DOCUMENTOS SOBRE EVA DUARTE DE PERON 


Eva Ibarguren EVA IBARGUREN EVA DUARTE EVA PERON EVA PERON EVA PERON EVA PERON

María Eva Duarte de Perón / Evita. Argentina 1919-1952

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HISTORIAS, ANECDOTAS y TESTIMONIOS 

Evita en el Hogar de Tránsito Nº 2, hoy Museo Evita, Lafinur 2988, Buenos Aires

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De Paloma Efron ( " Blackie " ), sensible e inteligente locutora radial y televisiva, productora, directora artística, cantante de jazz y periodista, en el libro Blackie - Con todo respeto, Colección Testimonios, de la escritora Myriam Escliar, editorial Milá, Buenos Aires, 252 páginas, año 2007:

El espectáculo de verla a Evita asomada a un balcón, sostenida por el brazo de su marido para que no se cayera, fue realmente patético. No había visto nunca antes cómo la muerte se veía reflejada en ese hermoso rostro bañado en lágrimas que ni siquiera los afeites podían disimular, mientras se estaba despidiendo de su pueblo, que, sin poder resignarse, la lloraba como si estuviera frente a una madre agonizante.

Venerada por los pobres, los desposeídos, los enfermos, ocupó un lugar de privilegio en los altares domésticos, frente a la cual rezaban pidiendo su ayuda, convencidos que, desde algún lugar en el cielo, los estaría protegiendo como lo había hecho siempre mientras estuvo viva.

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De Simon Adams, escritor, en Visual Timelines of the 20 th Century, editorial Dorling Kindersley Limited, London, England, bellamente ilustrado, 48 páginas, 1996:

Eva Perón, esposa del dirigente argentino Juan Domingo Perón, contaba con el fervor de la población debido a su sentido común y a su preocupación por los desposeídos.

La nación entera lloró su muerte en 1952.

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De Bernardo Neustadt, prestigioso periodista televisivo y testigo privilegiado de la historia argentina, en el libro No me dejen solo, editorial Planeta, Buenos Aires, 313 páginas, año 1995:

Hay un postulado físico que dice que todo lo que sube tiene que bajar. Mi experiencia periodística en El Mundo me demostró cuánto tiene esto de cierto, y cómo este axioma se puede trasladar a la vida si se relaciona con los humores políticos de un momento determinado.

A partir de mi crónica sobre el 17 de octubre, que a pesar de no haber sido publicada circuló por toda la redacción, me pusieron la etiqueta de PERONISTA. Desde ese momento viví por algunos meses llevando esa carga como si estuviera grabada en la frente una fecha de vencimiento. Esto me valió algunos insultos de mis jefes: " Pibe ... lo tuyo no sirve, no entendés nada ", varias cargadas de mis compañeros y alguna palmada cariñosa escondida de uno que otro peronista no confeso. Claro, en ese momento el diario era " anti " y no imperaba precisamente la pluralidad ideológica. Pero yo tenía veinte años, y si bien cierto que la movilización de octubre me había conmovido, todavía no era ni pro ni contra. Todavía no era. En esa época, plena década del cuarenta, un chico de veinte era nada más que un " perejil ". Estábamos lejos de nuestros días vertiginosos. No existían los satélites, la realidad virtual, el sida o las drogas, bueno, a lo mejor la droga existía, pero juro que a mí jamás me la vinieron a ofrecer.

Mi fecha de vencimiento se extendía hasta febrero de 1946. Para ser más exacto, hasta el 24 de febrero. Ese día se elegía presidente. Por la Unión Democrática iban Tamborini - Mosca; por el Partido Laborista, Perón - Quijano. En este rincón: todos los antiperonistas, en el otro, todos los peronistas. A pesar de todos los pronósticos la pelea fue bastante pareja. No hubo knock out. Perón sacó 1.487.886 votos y Tamborini 1.207.080.

Con Perón como nuevo presidente El Mundo se transformó a la fuerza en un diario oficialista. Dante Aloé, hermano de Carlos - que sería después gobernador de Buenos Aires -, se hizo cargo de su dirección y yo pasé de cronista deportivo a cronista parlamentario. La física en mí se cumplió de manera inversa: como había bajado porque me creían peronista, subí rápidamente por la misma razón. Algo similar les pasó a mis colegas Mario Smith y Raúl Apold, con la diferencia de que ellos realmente profesaban la ideología peronista. Si hubiera triunfado la Unión Democrática seguramente los habrían echado, pero como ganó el coronel, la dirección los llamó y les dijo: " ¡ Pero qué bueno, compañeros, vencimos ! ¡ Vencimos todos ! ".

Y automáticamente los nombraron en altos cargos. Raúl Apold, incluso, fue designado por el gobierno como secretario de Prensa y Difusión. Las condiciones habían cambiado.

Cuando me ofrecieron dejar la sección deportes me resistí un poco porque me daba miedo.

- Mire que yo no conozco a nadie en el Parlamento - le dije a mi nuevo jefe.

- Sos la persona indicada, quedáte tranquilo que ya los vas a conocer - me contestó. Y con este espaldarazo de confianza empecé a transitar inocentemente la política.

Mientras tanto el diario crecía velozmente gracias al apoyo del gobierno. La editorial Haynes se convirtió en la más importante de Latinoamérica. Nuestra redacción se amplió y pasamos a tener 30.000 metros cubiertos en Río de Janeiro y Bogotá. En toda la ciudad se hizo famoso el sello inconfundible de El Mundo: el globo terráqueo en la punta del edificio, que se hizo popularmente conocido como " la bola de El Mundo ".

Debuté como cronista parlamentario una mañana de otoño bastante fresca. Como casi todos los días salí corriendo mientras doña Carmela, la dueña de la pensión donde vivía, protestaba porque me iba con el estómago vacío. Era temprano y aunque no tenía que cumplir un horario fijo, quise hacer una recorrida de reconocimiento antes de empezar. La plaza del Congreso me resultaba un lugar muy familiar, la había caminado distraídamente mil veces, pero esa mañana el paisaje me resultó nuevo por completo. Desde las escaleras del palacio la plaza se recortaba con un ritmo propio: las palomas con sus intervalos de derecha a izquierda, la gente en un pasar interminable y, más allá, a lo lejos, la figura estática de algún viejo sentado al abrigo del solcito otoñal. La otra vereda tenía una cara muy distinta. Por primera vez el frente del Congreso me pareció imponente, la cúpula verde estaba perfectamente superpuesta a un cielo azul salpicado por algunas nubes. Miré las columnas, las conté una por una y repentinamente me asaltó la imagen de sus raíces extendidas bajo el asfalto. Me imaginé los pies subterráneos de ese edificio enorme, enredados por Callao.

Un empujón me sacó de mi ensueño y decidí entrar. Sorteé la burocracia de la puerta, inflado de orgullo, con mi tarjeta de acreditación en la mano. Caminé por los pasillos tratando de no perderme un solo detalle. La sala vacía del Senado tenía un olor particular. Se respiraba un orden que, como descubrí unas horas más tarde, se relacionaba proporcionalmente con la cantidad de los legisladores sentados.

