires, en Tokio o en Nueva York, en San Pablo o en Seúl ) eran y son, en lo que hace a valores, bolsas vacías, llenas de especulación y manipulación.

Hay cosas que creemos comprar, aunque no se vendan. Las casas, la ropa, las alhajas y hasta la reputación se pueden comprar y vender. El amor, la honestidad, la solidaridad, la compasión, la responsabilidad, la libertad, ni se compran ni se venden, salvo que estemos ante un fraude y falsificaciones. Millones de personas, con dirigentes políticos y económicos a la cabeza, construyeron un monumental y frágil edificio sin cimientos. Creyeron que tener más es ser más valioso, que la codicia es más fuerte que el amor, que la ambición puede desplazar a la solidaridad, que el otro no es prójimo, sino instrumento, que todo se compra y todo se vende, y que cotizar en Bolsa, con dinero fantasma, da autoridad y que asegura contra los riesgos de la vida, contra sus imponderables, contra el albur y la mortalidad. Pensaron, confiaron y se convencieron de que la felicidad se compra y se vende. Vivieron en una Bolsa, pero sin valores.

Cada persona adulta es responsable de su vida, de sus actos y sus consecuencias. Nadie le vende felicidad a quien sabe que la felicidad es la consecuencia de una manera de vivir, de una conducta moral, de la consecuencia con ciertos valores, valores reales, no los de la Bolsa.

En El corazón del hombre, dice el gran pensador humanista alemán Erich Fromm: " Tenemos que elegir los medios juntamente con los fines. No debemos confiar en que nadie nos salve, sino conocer bien el hecho de que las elecciones erróneas nos hacen incapaces de salvarnos ".

Las elecciones erróneas suelen ser aquellas que nos alejan de nuestros deberes. Y los deberes humanos anteceden a los derechos, como decía otra gran pensadora, la francesa Simone Weil, que combatió por la libertad en tiempos oscuros. " Sólo si cumplimos nuestros deberes, podemos empezar a reclamar nuestros derechos ", sostenía.

El filósofo André Comte - Sponville recuerda que hemos heredado una vida, una historia personal y social, y que eso nos hace a todos y siempre deudores. El deudor debe. Por eso tenemos deberes. Y con eso se construye la moral. Las actitudes morales no esperan recompensa y tienen en consideración los intereses de los otros. La moral exige que nos preguntemos: " ¿ Qué debo hacer ? " y que lo hagamos, en lugar de pensar en qué deben hacer los otros, esto es moralismo.

Vivimos tiempos difíciles; sin embargo allí asoma la oportunidad de recuperar lo moral, de reivindicar los valores humanos, los que dan sentido a nuestra vida.

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De Mariano Mores, músico, compositor, pianista famoso, director de orquesta y leyenda del tango:

La música está metida dentro de mí desde que tengo uso de razón. No soy un virtuoso, me siento un trabajador.

Fuí muy amigo del general Perón, y soy muy admirador de él, porque era un creativo en su trabajo y dejó marcada una época emblemática desde el punto de vista político. A él le gustaba mucho la música, era melómano, y conversábamos largos ratos.

La música tiene un poder, llega al corazón de la gente.

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Del Tte. Gral. ( R ) Martín Balza, veterano de la Guerra de las Malvinas, Jefe del Estado Mayor General del Ejército ( 1991 - 1999 ):

En diciembre de 1983, en la Argentina las esperanzas se cifraban en la restauración del Estado de Derecho y en el alumbramiento de una sociedad tolerante y pluralista. Se percibía la certidumbre del fin de un ciclo histórico, signado por el desencuentro, la inestabilidad institucional y el desprecio a las formas republicanas, por los militares - prioritariamente - pero con la aquiescencia cómplice de amplios sectores civiles. Se percibía un adviento laico.

La sociedad en su conjunto anhelaba dejar atrás, definitivamente, los seis golpes de Estado cívico militares del siglo XX, a los que había que sumar más de cuarenta conatos y planteos militares. De esas acciones se destaca por su vesania la masacre de un puebo inerme e indefenso en Plaza de Mayo, el 16 de junio de 1955, que provocó más de 300 muertos y un número no definido de heridos.

Entre 1955 y 1983, los militares se autoimpusieron el rol de tutores de la República y última reserva moral de la misma. Una especie de " casta salvadora ", que contó con el apoyo de los sectores de privilegio y la reacción, constituidos en grupos de interés, ante un pueblo marginado de la posibilidad de elegir, conculcada por los autoerigidos censores de la República.

Con el advenimiento de la democracia, la Fuerza debió superar lamentables desencuentros internos y pasiones equivocadas. Algunos pretendieron imponer soluciones al margen de la ley, el orden y la disciplina, alentados por la carencia de liderazgo de los mandos de entonces. El Ejército, unívocamente cohesionado en torno a la disciplina, dominó los alzamientos ratificando que la integración y su subordinación al poder civil eran un camino sin retorno. Ello no fue fácil y demandó derramamiento de sangre. La dolorosa experiencia cerró definitivamente las disensiones internas, restableciendo el principio de autoridad y disciplina.

Restaba aún superar las secuelas de la derrota de Malvinas, de la lucha fratricida y la institucionalidad criminal de la última dictadura.

Ello imponía enfrentar la situación y restablecer en plenitud la cohesión interna y el sano - pero no corporativo - espíritu de cuerpo y evaluar en forma crítica el pasado, con coraje, verdad y sin eufemismo alguno. También un cambio de cultura con centro de gravedad en el Sistema Educativo del Ejército. El lema fue: " No más parálisis por análisis ".

Con una acción docente se concientizó en oficiales y suboficiales el respeto por la Constitución Nacional y las instituciones de la República, la subordinación al poder civil, que la dignidad del ser humano es intocable y que el militar es un ciudadano de uniforme. Actuamos sin directiva alguna del poder político. El 25 de abril de 1995, institucionalmente - sin autorización ni previo conocimiento del gobierno - aceptamos públicamente que algunos hombres del Ejército habían cometido actos atroces y crímenes de lesa humanidad. Tenía la certeza de interpretar el sentir de miles de militares - en actividad y en retiro -, que me dieron comprensión y apoyo.

Reconozco que algunos militares en situación de retiro - acompañados por grupos civiles - intentaron oponer, sin éxito, una oposición cerril desde fuera de la Fuerza, pero se trataba de la conocida calaña que ha alentado no pocas desventuras y desencuentros.

El mensaje institucional del Ejército - que se conoció como " autocrítica " - fue acogido favorablemente por la sociedad argentina y la opinión pública internacional. Soy consciente de que se trató de un pequeño paso hacia la reconciliación y que contribuyó a encaminarnos a la ansiada concordia.

Para conocer más sobre los hechos del 16 de junio de 1955, clickear aquí.

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De Alba Piotto y Juan Tomás Erbiti, periodistas:

Desde aquella primera antinomia que trae desde la historia a Mariano Moreno vs Cornelio Saavedra, pasando por la civilización o barbarie, River/Boca, campo/ciudad, peronismo/antiperonismo, los argentinos acumulamos una interesante lista de opuestos que dividen las aguas cotidianas. El deporte nacional de la " opinología aplicada " hace que siempre nos posicionemos en alguna vereda. Aun cuando no se esté totalmente convencido de pararse aquí o allá. Poco importa.

En la Argentina, el país del " versus " - y acaso el único lugar del planeta donde se es de Los Beatles o de los Rolling Stones, nunca de ambos -, urge tomar partido por lo que sea: Ford o Chevrolet, hamburguesa o choripán, cerveza o vino, slip o boxer, azúcar o sacarina, Superman o Batman, rubias o morochas, y siguen las firmas. No el vano el chiste afirma que: " Donde hay dos argentinos ya hay una interna declarada ". Todo puede derivar en una división tajante. Y, en algunos casos, irreversible.

¿ Será privativo de la argentinidad componer una visión del mundo en base a opuestos irrenunciables ? ¿ Cuáles serán los balanceos de estas dualidades ?