Una de las primeras sesiones que presencié como cronista parlamentario fue la sesión de senadores en la que se trató la ley 13.010. La Ley de Derechos Políticos de la Mujer. El proyecto aseguraba en su primer artículo que " Las mujeres argentinas tendrán los mismos derechos políticos y estarán sujetas a las mismas obligaciones que les acuerda o impone las leyes a los varones argentinos " y aclaraba, además, que desde el momento de su promulgación regiría para la mujer la misma ley electoral que para el hombre.

El primero que pidió la palabra fue el senador por la provincia de Santa Fe, Armando Antille. Yo estaba ansioso. Desde el balcón central del primer piso, lapicera y papel en mano, miraba con los ojos grandes atento a esas primeras palabras que imaginaba trascendentes. Sabía que podría anotar solamente lo más importante, pero estaba preparado para tratar de memorizar casi todo. Las primeras palabras de Antille se deslizaron al mismo tiempo por mi cuaderno de notas:

- Mi firma no figura en el despacho. No he tenido tiempo suficiente para formarme una opinión definitiva sobre este asunto.

Mi cara empezó a cambiar de expresión. ¿ Cómo era posible que no hubiera tenido tiempo para formarse una opinión si la fecha del debate había sido pactada ocho días antes ? Lo sabían todos los senadores que habían firmado la convocatoria fijando el día 21 de agosto para tratar la ley de sufragio femenino. Hasta doña Carmela, que me preguntaba día por medio cuándo iba a poder votar, lo sabía. Entonces yo me armaba de paciencia y le explicaba lo de la ciudadanía hasta el cansancio. " Pero guapo, yio ievo en eshte bendito paí veinte año. ¿ Tú no puede jaceé naa ? ". Y entonces intervenía don Enrique para aligerarme el trámite. El abogado, uno de mis compañeros de pensión preferidos, se ponía a improvisar una serie de razones legales que dejaban a la gallega más enojada que al principio.

El senador santafecino siguió sin demasiados reparos: - No sé si defraudaré a aquellas personas que han venido a oír expresamente la discusión de este asunto ... - ¡ Sí señor ! Por aquí, en la galería de prensa Bernardo Neustadt, el primer defraudado. - ... No sé si los señores senadores estarán todos dispuestos a abordar de inmediato la cuestión. - Y no. A lo mejor antes de empezar prefieren tomarse unos mates o dormirse una siestita.

Este pobre cronista deportivo, devenido por el azar del destino en cronista parlamentario, se sentía profundamente desilusionado por tener que llenar así sus primeros renglones. Algunos senadores se quejaron ( aunque ninguno estaba tan indignado como yo ) e intentaron seguir adelante con la sesión, pero Antille insistió:

- Hago moción de postergación.

Finalmente, lograron convencerlo de que se fuera informando a medida que transcurriera la discusión para que pudiera votar, al cierre, con " convicción absoluta ", como requería.

Para empezar, el senador Ramella presentó algunos antecedentes:

- En San Juan, la provincia que tengo el honor de representar, en la época en que Sarmiento era gobernador ya se aplicaba el voto femenino en las elecciones municipales; y luego, por la reforma constitucional de 1927, se introdujo el voto de la mujer también en las elecciones provinciales. El señor senador por Santa Fe ... - Sí, acertó; se refería a Antille. - ... inquiría sobre los resultados que el voto de la mujer había dado en esa provincia argentina, y debo contestarle al señor senador que la aplicación del voto femenino no fue mejor ni peor que el voto de los hombres.

Las galerías estallaron en un aplauso cerrado. Realmente Ramella era un adelantado al plantear el tema como un pie de igualdad entre los sexos. Si hubiera tenido buena publicidad y existido el feminismo se habría transformado rápidamente en su primer abanderado. En cambio, terminó su alocución dejando tranquilo a uno que otro machista.

- Esta ley implica el reconocimiento de los derechos políticos de la mujer, pero de ninguna manera implica sustraer a la mujer de su función primordial que es la de ser madre de familia, la de ser custodia de los hogares argentinos y la de formar varones ilustres que luego han de gobernar el país.

Senador, ¿ me equivoco o las está mandando primero a votar y después a lavar los platos ? No sé. A lo mejor lo malinterpreté, pero estoy seguro de que si algunas de mis amigas hubieran estado presentes, habrían saltado encima de su banca para lincharlo.

Pocos minutos después tomó la palabra un médico al que admiré durante mis años de trabajo en el Senado, pero que me sorprendió desde el principio:

- He tenido la suerte de dirigir mi especialización hacia el cuidado de la mujer. - El doctor Lorenzo Soler aludía eufemísticamente a su profesión de ginecólogo. En esa época no sonaba demasiado elegante decir " ginecólogo " en el aquel recinto. - Yo soy un hombre que considero mi tiempo muy precioso, y como considero mi tiempo muy precioso lo he destinado en mi vida a cuidar lo más precioso que tiene la naturaleza, que es la mujer. - Este señor realmente era un sabio. Hoy suscribo absolutamente sus palabras. Mi gran obsesión es el tiempo y pienso que no hay nada mejor que destinarlo a la mujer. Pero don Lorenzo continuó: - Cuando los adversarios a este proyecto sostienen que la mujer no está capacitada para poder ejercer el voto porque es un ser inferior al hombre, yo les rebato la idea manifestándoles que físicamente es igual hombre. Podrá ser más débil que algunos hombres, pero también podrá ser más fuerte que muchos de ellos. - Los gritos y aplausos de la galería lo interrumpieron y obligaron al presidente a pedir silencio y advertir a la barra que mantuviera cierta discreción.

Después siguieron varias exposiciones sobre la evolución de la mujer como integrante de la sociedad y varios legisladores hicieron un poco de historia, hasta que Antille volvió a la carga con una objeción:

- Señor presidente, en el artículo primero, que es la base fundamental de este proyecto, se equiparan los derechos políticos de la mujer a los del hombre; pero nuestra Constitución exige en su artículo 74 que el presidente de la República debe ser un ciudadano. Si la equiparación es absoluta, tendríamos la posibilidad de que una mujer fuera presidente de la República contra lo que dispone, en mi concepto, la Constitución.

El senador sanjuanino le contestó algo sorprendido:

- Indiscutiblemente, que de acuerdo con la ley que consideramos, una mujer podría llegar a ser presidente de la República.

- Y vicepresidente, y presidir nuestros debates desde el sitial que ocupa el doctor Quijano.

Esto sí que era totalmente inaceptable, Armando Antille no iba a soportar que una mujer le diera o le negara la palabra. Admitir la posibilidad de que una mujer fuera presidente de la Cámara era para el santafecino absolutamente imposible. Y pensar que faltaban nada más que veintiocho años para que María Estela Martínez de Perón se convirtiera en la primera presidenta de la Nación.

Pero el representante de Santa Fe fue más lejos en los conceptos:

- Debo decir en favor de los que sostienen que sólo los hombres pueden votar ... - por supuesto no se incluía entre ellos -, que el derecho de sufragio no es individual sino representativo. ¿ Por qué han votado los hombres hasta ahora ? Porque el voto representaba el de la mujer y el de los hijos. Estoy de acuerdo con que el voto de la mujer va a hacer surgir su opinión; esa opinión estaba incluída cuando los hombres votaban porque les aconsejaban por quién votar.

¡ Qué legislador tan generoso ! Al menos las creía capaces de aconsejar. Pero el debate tomó un tono realmente gracioso cuando el cordobés Gómez del Junco se refirió a las diferencias biológicas entre los distintos sexos.

- Si se hace un exámen histológico de un cerebro de hombre y otro de mujer, se observa que las neuronas son exactamente iguales, tienen la misma constitución química y las mismas funciones biológicas y fisiológicas.

- Pero el cerebro de mujer es más pequeño y pesa menos - Antille en una de sus intervenciones menos felices.

- Efectivamente, se encuentran cerebros de mujer que pesan menos, pero hay cerebros de mujer que pesan el doble que los de algunos hombres, porque el peso del cerebro no está en función de la biología sino en función de su ejercitación mental y de la talla de los individuos.

Finalmente a las nueve de la noche se votó el proyecto en general y en particular. La votación resultó afirmativa y el proyecto de ley de Derechos Políticos de la Mujer quedó consagrado en el Senado. Después fue remitido a Diputados, donde quedó estancado durante un año. Varias argentinas decidieron entonces que era la hora de expresarse. Ellas se hacían oir y eso que todavía no estaban " liberadas ". ¡ Y cómo se hacían oir ! El 9 de setiembre de 1947 la ley se sancionó definitivamente.

Estados Unidos había realizado, casi veinte años antes, una enmienda constitucional para que las mujeres pudieran votar. En Inglaterra habían votado una ley similar en 1928, en España en 1931, y en algunos países vecinos como Brasil y Uruguay la misma ley regía desde 1932. Las mujeres cubanas, las salvadoreñas, las chilenas, las dominicanas y las de muchos otros países, ejercían su derecho cívico hacía algunos años. Mientras tanto en estas latitudes seguíamos discutiendo si el tamaño del cerebro femenino era mayor o menor al masculino. En la Argentina las mujeres votaron por primera vez en las elecciones de 1951, y también por primera vez hubo representantes femeninas en el Congreso que ocuparon en total 29 bancas, 6 en el Senado y 23 en Diputados. La expresión de apoyo a Evita en favor de la ley de sufragio femenino fue fundamental para su promulgación. Durante esos años y los posteriores la figura de Eva Perón se fue volviendo cada vez más importante. Poco a poco, su lugar como compañera del general se fue transformando y ella adquirió protagonismo propio. En aquella elección la UCR presentó una fórmula presidencial que me pareció un lujo: Ricardo Balbín para presidente y Arturo Frondizi para vice. Sin embargo, volvió a triunfar Perón por una diferencia de 2.800.000 votos.

El 8 de julio de 1948 el presidente firmó un decreto otorgando personería jurídica a la " Fundación de Ayuda Social María Eva Duarte de Perón ", que tiempo después pasaría a llamarse simplemente " Fundación Eva Perón ". Desde su creación Evita desarrolló a través de su institución una acción social importantísima. Se construyeron viviendas, hogares para madres solteras, hospitales, escuelas, hogares para huérfanos y ancianos, escuelas de enfermería. La primera dama se dio el gusto de concretar uno de sus proyectos más ambiciosos: la construcción de la Ciudad Infantil.

En 1949 la Fundación patrocinó un evento que desde entonces se repetía anualmente: el Campeonato de Fútbol Argentino para chicos menores de trece años. También en 1949 se produjo la famosa modificación de la Constitución Nacional de 1853.

Para administrar el dinero y otorgar los subsidios que generosamente repartía la Fundación, Evita era secundada por Ramón Cereijo, el ministro de Hacienda. Los recursos provenían de donaciones particulares, de la Lotería Nacional y de un fondo cedido por la CGT, que deducía del salario de cada trabajador el pago del 1º de mayo y del 12 de octubre.

Evita recibía personalmente los pedidos de la gente más necesitada en el Ministerio de Trabajo o en la residencia presidencial. Entregaba zapatos, alimentos, máquinas de coser y otros elementos de acuerdo al caso. Las entrevistas se multiplicaban y ella comenzaba a repetir un enunciado que se haría famoso: " La limosna y la beneficencia son ostentación de riqueza y de poder para humillar a los humildes. Yo no hago otra cosa que devolver a los pobres lo que todos los demás les debemos ".

Esta era una de las mejores síntesis de la filosofía peronista y se estaba convirtiendo en acción concreta a través de la Fundación. Perón no podía desaprovechar semejante oportunidad para destacar sus logros.

En los últimos años del primer gobierno, el general Perón ejerció un drástico poder sobre la prensa. Este proceso comenzó en 1947 cuando una sociedad llamada Alea , compuesta por accionistas de filiación peronista y dirigida por Carlos Aloé, compró los diarios Crítica, Noticias Gráficas, La Razón y La Epoca. Desde entonces los medios de comunicación gráficos y radiales fueron obligados, no sólo a publicar o transmitir los actos peronistas y las inauguraciones de las obras realizadas por la Fundación Eva Perón, sino que debieron también acallar cualquier crítica u oposición. Se iniciaron así las confiscaciones, las limitaciones sobre las cuotas de papel importado y los aumentos salariales por decreto a los periodistas y otros empleados gráficos.

Solamente La Nación, Clarín y La Prensa pudieron mantener un tono más o menos objetivo. Sin embargo el 11 de abril de 1951 el Congreso expropió La Prensa y la CGT se hizo cargo de su dirección. Finalmente el diario de los Paz, tradicionalmente identificado con el sector agropecuario y oligarca, fue alineado al aparato propagandístico peronista.

Ese mismo año se realizó en Argentina una de las primeras transmisiones televisivas. Eramos la segunda nación del continente con TV, Estados Unidos se nos había adelantado pero podíamos darnos dique de ser los primeros de Latinoamérica.

Como todos los años, ese 17 de octubre se preparaban los festejos para celebrar el Día de la Lealtad. Los equipos de televisión habían sido traídos en avión por orden expresa de Perón, que había pedido su urgente instalación para poder transmitir el acto. El responsable de semejante audacia fue el señor Jaime Yankelevich, un pionero que se atrevió a invertir 15.000.000 de pesos en una rareza llamada televisión. Don Jaime era por ese entonces dueño de Radio Belgrano pero no se conformaba con la seguridad del éxito obtenido, y contra la opinión de muchos decidió innovar. Entonces puso a casi cien técnicos a trabajar durante 45 días para instalar el primer estudio de LR3 Radio Belgrano Canal 7 TV. La última semana se convirtió en una carrera contra reloj para lograr que los equipos estuvieran a punto en el momento indicado. En el edificio de Obras Públicas, en plena avenida 9 de Julio, la antena de transmisión ya estaba lista. Era una mole de hierro de 176 metros de altura. Yankelevich se había comprometido también a repartir aparatos receptores en las principales escuelas y universidades de la Capital para que el nuevo medio se convirtiera en un vehículo educativo.