Fue Immanuel Kant, en su célebre Crítica de la razón pura, el primero que aplicó al lenguaje filosófico la palabra antinomia. Según Kant, antinomia significa que respecto de una misma cuestión se dan dos proposiciones opuestas que pueden demostrase con fundamentos válidos tanto una como la otra. Es decir que cada opuesto tiene sus razones para justificar sus prevalencias sobre el otro y viceversa.

El sociólogo Fortunato Mallimaci define a las antinomias como visiones del mundo. La construcción se da primero en visiones simbólicas, después son sociales y por último, estatales. Esos pares binarios son atravesados por intereses económicos, simbólicos, religiosos y mediáticos que buscan imponerse. Las antinomias muchas veces son peligrosas en cuanto se absolutizan y demonizan. Para el sociólogo, la importancia de comprender estos mecanismos está en que esas antinomias son usadas por el poder para clasificar y luego deslegitimar o suprimir de un sistema. Pone por ejemplo a la antinomia que atravesó el último medio siglo de la historia nacional: peronismo/antiperonismo.

Según Silvina Dulitzky, psicoanalista, " esa tendencia del argentino habría que pensarla como un efecto de masas y no de la psicopatología individual. Esta forma de adhesión y cohesión grupal tiene en su estructura el mecanismo identificatorio de las masas. Es un mecanismo dador de identidad ".

Según el psicoanalista Carlos Repetto, " la ambivalencia y la ambigüedad son estructuras básicas del universo profundo real o inconsciente de las personas. No es un rasgo de argentinidad. En toda cultura, por lo menos occidental, se da de infinitas maneras.

El historiador Felipe Pigna sostiene que " no es privativo de los argentinos esta costumbre de dividir las aguas ". Y destaca la pica que tiene el sur de los Estados Unidos contra el norte.

Cambian los términos, pero no lo expresado en la antinomia. Por ejemplo cabecita negra/oligarca expresa la histórica antinomia que da sentido a las luchas de clase.

Así estamos, divididos, igual que siglos atrás. Y así nos va.

¿ Algún día estaremos de acuerdo ?.

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Del Gral. Eduardo Lonardi, miembro de la llamada " Revolución Libertadora ", presidente de facto de la República Argentina ( 23 de setiembre de 1955 - 13 de noviembre de 1955 ), en el libro Mi padre y la revolución del ´55, de Marta Lonardi, ediciones Cuenca del Plata, Buenos Aires, 306 páginas, año 1980:

Con cañonazos no conseguiremos nada más que exacerbar a los obreros. Será un procedimiento muy poco hábil, desde el punto de la vida democrática, poner al movimiento peronista en la clandestinidad con la persecución.

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De Blanca Luz Brum, escritora y poetisa, colaboradora con el peronismo, integrante del equipo de prensa de la Secretaría de Trabajo y Previsión, autora del libro En brazos de su pueblo regresa Perón, editorial Mo-Pa-Sa, Buenos Aires, año 1972, material citado en el libro Eva Perón - Abanderada de los humildes, de Araceli Bellotta, editorial Capital Intelectual, 152 páginas, año 2008:

Fue un amanecer limpio y puro el de ese 17 de octubre de 1945.

Caminé hacia los puentes que unen a la ciudad con los barrios obreros de los frigoríficos, constatando que el pueblo de Berisso y Avellaneda se encontraba impedido de avanzar hacia la ciudad ante los puentes alzados por la policía. Un escalofrío de terror me estremeció al ver apostado allí al poderoso escuadrón de la Policía Federal compuesto por hombres de rostros oscuros y feroces, imponentes y rígidos dentro de sus uniformes negros, montados en caballos relucientes, que escarceaban nerviosos, golpeando con sus cascos el empedrado. Ví cómo saltaban las chispas de las piedras. Ví el brillo de los sables, de las balas y de los revólveres, sobre los que se apoyaban las manos listas para disparar.

Miré hacia la otra orilla del río y un espectáculo inolvidable golpeó mi sangre, llenándome los ojos de lágrimas. Miles de seres humanos, hombres, mujeres y niños, sacudían los terribles puentes de hierro como tratando de derribarlos, tenderlos de orilla a orilla, eran los aguerridos obreros peronistas de esos históricos reductos laborales que no estaban dispuestos a quedar marginados de la gran batalla que se iba a librar ese día, que no estaban dispuestos a quedarse llorando de impotencia, separados de los que a esa misma hora invadían la ciudad con su tremendo clamor.

Arreciaban las amenazas, los gritos, las palabras soeces: ¡ Bajen los puentes ! ¡ Bajen los puentes ! ¡ Viva Perón ! ¡ Viva Perón ! ¡ Dejen pasar, hijos de puta !.

Los soldados seguían impasibles con sus rostros hieráticos y sus carabinas, balas en boca. De pronto, el pueblo se lanzó a las aguas para llegar a la ciudad nadando, otros tomaban botes que desbordaban de mujeres y niños, se les veía enardecidos y furiosos desafiando al siniestro escuadrón dispuestos a ganar la orilla y entrar a la ciudad a cualquier precio.

Pero algo sucedió entonces, algo inesperado y grande, la imprevista, la misteriosa reacción que en determinados momentos decide la actitud del ser humano. Aquel oficial, el jefe del escuadrón, al ver el arrojo, el heroísmo de aquella muchedumbre incontenible y dando libertad a su propio sentimiento oculto, desenvainó resueltamente el sable y, agitándolo en alto, gritó con todas sus fuerzas: ¡ Viva Perón !, que como un eco lo repitió, pareciendo un alarido salvaje, cada soldado, al mismo tiempo que enarbolaban sus sables en señal de solidaridad.

Entonces, el jefe dio una sóla orden: ¡ Bajen los puentes, que pase el pueblo !.

Y el pueblo pasó.

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De Miguel Angel Villanueva, político, en el periódico santafesino El último de la semana, número 132, noviembre de 2008:

La doctrina justicialista inculcó en la Constitución del año 1949 un sistema productivo y de inclusión social que aún es el más moderno del mundo, tan sólo hay que ponerlo en práctica para que vuelva el trabajo y la felicidad al pueblo argentino.

La realidad histórica nos demuestra que las actividades productivas se desarrollan mediante el influjo financiero para expandir el mercado. Los países capitalistas utilizan el mercado o las bolsas de valores para expandir las empresas y de esa forma el trabajo que ellas producen. Este modelo económico - financiero pareciera haber llegado a su fin. La fenomenal crisis global lo sentencia. Pero para la economía justicialista existe una formula distinta, involucrando a los sectores de la producción en un mismo plan de desarrollo.

Evidentemente los tiempos cambian y la modernidad, tecnificación y mecanización de las herramientas disminuyen las fuentes de trabajo, simultáneamente el crecimiento en la expectativa de vida, sumado a la superpoblación mundial asfixia la productividad universal, por eso la Doctrina Justicialista hace décadas contempló esa realidad y creó organismos para establecer las formas de trabajo y retiro, a la vez que incorporó nuevos entes de capacitación obrera, cuestión de calificar la mano de obra y dividir el trabajo proporcionalmente bajo una consigna: " Producir lo que se consume ".

En las mesas de debate toda la dirigencia discute decenas de alternativas, ninguna contempla al hombre como escencia del fenómeno productivo, en cambio el Justicialismo desarrolló en los dos primeros gobiernos de Perón un andamiaje para incorporar al ser humano en el epicentro de la situación.

En 1946 la expectativa de vida del hombre no superaba los 62 años en el varón, en consecuencia se estableció una edad jubilatoria acorde a la realidad, por otra parte la posguerra necesitaba manos obreras que reconstruyeran el planeta y eso fue lo que se propuso el justicialismo.

Con el devenir del tiempo y el Justicialismo proscripto, los gobiernos de turno utilizaron los fondos de las Cajas previsionales como eje de financiamiento del déficit del Estado, de esa manera dejaron de cumplir su rol productivo en las distintas actividades, ya sea de industria, comercio, marítima, etcétera.

Las presiones de organismos internacionales lograron reunir todo ese dinero disponible en menos Cajas de Previsión, de esa manera se fusionaron las mismas y quedaron tres, cuestión que desfinanció el sistema y perjudicó el futuro de los trabajadores que se iban a jubilar.

El tercer gobierno del Gral. Perón fue fugaz y en 1976 el ministro de la dictadura, el economista José Alfredo Martínez de Hoz volvió a meter mano en las Cajas de Previsión, aniquilando las mismas.

Con el advenimiento de la democracia en 1983 todo continuó igual, en Argentina era un sueño jubilarse, hasta que el presidente Carlos Saúl Menem con el asesoramiento del economista Domingo Felipe Cavallo decidieron entregarle la recaudación de los trabajadores a los bancos, de esa manera se crearon las administradoras de esos aportes que hacían al sistema de los trabajadores.

Las AFJP ( Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones ) no capitalizaron al 14 %, cobraron comisiones que superaban lo establecido y fugaron en pocos años millones de dólares. Aún falta establecer dónde invirtieron esos años y cuál metodología utilizaron, ya que se sospecha de empresas fantasmas creadas por los funcionarios de las AFJP donde invertían los aportes de los trabajadores. Por ejemplo, estas empresas hacían las inversiones exigidas por la ley, en consecuencia cumplían empíricamente esa parte, sin embargo cuando los títulos invertidos daban grandes ganancias, los express no se reflejaban en los fondos de capitalización, pero cuando la ganancia era neutra o sensiblemente positiva sí se asentaba contablemente en las cuentas de las administradoras.

En noviembre de 2008 el Senado aprobó la estatización de los fondos privados. La sanción de la ley transfirió al Estado la multimillonaria suma acumulada por las AFJP.

Los seres humanos siguen trabajando y quieren algún día jubilarse, por ello debemos volver al Justicialismo y ubicar en el centro al ser humano.

La tecnificación del trabajo conlleva el flagelo de la desocupación, en consecuencia la jornada laboral debe reducirse para incorporar a todo ser humano al sistema del trabajo, eso sí, con programación e inclusión.

La expectativa de vida creció y eso es bueno, el hombre encuentra más tiempo para disfrutar, sin embargo seguimos tratando al ser humano como en el pasado. Lo obligamos a las mismas jornadas laborales, le negamos los beneficios logrados por la técnica y la ciencia, no lo incluimos como especie inteligente y finalmente le ponemos fecha de su exclusión social o retiro del trabajo.

Es impensable establecer genéricamente el momento en que el hombre tiene que dejar de trabajar o jubilarse. Salud física y mental, estado social y otras circunstancias deben determinar el momento cuando el ser humano no puede rendir más en el trabajo.

Los flagelos modernos de la sociedad determina que jóvenes sean viejos y veteranos sean muy jóvenes, por ello las pautas de retiro deben ser graduales, tal cual se implementaron en el primer gobierno del Gral. Perón.

Es importante establecer que tanto el capitalismo como el comunismo abandonaron la teoría humanista, unos la cambiaron por la Corporación y los otros por el Estado. La realidad demuestra que ni unos ni otros se ocuparon del ser humano y utilizaron a éste con intereses propios. El Justicialismo sí se ocupó del hombre y lo hace partícipe de los beneficios del trabajo y el descanso.

En la actualidad los hombres deben jubilarse a los 65 años y las mujeres a los 60. ¡ Qué disparate !, según el ritmo de vida los seres humanos a esa edad todavía tienen mucho para dar.

Nadie pensó que el retiro debe ser gradual y conforme a la necesidad del trabajador. El sistema debe financiarse genuinamente, en consecuencia el sistema son los retirados y los que se mantienen en actividad, por ello hay que replantear la forma de retiro, por ejemplo escalonadamente, como lo planteaba la CGT en 1954. Si trasvolamos a nuestra realidad esa metodología podríamos escalonar la edad jubilatoria desde los 55 años para los varones y 50 para las mujeres, haciendo futuro el momento donde el hombre deje definitivamente de trabajar.

En 1954 los dirigentes gremiales pensaron que los trabajadores podían y debían trabajar mientras se sintieran con fuerzas, por ello el gobierno peronista estableció distintas graduaciones de aportes y horas laborales para los trabajadores que excedían la edad que imponía el sistema.

El sistema previsional se fortificaría con mayores aportes y los seres humanos seguirían sintiéndose útiles.

Si escalonáramos el retiro podríamos regular el mismo con disminuciones horarias. Por ejemplo: a los 55 años reducir a 6 horas diarias, a los 60 años, 5 horas, a los 65, 4 horas y así sucesivamente hasta lograr una ecuación donde los límites sean las fuerzas del ser humano, por otra parte también deberíamos escalonar el ingreso de los jóvenes al trabajo productivo, tan sólo hay que respetar una regla de oro: " Producir lo que se consume ".

El problema no existe en las formas y los métodos, sino en el fondo de la cuestión. Solamente hay que plantear cuál es el rol del hombre en el planeta, sus objetivos, su esencia y motivo de vida, lo demás es cuestión de sistema.

¡ Qué lástima que los que se dicen peronistas se olvidaron de Perón y de Evita ! ¡ Qué tristeza da ver a la Constitución más moderna escondida en el desván de los recuerdos !

Ojalá la dirigencia encuentre en la Historia las respuestas para hacer felices a los niños de hoy.

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De María Ana Rago, periodista, en el Suplemento de Espectáculos de diario CLARIN, enero de 2009, Buenos Aires:

La literatura siente predilección por la figura de Eva Perón.

Evita sugiere novelas, películas y obras de teatro que giran en torno a su persona.

En el Teatro Lola Membrives, en la céntrica y porteña calle Corrientes, Nacha Guevara es Eva - El Gran Musical Argentino, y en la turística Mar del Plata, en el Teatro Radio City, la obra El evangelio de Evita, una pieza teatral escrita y dirigida por Carlos Balmaceda, adaptación de una novela del mismo autor, y que protagonizan Alejandra Darín y Juan Vitali.

Alejandra interpreta a Eva y él, a todos los los demás personajes, a Juan Domingo Perón, al P. Hernán Benítez, Juan Duarte, José Espejo, Héctor Cámpora, Roberto Arlt y a Contreras, un personaje ficticio que representa a toda la oposición.

Interesantes trabajos para ver y disfrutar y también reflexionar.

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De Fabio Zerpa, escritor, conferencista, embajador cultural de Uruguay, ufólogo, parapsicólogo, historiador, internacionalmente reconocido por sus estudios e investigaciones sobre el fenómeno OVNI y vida extraterrestre:

Evita cambió la historia del país, bien o mal, según los distintos enfoques de historiadores y críticos.

Significativa e importante, una joven mujer que interpretó y cumplió con los principios de la doctrina peronista, estemos o no de acuerdo con ella.

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De la Federación de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación ( FAO ), del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia ( UNICEF ) y del Centro de Lucha contra el Hambre de la Universidad de Buenos Aires ( UBA ), en un amplio informe, según datos destacados en diciembre de 2008:

En la Argentina mueren 8 niños por día por desnutrición.

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De Alejandra Darín, actriz de amplia trayectoria en teatro, televisión y cine, protagonista de la obra teatral El evangelio de Evita, hermana del destacado director, guionista y actor argentino Ricardo Darín:

No tengo un parecido físico con Eva y eso se lo planteé al autor. Pero finalmente no nos detuvimos en eso, porque la idea es mostrar un mundo interno.

La obra no es tendenciosa y refleja el famoso carácter de Eva.

El evangelio de Evita transcurre en setiembre de 1951, cuando faltaban pocos meses para que ella muriera. Sucede después del acto del 22 de agosto, en el que se pedía que la fórmula fuera Perón - Eva Perón. Más precisamente, El Evangelio de Evita cuenta los días en los que Eva, se supone, vino a Mar del Plata, luego de haber renunciado a esa candidatura, y juega con la sospecha de que se recluyó en un chalecito de Punta Chica, con su confesor, el padre Hernán Benítez.

No soy especialista en política ni pretendo serlo, pero me informé leyendo e investigando sobre esta parte de la Historia nuestra tan reciente, que nos marcó tanto, y que ni en la escuela primaria ni secundaria me hablaron.