El 17 de octubre de 1951, más o menos a las 10 de la mañana, abrieron la transmisión las autoridades de LR3. Después se hizo cargo de la pantalla Adolfo Salinas, un excelente locutor de Radio Belgrano que estaba dispuesto a trasladar su oficio a la televisión. Pero se encontró con la dificultad de que las cámaras, o mejor dicho la cámara, porque en aquel estudio había solamente una, transmitía al mismo tiempo imagen y sonido. Por lo tanto, a los quince minutos de sostener su primer plano " Fito " Salinas ya no sabía qué hacer. Entonces se le ocurrió agarrar un diario y hacer lo que se hacía en radio: leer las noticias. Pero como tenía muchas horas por delante empezó por la primera plana y leyó cada una de las noticias completa pasando incluso por el pronóstico del tiempo. Cuando llegó al punto final de la última tira cómica eran las 2 de la tarde. Salinas respiró aliviado y anunció que la transmisión se retomaría luego desde exteriores.

En la Plaza de Mayo habían instalado tres cámaras, una en el balcón del Banco Nación, que sería manejada por el médico y director de cine Enrique Telémaco Susini, y las otras, apostadas en la Casa Rosada. Los encargados de los comentarios de esta emisión serían los locutores Isabel Marconi y Jaime Mass.

La gente llenaba la plaza como en cada 17, pero esa tarde no flotaba la alegría de otros años. La mayoría temía que éste fuera el último 17 de octubre en la vida de la primera dama. Mientras unos pocos se juntaban en los centros comerciales en los que se habían instalado aparatos de televisión; miles y miles de personas se reunían en las iglesias implorando por la salud de Evita. Algunos habían decidido, incluso, dejar por esta vez su lugar en la plaza para peregrinar hasta Luján pidiendo un milagro.

La primera imagen que registró la pantalla fue la llegada de Evita al balcón, seguida y sostenida por su marido. Se vieron al principio los saludos de rigor y como siempre los brazos abiertos en señal de abrazo. La ceremonia oficial comenzó cuando José Espejo se adelantó para condecorar a Evita con la medalla de la CGT. Ella estaba pálida y desmejorada, pero se mantuvo firme para recibir la segunda distinción de manos de Carlos Aloé: la Gran Medalla Peronista en Grado Extraordinario. Después Evita se acercó al micrófono, pero por primera vez no pudo pronunciar una palabra y Perón tuvo que intervenir para ayudarla. Entonces hizo una declaración que quedaría grabada para siempre:

" Hago pública mi gratitud y mi profundo agradecimiento a esta incomparable mujer de todas las horas ". Y cedió el lugar a su compañera. La gente rompió en un grito sostenido, pero se hizo un profundo silencio cuando Evita empezó a hablar con un hilo de voz entrecortado:

" Los enemigos del pueblo, de Perón y de la patria, saben desde hace mucho que Perón y Eva Perón están dispuestos a morir por este pueblo. Ahora también saben que el pueblo está dispuesto a morir por Perón. Yo sé que Dios está con nosotros porque está con los humildes y desprecia la soberbia de la oligarquía. Por eso la victoria será nuestra. Tendremos que alcanzarla tarde o temprano, cueste lo que cueste y caiga quien caiga. Mis descamisados: yo quisiera pedirles muchas cosas, pero los médicos me han prohibido hablar. Les pido una sola cosa, estoy segura que pronto estaré con ustedes, pero si no llegara a estar por mi salud, cuiden al general, sigan fieles a Perón como hasta ahora ".

Cuando terminó el acto donde Evita se despidió de su pueblo, los técnicos con los equipos al hombro tuvieron que hacer piruetas en medio de la desconcentración para llegar hasta el hotel Alvear.

De esta manera, la prehistoria de la televisión argentina quedó íntimamente ligada a la historia nacional por la transmisión de una de las últimas apariciones públicas de la primera dama.

El sábado 26 de julio de 1952, con sólo 33 años, Evita murió.

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De Ana María Battistozzi, articulista de Diario CLARIN, escritora, crítica de arte, curadora de Estudio Abierto, Buenos Aires, Argentina:

En el Museo de la Casa Rosada se exhibe el único retrato oficial de la pareja.

Para ver esta obra clickear aquí.

Seguramente pocas figuras de la historia argentina pusieron tanto esmero en construir su propia imagen como lo hizo Eva Perón.

La imagen de Evita fue terreno reservado a unos pocos y el pintor francés Numa Ayrinhac fue uno de esos escasos elegidos que gozaron del privilegio de contribuir a la idealización de su figura.

Autor del único retrato oficial de Evita y Perón, pintado en 1948, Numa Ayrinhac rompe toda una tradición: nunca antes un presidente argentino se había hecho retratar junto a la primera dama, ni mucho menos se había permitido el lujo de sonreir a la posteridad. El, de impecable traje de gala y ella, con vestido de seda color manteca diseñado por Dior.

Numa Ayrinhac nacido en Aveyron, Francia, y radicado en la localidad bonaerense de Pigüé, había estudiado con Ernesto de la Cárcova, el autor del célebre Sin pan y sin trabajo. Pero es evidente que sus intereses no se orientaban por el realismo social de su maestro. Por el contrario, antes de llegar a retratar a la pareja presidencial, había realizado múltiples trabajos para destacadas familias del sur de la provincia de Buenos Aires y sus paisajes solían aparecer ilustrando el diario La Nación.

Evita luce espléndida y sonriente, con la pose de siempre que marcaba la misma fuente fotográfica que reiteraba el pintor, como una auténtica reina.

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De Miguel Frías de Molina, genial bailarín y cantante español nacido en Málaga, ícono de la copla, poeta y pintor, en el libro Botín de guerra, biografía, de Salvador Valverde, editorial Planeta, Buenos Aires, 321 páginas, ilustrado, año 1998:

Gracias a una llamada de la Sra. Eva Perón he podido trabajar holgadamente en este bendito país que es la Argentina y que me cobijó.

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De Silvana Avellaneda, periodista, articulista de Diario CLARIN:

Volveré y seré best seller.

Son libros buscados por nostálgicos, estudiosos, militantes, por gente de mediana edad o adultos mayores de 50. Se trata de revisionismo histórico, doctrina, ficción con visos de realidad o testimonios de una época que ha sido mirada con cristales de todos colores. Más allá de cualquier chiste en el que figure la palabra " alpargatas ", el peronismo pisa fuerte en las librerías.

Los libros sobre las figuras de Evita y Perón, y la militancia de los ´70, se venden parejo, aparecen en el horizonte de una búsqueda que " nunca se perdió " y que, a entender de muchos de los libreros consultados, repuntó. El universo de lectores - consumidores varía según el tipo de obra pero hay una mayoritaria coincidencia en señalar a los mayores de 50 años y a los estudiantes de sociología y Ciencias Políticas.

Para Rolando, de la porteña Librería Fausto, " peronismo y revolución rusa siempre se buscan pero con públicos muy segmentados ". Las ficciones La Novela de Perón y Santa Evita, de Tomás Eloy Martínez, son dos de los más pedidos, a veces por gente que erróneamente los toma como referencias históricas.