No soy peronista ni antiperonista. Creo que si hay algo en lo que la Historia de nuestro país nos ha hecho especialistas es no tomar una postura terminante. Desconfío de lo que es rígido, desconfío de los fanatismos, no tengo religión. No me gusta nada lo que separe a las personas. Busqué mucho material en bibliotecas y en Internet, y en los testimonios y recuerdos de quienes vivieron aquella época.

Mi madre, actriz, en el invierno de 1952 había sido contratada por una radio marplatense para hacer una obra de teatro. Al producirse el fallecimiento de Evita se suspendió la obra, no estrenó. Y qué notable, la hija, décadas más tarde, esté interpretando a la persona por la que ella, en ese momento, se quedó sin trabajo, y ahora me da trabajo a mí y a metros de aquel teatro.

Evita fue una mujer que se destacó, por lo que haya sido, y más en esa época, y eso me parece meritorio. La relaciono fundamentalmente con el logro del voto femenino y con la justicia que hizo con los más desprotegidos.

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De José Ricardo " Pepe " Eliaschev, periodista y escritor, docente, conductor radial y televisivo, columnista de los diarios Perfil, La Capital, Buenos Aires Herald, Diario Popular y El Día, en el suplemento El Observador, Diario Perfil, Buenos Aires, diciembre de 2008:

10 de diciembre de 1983. ¿ Restauración de la democracia ? Mentira grosera. Ese 10 de diciembre no se restauró nada. Ni Frondizi en 1958, ni Illia en 1963, ni los presidentes peronistas de los 70 ( Cámpora, Juan Perón, Lastiri e Isabel ) gobernaron democracias.

Los gobiernos de Irigoyen ( el de 1916 - 1922 y el iniciado en 1928, pero abortado por el golpe del ´30 ) y el de Alvear tuvieron origen electoral pero, juzgados desde los criterios inclusivos y representativos de hoy, no podrían ser calificados a la altura de los de 1983. No votaban las mujeres, la mitad del padrón.

Los comicios de 1946 y 1951 tampoco podrían ser encuadrados, pese a la mayoría justicialista en ambos casos, como jornadas de las que surgieron mandatos democráticos. Según la precisa y contundente definición de Luis Alberto Romero, democracia es un sistema de gobierno con " supremacia de la ley, división de poderes, responsabilidad ciudadana, debate general para la construcción del interés general o, al menos, de acuerdos razonables ". Esta sencilla y poderosa descripción revela que la democracia argentina nació apenas un cuarto de siglo, endeble, hipotecada y sin cláusulas contractuales que susciten un masivo compromiso social para respetarlas en serio.

Jugarreta de la historia, esas Fuerzas Armadas corrompidas y brutales que derramaron crueldad, torpeza y mediocridad desde que derrocaron a Yrigoyen y plagaron al país de golpes de Estado, en todos los casos apoyados por sectores civiles que en algunos casos eran sustanciales, organizaron y presidieron elecciones libres de la que surgió la era en que vivimos, aún erecta, pero atribulada y cascoteada.

Sigue siendo válida la fulminante sentencia de Guillermo O ´Donnell, incluida en su luminoso e imprescindible El Estado burocrático autoritario de 1983, cuando describe el sistema político argentino como " profundamente antirrepresentativo y agresivamente antiinstitucional ". Para O ´Donnell, " hay una historia argentina de gran descuido de la institucionalidad, que viene de mucho antes del día de hoy " y por eso marca a fuego " una posición agresivamente institucional, en la medida en que los líderes sienten que son la encarnación de los verdaderos intereses de la Nación. Desde esta visión ultradecisionista, cesarista, las instituciones son un obstáculo. Un parlamento con personalidad propia demora; un Poder Judicial independiente independiente molesta ".

" Todos somo humanos y falibles, pero esta vez contamos con muy poco espacio para el error o la flaqueza " reconocía Alfonsín el día que asumió, en su mensaje al Congreso. No es que hoy haya poco espacio. Ya no hay espacio alguno.

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De Eduardo Alberto Duhalde, político, abogado, escritor, notario argentino, presidente interino de la República Argentina desde el 2 de enero de 2002 al 25 de mayo de 2003:

Es saludable que los argentinos apreciemos los avances obtenidos desde 1983 en el terreno de las libertades civiles y los derechos humanos. Afortunadamente la etapa democrática logró ahuyentar definitivamente el viejo fantasma de las dictaduras militares. Pero es innegable que el sistema político no ha sido capaz de solucionar muchos problemas que aquejan a nuestro país desde hace más de 50 años, en especial los relacionados con las injusticias sociales derivadas de una estructura inequitativa de reparto de la renta. No obstante, esta revisión del último cuarto de siglo nos brinda la oportunidad para reflexionar acerca de lo sucedido y proyectar los desafíos de la democracia argentina.

La principal deuda acumulada en estos años es la que el Estado tiene con los más desprotegidos. La clase dirigente no ha sido capaz de terminar con el hambre, la desocupación, y la falta de viviendas, escuelas y hospitales para todos. Adicionalmente irrumpió en las comunidades un nuevo enemigo de la paz ciudadana: la inseguridad. Si en cualquier parte del mundo la realidad de grandes capas de población excluida de sus derechos más elementales es una bofetada en el rostro de la política, en nuestro país es directamente incomprensible. Somos el gran generador de alimentos para nosotros y para el mundo, pero no supimos comprender aún la importancia de la estrecha vinculación entre lo político - institucional y lo productivo. No entendimos que la economía es siempre política. Nos toca en el futuro inmediato asumir que los países se hacen grandes por la producción. Y no considerar sinónimos al crecimiento y el desarrollo. Nuestro objetivo debe ser producir más y repartir mejor.

La política es un asunto demasiado serio como para dejarlo exclusivamente en manos de los políticos. La hipocresía política, el pensar una cosa y decir otra, le hizo mucho daño al país. Sirva como ejemplo la conducta de los políticos a partir de fines de los años 90, cuando la convertibilidad se había agotado. En conversaciones privadas, la enorme mayoría de la dirigencia sostenía que mantenerla era un error. Pero cuando se encendían las cámaras o abrían los micrófonos, decían lo contrario. Pagué alto costo al decir que ese modelo estaba agotado. Y momentos antes de asumir la presidencia de la Nación enorme fue mi sorpresa cuando, al escuchar los discursos de las bancadas políticas, todos dieron una formidable cantidad de consejos y un sinfin de consideraciones, pero nadie se animó a pedir la firma del certificado defunción de una convertibilidad que ya no existía.

En democracia, un buen gobernante no es el que manda sino el que conduce. Mandan los dictadores, y cuando son obedecidos, es porque detentan la fuerza que - como nos enseñara el general Perón - es el derecho de las bestias. La democracia requiere un proyecto y la capacidad para encolumnar al conjunto detrás de esas ideas con diálogo y persuasión. Aun en los momentos más trágicos, el diálogo y el consenso son determinantes para lograr políticas de Estado sostenidas en el tiempo. Sólo si podemos generar los consensos necesarios por vía del diálogo plural y no de una imposición intolerante, corregiremos una lógica política y económica que no es exitosa para construir una nación justa, moderna e incluyente. Para ello, será crucial recomponer las instituciones de la República.

Restaría agregar un desafío más, que quise dejar por fuera ya que es la gran tarea que tenemos por delante como legado a nuestros hijos. Esa tarea es, ni más ni menos, recuperar el sueño de un proyecto colectivo; reconstruir nuestra capacidad de imaginar un proyecto y llevarlo adelante contra viento y marea. Si lo logramos, no podrán derrotarnos, porque los únicos derrotados en este mundo son quienes no creen en nada.

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De Mercedes Urquiza, escritora y curadora de arte:

Hay varios elementos que podrían servir para explicar por qué Daniel Santoro es uno de los artistas argentinos más discutidos, festejados y conocidos, aun fuera de las fronteras del circuito del arte. Entre ellos se destacan, sin duda, su hiperactividad y la indudable calidad plástica y conceptual de su obra, un conjunto con una poderosa lógica interna que tiene una virtud esencial y bastante difícil de encontrar en estos días: la de moverse dentro de un universo propio y reconocible, que se retroalimenta siempre a sí mismo.

Por otra parte, en la popularidad de Santoro también juega un papel fundamental el hecho de que su obra reflexiona obsesivamente sobre la mitología peronista. Para comprender la relevancia y el impacto de la obra de este artista nacido en Buenos Aires, en 1954, es absolutamente necesario inscribirla dentro de un contexto histórico - político en el que la suya es de las tantas voces que tienen algo qué decir sobre el legado peronista en el pasado y el presente de la Argentina.

El aporte que hace Santoro a este reverdecer del " peronismo histórico " es proponer distintos tipos de reflexiones a partir de ejercicios plásticos protagonizados por los hitos de la iconografía justicialista, en un registro que coquetea con los parámetros del realismo soviético y el muralismo mexicano. Con ellos evoca los años del primer gobierno de Juan Domingo Perón, en los que se produjeron transformaciones fundamentales, que hasta el día de hoy, provocan reacciones de amor y odio, y cuyas imágenes están selladas a fuego en las retinas y la memoria de varias generaciones de argentinos.

Utilizando postales profundamente asociadas con el imaginario peronista ( las campañas proselitistas, la escolaridad masiva, las monumentales construcciones públicas, los descamisados y hasta el carácter divino de la figura de Evita ) Santoro construye un universo simbólico exagerado y fantástico con el que ya lleva años trabajando.

La nueva vuelta de tuerca del " Universo Santoro " ha podido verse en la galería Palatina, situada en la aristocrática calle Arroyo ( sede curiosa, epicentro geográfico del " gorilismo " ). Titulada Civilización y barbarie - El gabinete justicialista, la muestra volvió a echar mano del panteón peronista pero fue aún más lejos en el camino de reformulación fantástica que el artista venía elaborando en series anteriores. Entre las obras se destacaron El descamisado gigante expulsado de la ciudad, Centauro descamisado con cautiva, Campamento de la Juventud Peronista y La Piedad - Eva Perón devora las entrañas del Che Guevara, un cuadro que resume toda la propuesta estética y conceptual de Santoro.

Como ocurre con muchos trabajos de Santoro, la metáfora política y un cúmulo de significaciones conviven y proponen una alabanza tan desmesurada del peronismo y sus símbolos que no es fácil reconocer si se trata de una celebración o de una burla.

Para conocer más sobre Daniel Santoro, clickear, por favor, aquí

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De Silvina Friera, periodista de diario Página/12, en entrevista a Felipe Pigna, Suplemento Cultura & Espectáculos, Buenos Aires, Argentina:

Quizás pocos temas sean tan complejos y apasionantes como el peronismo.

Quien decide estudiarlo y analizarlo, desde la historia, la sociología o la ciencia política, sabe que se mete en un berenjenal. No es posible la asepsia ni mucho menos una aparente neutralidad. En Los Mitos de la Historia Argentina 4, dedicado a La Argentina peronista ( 1943 - 1955 ), Felipe Pigna no pretende quedar bien con nadie. La misión habría sido francamente imposible. El peronismo en sí, como el historiador lo advierte en la introducción, es incorrecto por definición.

Al leer el material sobre el período, uno ve fácilmente los baches. En aquellos libros donde el autor es peronista no se encuentra ni una coma sobre los rasgos autoritarios de movimiento. Y al revés: en un libro antiperonista no aparece nada elogioso sobre las políticas sociales, sanitarias y educativas. Evidentemente está tan sesgado, que mi primer planteo fue respetar al peronismo como movimiento histórico fundamental de la historia argentina. En ese respeto entraba el hecho de contar sus aspectos positivos y negativos, porque neutros no tiene ninguno, aclara el historiador Pigna.

A Perón y al peronismo se los calificó de fascistas. Esta confusión tiene un origen entendible por la clara admiración de Perón por Mussolini, expresada en varios de sus artículos o reportajes, pero que no se traduce en su práctica política en cuanto al sujeto social que elige, el movimiento obrero, y en cuanto a los cambios que lleva adelante en la estructura social argentina. Perón no renuncia a esa admiración por Mussolini. Pero cuando los servicios empezaron a investigar a Perón, a su regreso de Europa, entendieron que cuando él hablaba de fascismo ponía demasiado énfasis en su aspecto movilizador de masas, entonces consideraron que Perón era comunista. En el libro le doy preponderancia a lo ideológico, que es clave para entender al peronismo, y lo trato con el respeto, insisto, que merece un movimiento como el peronismo, independientemente de su incorrección y de su difícil clasificación, cosa que es un problema más de los europeos que nuestro.

No deberíamos tener esa dificultad de catalogar al peronismo como de izquierda o de derecha; es una especie de obsesión de los estudiosos europeos o norteamericanos. Tenemos que pensar nuestra historia desde nosotros, no desde las categorías clásicas europeas que nos llevan a errores. En un seminario en Londres, adonde fui invitado a participar por el Bicentenario de las Invasiones Inglesas, había un profesor de la Universidad de Londres que hablaba muy despectivamente de Latinoamérica y de la Argentina. " ¿ Qué se podía esperar de un país que tuvo un velorio de quince días como el de Evita ? ", se preguntaba el académico. A lo que le contesté que si íbamos a juzgar a los países por los velorios, la verdad que como parámetro me parecía de poca calidad. Podríamos decir lo mismo de Inglaterra con el velorio de Lady Di, y no vamos a comparar la cualidad política de Evita y su injerencia en la historia con la de Lady Di. Siempre nosotros tenemos que demostrar qué no somos. Pero en mi libro la mirada es otra: desde nosotros, desde lo que fue realmente el peronismo, desde su intrincado armado, con tradiciones más conservadoras y más revolucionarias.

Perón logró convocar en la Bolsa de Comercio a todos los representantes de la alta burguesía y los invitó a participar de esa alianza de clases, inclusive a encabezarla y conducirla, pero ellos juzgaron que Perón era " demasiado obrerista ". Se da esa situación tan interesante que mientras el movimiento obrero hegemonizado por la izquierda lo acusaba de fascista, la burguesía, dudosamente llamada nacional, lo tildaba de izquierdizante y obrerista, básicamente por su trayectoria en la Secretaria de Trabajo y Previsión Social y la promoción de decretos como el Estatuto del peón, que quizá fue lo que más le molestó a la burguesía, que entendía que era una intromisión desmedida del Estado en su fuero natural, la estancia. Esto fue determinante en cuanto a la no incorporación de esa burguesía al frente que le proponía Perón. Por supuesto la clase media, muy vinculada con los gustos y pareceres de las clases altas, se acopló a ese rechazo más bien desde el lado formal.

En la contratapa del cuarto tomo, el perfil un tanto adusto de Perón contrastado con la cálida sonrisa de Evita, se imprimen en una tarjeta navideña de 1949 en la que los líderes del movimiento les desean a " sus queridos descamisados " Feliz Navidad y Año Nuevo. Evita tuvo una actitud un poco más radical que Perón, pero nunca se separó de Perón, nunca hizo política aparte. Cuando Perón la desautorizó, tanto en la candidatura a la vicepresidencia como en el caso de las milicias armadas, Evita acató militarmente lo que Perón le ordenaba. Evita, por su discurso de barricada aparecía como un sujeto más pasible de ser reciclado en la radicalización del peronismo; cosa que es incomprobable, aunque hay algunos elementos que le dan algún sustento a esa lectura. Pero es absolutamente inadmisible desde el punto de vista histórico porque uno no tiene la posibilidad de plantear " que hubiera pasado si ". La ucronía no es para el historiador.