En varias librerías coinciden en que uno de los más buscados es Los últimos días de Eva, de Nelson Castro, sobre " los engaños en torno al cáncer ".

" Se viene intensificando la búsqueda de este tipo de libros y esto coincide con la aparición de títulos que tuvieron su momento, como los de María Seoane o Miguel Bonasso ", sobre la militancia en los ´70, dice Hernán de Librería Prometeo, en Buenos Aires. La tendencia " seguramente está ayudada por cierto clima en el país que colabora a que haya un mayor interés ".

Uno " que se mira muchísimo " es Evita en fotos, de Felipe Pigna, editorial Planeta, en papel ilustración, es una recorrida por la vida de Eva, anécdotas de infancia que describen su carácter rebelde y fotos históricas.

Con cierta mirada atenta es posible detectar más publicaciones sobre el movimiento, especialmente, las basadas en testimonios personales como: Perón - Testimonios médicos y vivencias ( 1973 - 1974 ), de Pedro Cossio y Carlos Seara.

Beatriz Mosovich, de editorial Lumen, considera que " siempre hay un resurgir de figuras como Perón y Evita porque fueron fuertes y funcionan como mitos que se refundan ". En Continente, se consiguen El Perón que conocí, de Manuel Urrutía, y las Polémicas, de Arturo Jauretche.

En Lorraine - Nueva Era, Ayer, Hoy y Siempre - Perón en Doctrina. " Al libro lo compran de todas las edades. Seguramente muchos se lo llevan por curiosidad pero todos quieren saber de qué se trata ", dicen los encargados de las ventas.

En Colihue, Correspondencia Perón - Cooke y también Perón, reflejo de una vida, de Horacio González. Y hay más: desde Noticias de Perón y su Tiempo, de Rogelio García Lupo hasta el reciente La casa de los conejos, de Laura Alcoba.

En Librería Hernández y para todos los coleccionistas: La Gráfica Peronista del Período Clásico y los " de culto " de Daniel Santoro como Mundo Peronista o Manual del Niño Peronista. En la ciudad de Rosario, este material puede hallarse en las principales librerías céntricas y de la peatonal: Ross, Técnica, El Ateneo, Homo Sapiens, Buchín, El pez volador.

El peronismo sigue dando que hablar. Y que leer.

Si desea conocer más bibliografía sobre Evita Perón, clickee, por favor, aquí

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De Saúl Edolver Ubaldini, sindicalista y político argentino:

Perón fue redentor de la justicia social. Y si a eso le sumamos a Evita, soy peronista y evitista por sobre todas las cosas.

Evitista porque tengo un reconocimiento a mi segunda madre, a quién me dió mi primer juguete, a la que me dio el permiso a conocer Mar del Plata, cuando eso era para la alta alcurnia. La competencia que gano en el Colegio 18 Consejo Escolar 20, en 4º grado, y la Cámara Hotelera, me da un permiso, ir al famoso Hotel Nogaró. Todavía me acuerdo hasta el día de hoy de la habitación 301.

Por sobre todas las cosas me dió dignidad. Por eso nací y moriré peronista.

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Del Dr. Carlos Piñeiro Iñíguez, escritor, docente y diplomático argentino, autor del libro Perón, la formación de su pensamiento, editado por la Fundación Octubre de Trabajadores de Edificios, Caras y Caretas, 84 páginas, profusamente ilustrado, año 2008, Buenos Aires, Argentina:

El principal mito circulante en torno al peronismo es que se trató de un " fascismo criollo ", una variante subdesarrollada de los fascismos europeos. A ello se aferraron con pasión sus opositores durante su surgimiento, lo que automáticamente los ponía a ellos en la trinchera de la democracia, lo cual resulta comprensible, así haya sido políticamente ineficaz. Más difícil de entender es que gran cantidad de estudiosos hayan repetido - y algunos hasta hoy lo hacen - semejante muletilla.

Abrió el camino Gino Germani, quien sostuvo la fantástica tesis de que se trataba de un fascismo atípico, dado que se apoyaba en la clase trabajadora y no en el terror de los sectores medios ante el avance social de aquélla. Aunque hoy parezca increíble, semejante liviandad sentó escuela y el peronismo pasó a ser para la mayoría de los cientistas sociales de las metrópolis una forma sudamericana de fascismo tardío. Es necesario remarcar que la mayoría de los nacionalistas populares latinoamericanos sufrieron calificaciones parecidas.

Otra cosa es decir que ciertos rasgos fascistoides son reconocibles en el método de la movilización social peronista, y que en su borde derecho no faltaron - al comienzo especialmente - simpatizantes de Mussolini, Franco y Oliveira Salazar. Pero a ningún investigador serio - en el sentido de no estar obnubilado por el odio político - puede parecerle que estos elementos alcancen para sostener la comparación. El fascismo surgió de guerras perdidas o frustraciones territoriales, una fuerte amenaza comunista, una alta representación de clases medias frustradas, la imposición de ideologías reaccionarias irracionalistas, la convicción de que la modernidad era un período decadente de la historia, del elitismo y el racismo, del deseo de expansión y la organización militarizada de los adherentes, del rechazo de toda crítica al punto de practicar un verdadero terrorismo represivo.

Estos elementos no están presentes en el peronismo, que nunca renegó de las libertades individuales aunque en la práctica alguna vez las haya restringido a sus oponentes políticos. También es falso hasta el ridículo el cargo de antisemitismo, pues Perón sentía - hasta por motivos personales - desprecio por toda forma de racismo. En su gobierno hubo una inédita cantidad de judíos entre los funcionarios; reconoció de inmediato al Estado de Israel, con el que tuvo luego fluídas relaciones políticas y comerciales. ¿ Llegaron nazis después de la guerra ? Ciertamente, gracias a gestiones especiales del Vaticano y porque Perón - realista como era - sabía que muchos de ellos eran técnicos útiles para los proyectos industrialistas. Dicho sea de paso, una cifra cincuenta veces mayor de estos " nazis " fue a parar a los Estados Unidos.

Confundiendo rasgos fascistoides - que podrían registrarse en prácticamente todas las formas de acción política de los años 30 y 40 - con la naturaleza histórico - social del nacionalismo popular latinoamericano, muchos actores políticos, ayudados por una " literatura " basada en los datos aportados por el famoso mitómano Silvano Santander o el libro Azul elaborado por el embajador norteamericano Spruille Braden, provocaron un largo y costoso mal entendido entre la Argentina y los Estados Unidos.

El sambenito de " fascista " aplicado contra Perón por algunos representantes de la historiografía anglosajona sumó un costo en términos de incomprensión, pues generó un antídoto a su medida: un sector importante de la generación de investigadores sociales argentinos de las décadas de 1960 y 1970 consideraron que tales absurdos eran la consecuencia de intentar abordar al fenómeno con instrumentos de una ciencia pretendidamente universalista, y que el peronismo sólo podía ser comprendido siendo peronista. Esto derivó, en muchos casos, en inducir a la renuncia a su análisis: al peronismo habría que sentirlo, no pensarlo. El problema derivado de esta actitud es que ese análisis era necesario para entender aquello que se movía más allá de una superficie social que entonces clamaba a gritos la inminente restauración del peronismo y el regreso de Perón al poder. Regreso y restauración que efectivamente se produjeron, pero con resultado efímero, desatando un período plagado de contradicciones y marcado por un sesgo de tragedia que pronto se profundizaría en la noche de la dictadura más atroz sufrida por los argentinos.