Perón no estaba en los cálculos de nadie, pero lo que sí debía haber estado en los cálculos de alguien eran esos millones de personas marginadas, a las que nadie atendía ni electoral ni sindical ni socialmente. Había un error táctico y estratégico que no era sólo de coyuntura sino de largo plazo. La izquierda se olvidó de una masa que, porque no votaba, estaba fuera del sistema o no correspondía al parámetro marxista del proletariado, no fue tenida en cuenta. Y ése fue un error gravísimo. El otro error fue haber identificado a Perón como el nazifascismo en la Argentina, la prolongación de Hitler y Mussolini aquí. Pero también hay que decir que esa izquierda fue muy perseguida por el peronismo; les cerraban los locales, sus dirigentes fueron perseguidos y hubo torturados. El aspecto más interesante para debatir, desde una perspectiva de izquierda, es hasta dónde el grado de coerción y violencia que ejerció el peronismo se justificó. Hasta qué punto fue necesaria esa coerción para hacer los cambios que se hicieron. Estoy en contra de esa coerción, pero es interesante pensar si hubiera sido posible realizar esas transformaciones sin algún tipo de violencia, como en toda revolución o cambio profundo, sobre estructuras tan poderosas como las que había que modificar. Ese debate se trata de eludir, pero yo no lo eludo en el libro. Afortunadamente, a las personas nos resultan sumamente irritativo la prohibición de medios, la censura, la tortura, pero esto no era así durante la época del peronismo. Tampoco fue así cuando los detractores del peronismo llegaron en el ´55, y fueron mucho más allá porque torturaron y fusilaron masivamente. Estamos hablando de un grado de violencia extraordinario, en ambos sectores, y de distintos niveles e intensidades. Era una sociedad muy violenta e intolerante. En el lenguaje y en la práctica política de la época había cierta legitimación de la violencia, de unos y de otros.

Hoy muchos se dicen peronistas, cualquiera quiere tener una pata peronista. Los requisitos para pertenecer son cada vez más lábiles. No hay identidad; creo que esto se fue viendo a partir del ´83. Hasta ese momento estaba claro qué era el peronismo, con todos sus pros y sus contras ... Hoy no es así, aunque distingo al militante de base, que sigue remitiendo a Perón y Evita, y lo respeto absolutamente. Estoy hablando de todos esos personajes que se quieren montar en lo que suponen sigue siendo mágicamente la ideología popular. Ni los propios peronistas saben a dónde va el partido. Lo que sí podemos decir es que el partido peronista está muerto. El partido como sello de goma, como estructura, no existe; o existe por su aparato, pero no convoca militancia ni adhesión natural, si lo comparamos con lo que fue ese partido y lo que provocó en otro momento de la historia argentina, concluye Pigna.

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De Juan José Giani, licenciado en Filosofía, docente de la UNR ( Universidad Nacional de Rosario ), escritor, autor del libro Filosofía en política, con prólogo de Horacio González, editorial UNR, 272 páginas, año 2008:

Los archivos de la picaresca argentina atesoran una suculenta anécdota del general Perón. A mediados de la década del 60, un periodista de ocasión requirió al líder exiliado un diagnóstico acerca de la composición de las identidades políticas locales. El hombre enumeró: " Creo que debe haber un 30 % de radicales, un 30 % de conservadores, un 25 % de socialistas y un 15 % de liberales ". El entrevistador, intrigado, repreguntó: " Pero ... general, ¿ y los peronistas ? ". " Ah ... bueno ", aclaró el ex presidente, " peronistas son todos ".

Enfundada bajo el ropaje de un sarcasmo desconcertante, aquella aseveración ejercitaba el procedimiento conceptual que Perón heredó de Arturo Jauretche: desplegar verdades medulares auxiliado por el humor o apelando al refranero popular. Puesto de otra manera: Perón no estaba burlándose de su interlocutor sino sirviéndose de un absurdo aparente para transmitir una certeza que suponía incontrastable: el Justicialismo no era una doctrina entre otras sino una suerte de supraideología colectiva, un paraguas multívoco que consentía la variedad siempre que ésta respetase la cristalina sabiduría de las tres banderas: soberanía política, independencia económica y justicia social.

Ese corpus totalizante de valores tenía un portador social protagónico, el movimiento obrero; y un arbitro que se reservaba las atribuciones para delimitar el terreno de la discrepancia tolerable, el propio Perón. Aquella hospitalidad simbólica admitía tanto a Vicente Remorino, el conservador con algunas inclinaciones humanistas, como a John William Cooke, el marxista blanquiceleste que insistía en cubanizar al peronismo. Sólo quedaban excluidas las minorías de la antipatria, núcleos del privilegio de argentinidad sólo ficticia.

Por lo demás, aquellas banderas no emanaban del capricho ocasional de un Conductor, sino de una corriente torrentosa que transitaba tercamente los subsuelos de la historia nacional. Fundamentalmente tras el golpe de 1955, Perón asume con gusto la lógica secuencia sostenida por la escuela revisionista. Federalismo, irigoyenismo y peronismo expresaron, cada uno en su momento, el rostro digno y resistente de una Nación periódicamente agredida.

Visto así, ya el Caudillo de Balvanera anunciaba los perfiles de una ideología exclusiva de la Nación. Menos locuaz, sin humor instrumental y con mayor ascetismo programático, imaginó al radicalismo como la causa moral de la República, intransigente de la élite oligárquica. Una suerte de panteísmo afincado en las encíclicas de la Constitución, donde el adversario no era el equivocado sino el venal, el que no merece considerarse morador legítimo de esta tierra.

El furibundo antagonismo que caracterizó durante años la relación entre radicales y peronistas no puede explicarse sólo por controversia de principios o disímiles anclajes sociales, sino por colisión de autopercepciones: ambos reclaman para sí el título de refugio político cultural de la Nación.

Estas doctrinas totalizantes exhibieron abrumadoras fortalezas y habilitaron simultáneamente riesgos inquietantes. Permitieron aglutinar multitudinarias voluntades detrás de reparaciones sociales e institucionales que gratificaron al pueblo, pero condenaron a la censura autoritaria al disidente razonable; y la asombrosa diversidad de interpretaciones que anidaban en su seno viabilizó que se prometiese pato para servir luego gallareta.

Ingresando al nuevo milenio, las dos grandes traiciones políticas argentinas han agotado su progresividad histórica. A su turno insuflaron la torrentosa energía a la embrionaria democracia argentina; desde 1983 a la fecha nos han entregado más padecimientos que satisfacciones. Remitiendo a cualquier parámetro de evaluación medianamente objetivo se perciben perfomances francamente decepcionantes. Eticas de la solidaridad exculpando genocidas, salariazos travestidos en pobreza estructural, alianzas progresistas cautivadas por las medicinas neoliberales, coaliciones bonaerenses pidiendo la escupidera al Fondo Monetario Internacional. La bancarrota del bipartidismo no debe entusiasmar sin embargo a las derechas vernáculas. Los herederos de Yrigoyen y Perón sucumbieron cuando atendieron sus ominosas recomendaciones.

No obstante, rescatables hombres se empecinaban en librar allí batallas internas que un genuino saneamiento de la República enfáticamente desaconseja. Permanece vigente en ellos la implícita convicción de que ambos partidos continúan siendo propietarios indisputados de la nacionalidad, emergentes imperecederos de nuestra ideosincrasia; que dirimiendo correctamente su sentido se encarrila sin más al futuro de la Patria.

Se organizan entonces cruzadas en principio intransigentes para luego, inevitablemente, adoptar métodos que aspiran combatir y convivir con personajes siniestros que antes se esmeraron en denostar. Cuando todo se complica, aparece la confortable figura del traidor; virus supuestamente extraño que sin embargo yacía agazapado y latente: pecan por revisionismo inconsecuente. La historia otorga formidables credenciales pero en algún momento consagra nuevos dueños.

El sistema político argentino afronta un provocativo desafío. Nada bueno puede esperarse ya del radicalismo y el justicialismo como unidades orgánicas pero a su vez, cualquier joven construcción nace raquítica si no asimila sus ricos pergaminos y convoca a su valioso capital humano que aún no ha claudicado.

Si la centroizquierda se visualiza como duradera novedad debe saber tratar con estas encrucijadas. El camino de cohabitar gestión alguna de los grandes partidos ya exhibió sus patéticas consecuencias: estériles contiendas de despacho que siempre se resuelven en favor de las opciones más regresivas.

Al alternativismo pleno le ha faltado paciencia, coherencia y consistencia. Dialogar fructíferamente con la mejor memoria política argentina no significa comprar el pase de punteros ni citar con emoción a alguna celebridad extinta, sino garantizar equilibrio para combinar vocación de poder con testimonio democrático y compromiso verificable con los más pobres.