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De Luis Alberto Cárdenas, sociólogo y escritor, autor del libro Peronismo y conflictos sociales ( 1945 - 1999 ), editorial Nueva Librería, 153 páginas, año 2004, Buenos Aires, Argentina:

La militancia política de Eva Perón desde 1945 hasta su muerte en 1952, como colaboradora, esposa y compañera de Perón, concretó el voto femenino y la creación de la Rama Femenina del Partido Peronista.

Evita era el lazo con los trabajadores y los humildes.

En la Fundación, Eva Perón realizó una labor inmensa de ayuda social a los pobres y necesitados brindando soluciones inmediatas a los reclamos.

La acción social estaba destinada a las personas que se hallaban sin cobertura sindical, con necesidades básicas insatisfechas.

Evita realizó una gira por varios países de Europa como embajadora peronista, obtuvo calurosas recepciones en España e Italia, y mantuvo una entrevista con el Papa en el Vaticano. En esta gira desplegó su faceta popular, su look ceremonial, suntuoso en vestuario y ornamento.

La otra faceta era la Evita jacobina, de los enardecidos discursos y declamaciones ante la masa peronista. Sus discursos pasionales contenían una fase de amor cuyos destinatarios eran los trabajadores y los humildes; y otra fase de odio dirigida hacia la oligarquía a quien consideraba la culpable de la injusticia social y la desgracia de los desposeídos; la acción social peronista representaba la reivindicación de los derechos de los trabajadores.

Eva Perón era líder espiritual del movimiento, fuerte figura de convocatoria de todos los sectores; posteriormente en los ´60 -´70 la JP ( Juventud Peronista ) tomará la bandera combativa, los mensajes agresivos hacia la oligarquía y los enemigos políticos.

Evita trascendió al tiempo y espacio; los libros, obras de teatro y filmes producidos sobre Eva Perón en los últimos años son muestra del fenómeno.

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De Camilo Sánchez, periodista, escritor, autor de Una hacedora de humor, en el fascículo Nº 18, Idolos del Espectáculo Argentino, del Diario CLARIN, directora Ernestina Herrera de Noble, editor general Ricardo Kirschbaum, ilustrado, año 2008, Buenos Aires, Argentina:

Es cierto que la muerte y la nostalgia contribuyen a ensalzar, realzar y perfeccionar hasta ubicar muchas veces en la categoría de mito.

En el caso de Niní Marshall ( Marina Esther Traveso ), actriz argentina, humorista inigualable y creadora de muchos personajes, como la célebre gallega Cándida Loureiro Ramallada de López Caldeiras, Doña Pola, la Niña Jovita, Catita y tantos otros, sería justo pensar en una suerte de orfandad humorística femenina tras su muerte. En un vacío de herederas que pudieran tomar tamaña posta.

Crítica, cantante, escritora, guionista y hacedora del humor que supo explotar en radio y en cine, a diferencia del humor masculino, cuesta pensar en apellidos sucesores tan completos. Un rasgo que la engrandece aún más.

" Chaplin con pollera ", se dijo de ella. Error: aquel genio jugaba al oficio mudo y Niní tenía más que una galería gestual. Su valor era justamente la palabra - las que ella misma enhebraba como artesana de sus libretos - y el juego de distorsionarlas ( juventú, salú, enjusticia, redepente ...). Y pensar que en vez de caricaturista de nuestra idiosincracia se la trató de asesina del castellano, de homicida de la fonética y la sintaxis.

Revolucionaria, quienes velaban por la excelencia del habla en la radio durante el golpe de 1943 llegaron a calificar sus personajes como tergiversadores del correcto idioma.

Más que perfeccionar la lengua, quizá buscaban ocultar una verdad que daba pudor, estrato social del que Niní fue espectadora: los sectores más populares, entre ellos los inmigrantes que poco tenían que ver con el modelo de país europeo que ya anhelaba Domingo Faustino Sarmiento. Porque, como dice Woody Allen, la broma más divertida es la verdad. Y ella acercó sus personajes a la realidad, aunque disgustara a unos tantos.

Niní se atrevió a mostrarnos a otra más allá del guiño: a la Niní provocadora, la astutamente contestaria. Y hay que remarcar también que fue justiciera en su repertorio.

Que aunque Catita y Cándida fueron sus grandes caballitos de batalla, no sólo se rió del humilde, sino también del rico. La prueba está en Mónica Bedoya Hueyo de Picos Pardos Sunsuet Crostón, la rica de Barrio Norte. Todas esas criaturas hablan del estilo marshallesco del que aún hoy se habla en muchas escuelas de teatro.

Niní fue censurada por primera vez en radio en 1943. Fue debido a una campaña impulsada en el ámbito del presidente de facto Gral. Pedro Pablo Ramírez para " preservar el idioma ". Desde la oficina de Radiocomunicaciones consideraron que Catita y Cándida deformaban la lengua e influían en el pueblo de manera negativa. Niní no se escuchó en el aire porteño hasta 1954, durante la segunda presidencia de Perón.

La otra censura ocurrió en 1950, cuando Argentina Sono Film canceló todos los proyectos de películas que la involucraban. El rumor sobre el origen de esa prohibición habla de una fiesta paqueta en la que Niní, se dijo, imitó a Eva Perón con sorna. Fanny Navarro, su colega y compañera en el film Mujeres que bailan ( 1949 ), estaba ahí. Ella, entonces tenía mucha afinidad con Juan Duarte, el hermano de Evita. Y un chisme se articuló con otro chisme: Fanny le contó a Juan que Niní se había burlado de Eva en público. Sin posibilidades de filmar en el país, Niní se autoexilió en México. Tras el fallecimiento de Evita, en 1952, regresó al país. Raúl Apold, ex vocero de Argentina Sono Film y secretario de Prensa presidencial le presentó una tarjeta escrita por Perón que revelaba el aprecio que le tenía el líder. Niní apenas pudo disimular su asombro.

Liviano, inocente o tal vez genial, su humor podrá gustar o no, pero hay algo incuestionable: la figura de Marina Esther Traveso esconde raíces más complejas que pueden convertirse en objeto de estudio. Algo así como la génesis de la risa popular en Argentina y la irrupción de la mujer en un terreno pensado en aquel momento para hombres.

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Del Gral. Pedro Eugenio Aramburu, militar argentino, presidente de facto de la Nación, principal integrante de la llamada Revolución Libertadora, secuestrado y asesinado durante el gobierno de facto del Tte. Gral. Juan Carlos Onganía por la organización extremista Montoneros ( 29 de mayo al 1 de junio de 1970 ), en el libro Aramburu - Confesiones, actitudes, propósitos, de Jacinto Toryho, Ediciones Libera, 264 páginas, edición año 1973, Buenos Aires, Argentina:

Las Fuerzas Armadas fuimos inducidas a creernos solución política ... La víctima única y permanente fue el pueblo; y las Fuerzas Armadas, ingenuamente, las victimarias.

Las Fuerzas Armadas fueron el ejecutor de un buena intención equivocada; ahí está su culpa, porque si se pretendió sanear a las instituciones, el amargo y desgraciado resultado no fue otro que el de atrasar a la democracia, elemento fundamental de la República. Nacieron los rencores y las diferencias profundas entre los argentinos; al pretender extirpar malas prácticas, se engendraron otras peores, y el panorama nacional, lejos de aclararse, fue enturbiado. No se adivinen agravios ni ofensa, no se busquen inclinaciones políticas, no se intente deformar la realidad vivida y padecida ni se pretenda velar la pureza de nuestra ubicación en el análisis y la expresión; y si aun todo ello ocurriera, aceptamos de buen grado y a pie firme el honor de un gratuito ultraje más en beneficio del pueblo que armó nuestro brazo y al cual le debemos respeto.

Los más graves problemas actuales de la Nación son el moral, el político y el económico, en ese orden. El problema moral no consiste fundamentalmente en la existencia o no de corruptelas, ya que en ningún lugar del mundo la pureza es absoluta en ese terreno y naciones como los Estados Unidos, Francia, Italia o Inglaterra son pródigas en escándalos que no afectan a la solidez de sus instituciones ni impiden su crecimiento. Esto no implica una condescendencia ni un aval de impunidad, lacra que entre nosotros posee raíces. Implica, sí, el reconocimiento de que existe un aspecto más grave aún: la atonía cívica, el desinterés por la cosa pública, la abulia de la población ante cuanto acontece, la inercia. Esta pasividad ha conducido a una franca ruptura entre quienes ejercen el gobierno y el pueblo gobernado. Cuando esto ocurre, se produce un vacío en la gestión de los intereses generales que no se hallan representados en semejante Gobierno. Vacío que es cubierto, quiérase o no, por una multitud de intereses particulares que no tienen por qué coincidir con el interés general. Un pueblo indiferente por la cosa pública es un pueblo no comprometido con su destino. El ciudadano es así apenas un accionista anónimo en una empresa que no le pertenece. Peca de ingenuidad quien piense que esta actitud políticamente pasiva es resultado de la casualidad. Idéntica ingenuidad cometen quienes creen que de ella puede salirse espontánea y a la vez orgánicamente. Mas esa pasividad tampoco debe ser interpretada como un asentimiento tácito para que el Gobierno haga lo que le plazca sin rendir cuentas a nadie. Entraña una situación de riesgo. Por esta razón urge revelar sus causas, medirlas en su verdadera intensidad y magnitud; contraponerlas a los modelos que convienen al país y, consecuentemente, actuar de conformidad a la responsabilidad que a cada uno le compete.

El problema político consiste en la contradicción que plantea a la democracia la existencia de una fuerza política poderosa numéricamente, que obliga siempre a una encrucijada: si triunfa, no existen garantías para la libertad; si es proscripta, la democracia queda limitada, cercenada, anulada quizás. Este es uno de los principales problemas que es necesario afrontar. Y afrontarlo de manera que las futuras elecciones sean como ya las concibo: limpias y democráticas y, en consecuencia, sin limitaciones ni proscripciones. Y si el peronismo, actuando como una fuerza seria y responsable, las gana porque es mayoría, habrá que entregarle el poder. Lo contrario no sería democracia. Los arduos problemas que agobian al país sólo podrán resolverse si nos unimos todos con un fuerte espíritu nacional.

La economía y la condución política son elementos de la política y deben ser conjugados , armonizados en su última relación o interdependencia. No es posible concebir solución del manejo político si no se tiene en cuenta el elemento económico o viceversa. Quiero aclarar algo más en referencia con la economía, término que para algunos representa frío manejo del capital. Economía, en concepto moderno, imperativo, es sentido social, humanidad. En los momentos que vivimos es fundamental llevar adelante un correcto y adecuado desenvolvimiento político que cree el marco para una solución política dentro del cual sea posible avanzar en la solución económica. La solución económica requiere estabilidad. Estabilidad es horizonte operativo. Empresas o personas desean y deben saber qué es lo que le depara el mañana. Mientras no tengamos mañana, pagaremos muy caro por los riesgos a que estamos expuestos. Es evidente que la economía, la conducción económica, debe contribuir a la solución política. De lo contrario sería muy difícil resolver el problema. Tal contribución consiste en " pagar ". El Estado debe pagar a sus proveedores, a sus empleados, a sus jubilados. Pagar es medida moralmente sana, económicamente necesaria y políticamente urgente. Pagando se pondrá en movimiento toda la máquina nacional, disminuyendo la gravedad de los problemas sociales que contribuyen a deformar nuestro hoy complejo panorama político. Se dirá que el Estado carece de fondos. Sin embargo, hay métodos para lograrlos con imaginación, coraje y horizonte. Muy caro nos está resultando el pago de los errores políticos. Y muy caro ese no expresado impuesto que se llama: ineficiencia en la conducción. Es necesario encarar el problema con sentido nacional y con realismo. Creo en la prioridad de una solución política dentro de la cual se haga intervenir alivios económicos para allí en más, al lograrse la salida, encarar con decisión, coraje e imaginación los problemas de fondo. El dinero debe estar al servicio del hombre y no el hombre al servicio del dinero.

En mi viaje por Europa visité fábricas, organizaciones obreras, cooperativas y en todas ellas hallé valiosas enseñanzas. En todas partes me asaltaron periodistas, pero en ninguna los rehuí. En primer término, el periodista es una persona que cumple una misión: trabajar. Y eso sólo merece respeto. A veces formula alguna pregunta atrevida; esto se halla dentro de su función. El interrogado debe estar en guardia para eludirla si lo juzgara conveniente, pues, como muy certeramente dijo alguien, no hay pregunta indiscreta; lo único indiscreto suelen ser las respuestas ... Yo procuré obviar todas las de este tipo, limitándome a responder aquellas que carecían de segunda intención.

Por aquí circuló la versión de que durante mi visita a S.S. Juan XXIII éste me habría interrogado acerca del cadáver de la señora Eva Perón. Es inexacto. Juan XXIII no me hizo la menor alusión al tema y el cadáver de la señora Eva Perón aparecerá en el momento oportuno.

Nota: El ataúd con los restos de Aramburu fue sustraído del cementerio de la Recoleta por los Montoneros ( 14 al 15 de octubre de 1974 ). El objetivo fue obligar a la entonces presidenta de la Nación, Isabel Perón, a repatriar el cuerpo de Evita desde Madrid a Buenos Aires.

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De Carlos De Nápoli, investigador, periodista y escritor, autor del libro Evita - El misterio del cadáver se resuelve, editorial Norma, 376 páginas, ilustrado, año 2003, Buenos Aires, Argentina:

El robo del cadáver de Eva Perón fue, al margen del delito, una insensatez. Porque la irracionalidad que implica robar los restos de un ser querido como represalia política va más allá de toda fantasía. No hay justificación posible. Sepultar el cuerpo en un lugar apropiado - como el actual - , y mantener la vigilancia adecuada habría sido suficiente, si lo que realmente se perseguía era preservarlo de daños mayores; el mismo cargo debe hacerse, por supuesto, a Montoneros, cuando secuestraron el cadáver del general Aramburu. El económico no es un factor descartable: sacar el cadáver del país costó miles y miles de dólares en operaciones secretas. Como tales, los gastos fueron reservados, por lo cual la sociedad argentina nunca sabrá cuánto costó la macabra aventura.