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De William Oliver Stone, polémico y contestatario guionista y director de cine, ganador de varios premios de la Academia de Hollywood y Globos de Oro:

Trabajé como guionista del musical Evita, protagonizado por Madonna. Eva es una figura crucial. La veo como una combinación entre prostituta y santa.

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Del Dr. Jorge Pedro Busti, abogado y político argentino:

Las desafortunadas palabras del cineasta Oliver Stone, para referirse a Evita, demuestran una absoluta incompresión de la historia argentina y de la figura de Eva Perón, que está en el corazón de los argentinos.

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De Gabriela Manuli y Pedro Ylarri, periodistas de diario Perfil, Buenos Aires, Argentina:

Lo padeció Eva Perón, y lo sufren miles de mujeres argentinas por año. El cáncer de útero mata en el país a unas 1.600 personas cada 365 días, y su origen es conocido y evitable. Pobreza, ineficacia de las políticas públicas e ignorancia son los orígenes principales de una enfermedad que podría ser prevenida con controles periódicos, sencillos y accesibles.

Sin embargo, organismos de la sociedad civil, expertos, laboratorios y autoridades sanitarias todavía se ven envueltos en un debate sobre las mejores formas de combatirlo. Su último capítulo fue la aparición de una nueva vacuna que evitaría el desarrollo del cáncer, pero su costo es elevado y su eficacia a largo plazo es discutida en el mundo. Mientras una conocida ONG ( Organización No Gubernamental ) promueve su uso y los expertos denunciaron lobby, la enfermedad sigue avanzando.

El cáncer de cuello de útero es uno de los pocos casos sobre los que se conoce con certeza su causa: la infección por virus de papiloma humano ( HPV ), una enfermedad de transmisión sexual muy común, que puede afectar hasta un 80 % de las mujeres sexualmente activas. La prueba de Papanicolau ( PAP ) es el test que permite detectar alteraciones en células del cuello del útero producidas por los virus, y así permitir tratarlas antes que evolucionen en un cáncer.

Alrededor de la mitad de los casos de cáncer de cérvix ocurre en mujeres que nunca se sometieron a las pruebas de detención. Es uno de los tipos de cáncer más prevenibles y tratables, y sin embargo, representa una de las causas de muerte más frecuentes entre mujeres cerca de los 35 años, explica Juan Carlos Balparda, ginecólogo del Hospital Universitario Austral.

Ginecólogos y oncólogos destacan que la prueba es la más efectiva, aunque las campañas de difusión para que las mujeres se controlen parecen no tener resultado. Una investigación del Programa de Adolescencia del Hospital de Clínicas reveló que la palabra PAP no está en el diccionario de las adolescentes. Un 74 % de las chicas y chicos consultados en 2006 no sabía de qué se trataba este análisis, y casi todos ( 94 % ) no supieron qué responder cuando le preguntaron sobre la infección del HPV.

A comienzos de ese mismo año se dio a conocer el desarrollo de la vacuna para la prevención del virus del cáncer de útero. En junio, la FDA ( Food and Drug Administration, la agencia de drogas y alimentos de los Estados Unidos ) aprobó la licencia. Pronto la Unión Europea dio el visto bueno a una de las versiones de la vacuna, y recién entonces los demás países comenzaron a usarla y hasta incorporarla en sus calendarios obligatorios de vacunaciones, no sin una fuerte polémica.

En la Argentina, la Administración Nacional de Alimentos, Medicamentos y Tecnología Médica ( ANMAT ) ya aprobó dos versiones del novedoso medicamento. Gardasil, del laboratorio Merck Sharp & Dohme, y Cervarix, de Glaxo Smith Kline. Los especialistas advierten que lo ideal es aplicar la vacuna antes del inicio de las relaciones sexuales.

Mientras la mitad de las mujeres fallecidas por cáncer de útero en el país nunca se había hecho un PAP, la Liga Argentina de Lucha contra el Cáncer ( LALCEC ) lanzó una campaña mediática financiada por el laboratorio Glaxo Smith Kline en que la actriz Araceli González recomendaba junto con su hija la vacunación.

" Cuidate, vacunate ", dice la actriz Araceli González, una de las mujeres más bellas de la Argentina, en la nueva campaña de LALCEC contra el cáncer de cuello de útero. Allí aparece junto con su hija, Florencia Torrente, rodeada de decenas de figuras femeninas que van esfumándose a medida que se escuchan las palabras " la enfermedad mata a seis mujeres por día ".

Fue la versión actualizada de la campaña de la inolvidable cantante y actriz Tita Merello, también para LALCEC, en la que inmortalizó la frase: " Muchacha, hacete el Papanicolau ".

En los años 80, en una de esas pruebas de rutina, a Tita Merello le descubrieron un cáncer de útero, y desde allí se convirtió en un estandarte de la lucha contra la enfermedad. Una vez curada, repetía: " El doctor Papanicolau es quien hizo posible que hoy estuviera hablando contigo ". Los médicos todavía le agradecen sus campañas de difusión, Tita salvó a más personas que cualquier ministro de Salud. El Papanicolau es el principal método para prevenir el cáncer de cuello uterino.

El elevado precio de las vacunas es un tema recurrente entre laboratorios y sanitaristas, ya que si bien algunas obras sociales cubren hasta un 60 %, continúa siendo prohibitiva para los sectores de bajos ingresos.

Sólo veinte países recomiendan el uso masivo de la vacuna. En España, algunos estados de los Estados Unidos, Inglaterra y México se han dictado resoluciones para brindar la vacuna en forma gratuita a jóvenes vírgenes menores de 14 años.

Con la polémica y el debate abierto, el mal que padecieron Evita y Tita Merello, y que sufren otras 3.000 mujeres argentinas por año, sigue sin solución.

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Por Facundo García, escritor, columnista en Cultura & Espectáculos, diario Página/12, Buenos Aires:

El domingo 2 de setiembre de 1951, días después de renunciar a su candidatura a la vicepresidencia, Eva Perón viajó a la Costa Atlántica para reponerse del disgusto. La enfermedad todavía no la había postrado; y en caso de sentirse bajoneada, contaba con la compañía de su confesor y amigo, el sacerdote jesuita Hernán Benítez. Se rumorea que ahí Evita comenzó a escribir unas memorias que revelaban entretelones de la vorágine que la había llevado de Los Toldos a las esferas más altas del poder. Nadie sabe dónde terminaron esos escritos. Ni siquiera se ha confirmado que existieran, pero el dramaturgo y escritor Carlos Balmaceda jugó a imaginar su contenido en El evangelio de Evita, obra presentada en el Teatro Radio City ( San Luis 1750, Mar del Plata ). Protagonizada por Juan Vitali y Alejandra Darín, la obra teatral se plantea como una opción no concesiva que invita a seguir pensando un buen rato luego de que ha caído el telón, lo que no es poco en la frivolizada cartelera.

Alejandra Darín explica que el componente que le permitió descubrir nuevos rostros para su personaje fue la inocencia. " Me saqué de encima los prejuicios y traté de ver qué me pasaba a mí con este ser tan fuerte, que además siendo joven, pobre y actriz se las ingenió para elevarse. Fue como enamorarse alguien. Empezás a averiguar más de esa persona, tratás de detectar coincidencias y te surgen dudas que confirmás o no ".

La pieza transcurre integramente en un chalet de Playa Chica, adonde los protagonistas han llegado de incógnito. Eva hace catarsis y comparte inquietudes con el cura amigo, a quien llega a calificar como " su alma gemela ". Entre el ensueño y la alegoría, el diálogo de ambos va trayendo a escena a siete personajes que iluminan diversas dimensiones de la figura histórica. La galería va jalonando un recorrido biográfico que abarca desde sus inicios en la actuación hasta la bronca de ser desplazada en la candidatura, pasando por la relación con Perón y el primer discurso frente a los descamisados. El carácter íntimo de las confesiones favorece la sinceridad: " Hay algo que no le conté a nadie; no leí La razón de mi vida. Ese libro no es mío, no habla de mí, apenas si me roza con sus palabras cargadas de fanatismo y cursilería. La verdad es que nunca me agradó la idea de publicarlo, pero debí aceptar el proyecto porque a Perón sí le gustaba ", suelta ella en una ocasión.

En ese trajín, Juan Vitali anda a las corridas. Le toca interpretar al propio Perón, al sacerdote Benítez, a Juan Duarte - el hermano de Eva -, a Héctor Cámpora, al sindicalista José Espejo, a un " contrera " y a Roberto Arlt. Cada uno propone lógicas y encrucijadas distintas. " Ideológicamente, la obra es muy abierta - apunta el actor -. Tan abierta, que queda claro que sus enemigos, encarnados principalmente por este " contrera ", tenían fundamentos elaborados. O sea que no hay estereotipos. Es más, me parece muy interesante que incluso haya una escena romántica y un poco erótica entre Perón y Eva. Es una dimensión poco tratada del vínculo entre ellos. De pronto ves dos seres humanos que se quieren, y que tienen dudas y crisis como cualquiera ".

Alejandra Darín toma confianza y deja salir el cariño que le ha tomado a la criatura que encarna. " En un país en el que todos hablan y hablan, ella se arremangó y se puso a hacer. Los que se indignan están siempre. `¿ Cómo puede ser posible que se muera de hambre la gente ? ´, repiten. Habría que responderles: Bueno, basta, andá y colaborá para resolverlo. Creo que Evita lo hizo, con errores y aciertos. Ante eso, todo lo que le critican se me hace chiquito".

El filósofo y escritor rumano Emile Cioran ha expresado que " no hay mayor voluptuosidad que la mera posibilidad ". Noventa años del nacimiento de Eva. Eso significa que existe una posibilidad, por mínima que sea, de que ella esté viva, disparando mil sensaciones.

La figura del rodete rubio que vuelve en las noches del Radio City comparte con su inspiradora real la capacidad de movilizar. Tanto es así que al salir de la sala el cerebro pide a gritos un café y un buen amigo para conversar sobre los infinitos " qué hubiera pasado " que la historia dejó pendiente. Y eso también es teatro.

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De Javier Figueroa, destacado empresario hotelero, dueño de Legado Mítico:

Si bien boutique es una palabra que nos llega del francés y que significa tienda de ropa y de mercancía selecta, el término se ha convertido en un adjetivo calificativo.

Un hotel boutique debe cumplir con determinados requisitos. Pocas habitaciones ( menos de 20 ), diseño interior vanguardista, temático, mobiliario con firma de autor, una propuesta gourmet de altísimo nivel, servicios de excelencia.

Legado Mítico, ubicado en Gurruchaga 1848, Buenos Aires, es un hotel histórico - temático que reúne diseño, confort, privacidad y atención personalizada, y en la exclusiva habitación La Primera Dama se ofrece la vida de Evita Duarte de Perón mediante una serie de fotografías en blanco y negro.

El hotel está inspirado en la historia y la cultura, lo que se refleja en cada una de sus once habitaciones. Posee un gran estar con hogar de leña y una importante biblioteca con material turístico y cultural, solarium y duchas, y bodega con una selecta carta de vinos. Es un proyecto diferente, propone a los visitantes un viaje a través del tiempo y la historia, en cada mueble y objeto que fue cuidadosamente elegido para cada una de sus habitaciones, pensando en el personaje o a la etnia a la evoca.

Legado Mítico está en el barrio de Palermo Soho, sus once habitaciones están dedicadas a Evita, José de San Martín, Manuel Belgrano, Carlos Gardel, Jorge Luis Borges, Tita Merello, Martín Miguel de Güemes, Quinquela Martín, Ernesto " Che " Guevara, entre otros.

El turista que se hospeda en Legado Mítico es extranjero, y es una persona que le presta suma atención al diseño. Legado Mítico es diferente y emblemático, se ha destinado más de un millón de dólares para la realización de esta obra excepcional.

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De Susana Cella, escritora, en revista Caras y Caretas, diciembre de 2008, Buenos Aires, Argentina:

El cuarto tomo de la serie Los mitos de la historia argentina, de Felipe Pigna, continúa la necesaria reposición del pasado desde una perspectiva que tiene el valor de ser crítica en el sentido en que aborda los hechos poniendo en cuestión tanto las diversas interpretaciones que han tenido como el fundamento ideológico de tales visiones. Así nos encontramos con una amplia bibliografía y numerosas citas intercaladas en los capítulos o a pie de página, todo lo cual hace al rigor con que fue eleaborado el texto al mentar, directa o indirectamente, la biblioteca en que fue sustentándose.

Es significativo que la serie incluya la palabra " mitos ", porque lleva a pensar en una labor de desmitificación. Vale la pena destacarlo teniendo en cuenta no sólo la " historia oficial " sino también cierta historiografía que, bajo una supuesta objetividad y excelencia cientificista, ha producido ciertas conclusiones que muchas veces lisa y llanamente soslayan conflictos sociales centrales y el papel que en ellos cumplieron las clases en pugna ( preferentemente no llamadas " clases " en ese tipo de escritos ).

Pero hay algo más en esta secuencia donde Pigna va desplegando períodos de la historia argentina, y es que recupera, en sintonía con otras obras y formas de transmisión de la historia que el autor lleva a cabo, el atractivo del relato. Apelando a los recursos de la narración, los personajes históricos aparecen en su carnadura, visibles y sólidos, o sea completamente alejados del estereotipo, de la frialdad del bronce o de la vieja foto desteñida de algún periódico. El efecto que se produce con este tratamiento de la historia recuerda el título de otro libro de Pigna, Pasado en presente. La narración de la historia, desde esta mirada librada de prejuicios academicistas, puede echar mano de títulos de canciones, películas, novelas, refranes, puede incluso parodiarlos, y asimismo puede incorporar anécdotas, lo cual muy lejos de implicar una banalización logra precisamente lo contrario, es decir, que esos episodios concretos intensifiquen el sentido mediante la apelación al detalle significativo.

A todas estas características se suma en el nuevo volumen un plus de interés que deriva del período tratado: " La Argentina peronista ( 1943 - 1955 ) ". Ni más ni menos entonces que remontarse al año 1893 y al nacimiento de un hijo natural bautizado como Juan Domingo Sosa ( apellido de su madre ), para luego ir siguiendo, paso a paso, la carrera del líder principal de los argentinos andando por todos los vericuetos de ese ascenso, los cuales no excluyen la espinosa red de relaciones con las potencias internacionales en la guerra y postguerra, los actos de gobierno en todo su espectro, la respuesta popular, las maniobras y opiniones de la oposición, es decir ese conglomerado de dichos y hechos que cambiaron definitivamente el imaginario argentino.

Como rasgo permanente en todo libro, se nota un abordaje múltiple en el sentido en que los discursos de los distintos sectores en alianza o conflicto se confrontan y cotejan, lo que permite fundamentar hipótesis y conclusiones así como hacer más evidentes las políticas llevadas a cabo por grupos diversos. Quizá un buen ejemplo de este método sea la parte referida a la conformación de la llamada Unión Democrática.

Por si esto fuera poco, necesariamente ingresa la figura de Eva Perón. La narración apela entonces dos veces al relato biográfico, a dos biografías indisolublemente trabadas con el devenir argentino. Evita se ubica en el corazón del libro, y como si se correspondiesen páginas y vida, su trayecto desde Los Toldos a la Casa Rosada abarca la parte central del volumen.

Desde luego, tratándose del peronismo, no hay desenlace; este tomo concluye con el General ya exiliado después del golpe, en Asunción, y surge su voz en dos citas que parecen sintetizar tanto lo que antecedió como lo que seguiría. La primera, extensa, resume la política peronista en favor del desarrollo nacional y los derechos de los trabajadores para culminar en la condena a los golpistas. La segunda es una clara muestra de la agudeza, astucia y ambivalencia del discurso de Perón cuando responde qué haría para regresar a la Argentina: " Nada. Todo lo harán mis enemigos ".


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Textos cortesía de Carlos Vitola Palermo de Rosario, Santa Fe, República Argentina.


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