Pero tal vez lo más significativo del secuestro de los restos de Eva Perón sea que en sus pormenores se percibe ya el embrión, casi un ensayo, del terror de Estado de la década de 1970: la misma perversión ideológica, las mismas propuestas de destrucción de cuerpos, idéntico silencio y destrucción de pruebas. Y así como para desaparecer el cadáver se eludió todo el camino legal, también se impidió toda participación de la justicia en la lucha contra la violencia ejercida por los grupos armados en ese período.

La razón por la cual los militares han elegido ese camino siniestro debe buscarse en una educación errónea, a todas luces; en institutos militares que han formado y entregado responsabilidades públicas a personajes que luego se avergonzaron de sus acciones, que intentaron borrar toda huella de sus actos con la velada esperanza de engañar a la sociedad que desdeñan pero temen. Autores de hechos terribles e inhumanos, tienen terror de afrontarlos y de que se conozcan.

Al final del camino se encontraron con su peor enemigo: la Verdad.

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De Marta Davies, jubilada, en una carta publicada en Diario Popular, Impreba S.A., sección Pido la Palabra, director Eduardo Tucci, edición día 7 de mayo de 2008, Buenos Aires, Argentina:

Querida Evita:

Siete de mayo, otro aniversario más de tu nacimiento. ¿ No ves que siempre te recuerdo ? Es imposible olvidarme de vos. Miro tu foto y me estás mirando sonriente. Tengo ganas de contarte que aquí estamos muy mal. Ya no es todo color de rosa como cuando estaban vos y el General. Ahora hay hambre, chicos que se drogan en la calle, viejos tirados por la calle y jubilados que han sido despreciados. Añoro aquel tiempo en que estaban ustedes. Lástima grande que te fuiste muy pronto. Pero en mi corazón siempre estás viva. Y más viva que nunca. En el cielo donde estás, junto a tus seres queridos, recibe un abrazo y un beso muy fuerte de mi parte. Supongo que un día nos volveremos a ver. Hasta pronto, Evita.

Marta Davies.

Jubilada - Olivos.

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De Adrián Enrique Freijo, escritor e historiador, autor de Lecciones de nuestra historia reciente, editorial Sudamericana, 330 páginas, año 1977, Buenos Aires, Argentina:

En todos los gobiernos, en todos los partidos y sectores, en todos los hombres que fueron tejiendo nuestra historia, vamos a encontrar aspectos negativos y su contrapartida positiva. Porque soberbia sería olvidarse que únicamente Dios puede ejercer la perfección, y peligroso sería desconocer que la maldad absoluta es privativa del reino de las tinieblas.

Sabemos que al hojear el álbum de la época seremos salpicados de pasiones y enfrentamientos, de acusaciones y reproches y de incalificables epítetos que arrojarán un estigma definitivo sobre tal o cual protagonista. Y sin caer en la ingenuidad de creer en un total de buenas intenciones, intentaremos escapar al " maniqueísmo " tradicional de poner de un lado a los buenos y del otro a los malos.

El peronismo con sus renovadores principios populares, el radicalismo como contrapeso constitucionalista de muchos ex abruptos totalitarios, las FF. AA. como custodias del orden y la seguridad, los sindicatos como principio de ejecución de la representatividad obrera, la Iglesia como custodia permanente del espíritu religioso de nuestro pueblo, la juventud, que siempre seleccionó con el inapelable veredicto del tiempo lo mejor de sus hombres para una permanencia vital dentro del proceso más allá del sector político al que en definitiva se volcaran; todos son factores positivos, todos son aspectos salvables que tenemos la obligación de rescatar del fondo de los odios y las parcialidades porque juntos son, en definitiva, la gran idea, la ansiada mentalidad nacional que - teniéndola a mano - no hemos sabido comprender en este tiempo ya irrecuperable de nuestra historia.

Eva Perón fue una figura que adquirió relieves paralelos a los de Perón en el afecto popular y en su innegable importancia en muchas de las medidas de gobierno, sobre todo en aquellas que fueron más resistidas.

María Eva Duarte de Perón, Evita en el afecto sin límites de sus " descamisados ", como llamaba a las masas peronistas, conoció a Perón cuando recién comenzaba su carrera ascendente. Mujer intuitiva y con un coraje personal que no se han atrevido a negarle ni siquiera sus más enconados detractores. La idolatría que el pueblo peronista le dispensó fue tan sólo comparable al odio irracional que despertó en los sectores más poderosos que sólo veían en ella a una aventurera que todo lo hacía movida por un inmenso resentimiento hacia todo lo que significara aristocracia. Casada con Perón, pasa a ser el símbolo espiritual de un movimiento que ve en ella la personificación de todos los sufrimientos de una clase a la cual había pertenecido hasta poco tiempo atrás.

Mujer de una vida intensa como era posible tenerla a sus pocos años, se abre un camino que promete ser importante en el mundo artístico. Sin embargo, el destino la pone en el camino de Perón con el que comparte desde un principio no sólo su vida íntima, sino también sus ideas, planes y preocupaciones.

Además, para el líder, Eva Perón tiene otro valor incalculable que agiganta sin lugar a dudas su influencia evidente: ella posee el tipo de coraje que a Perón le falta, ella sola es capaz de enfrentar ( en esa mezcla de valentía e irresponsabilidad que marcaron sus actos ) al enemigo más duro sin sentirse desfallecer por ello. Ella es la fuerza, él es el intelecto. Una perfecta combinación.

Su evidente falta de formación la llevó en muchas ocasiones a tomar posiciones de un gusto muy discutible o que, por lo menos, servían para exasperar a quienes no veían con demasiado agrado su injerencia en asuntos de Estado. Fácil es recordar al respecto que era mucho más grave caer en desgracia con Eva que con el mismo Perón.

Por eso también tuvo siempre a su lado una corte de aduladores que estaban convencidos de que la mejor forma de llegar a Perón era por medio de su esposa. Es que su lealtad al esposo y al hombre alcanzaba límites sorprendentes. Su reiterada afirmación de que para ella Perón era todo y que su persona sin Perón no valía nada, lejos de parecer una simple " pose ", marcaba una realidad que sólo era explicable por un gran amor o por una admiración ciega hacia el hombre que la había encumbrado hasta lugares jamás soñados ni en su momento de mayor entusiasmo.

Le faltó tal vez el buen consejo que le impidiera la utilización de métodos que fueron polarizando paulatinamente las opiniones que sobre ella existían.

Gestora incalzable para conseguir el voto para la mujer, es postulada por la C G T como candidata a la vicepresidencia de la Nación en 1951. Las presiones del Ejército, sensibilizado ya contra el régimen y especialmente contra la señora de Perón, la obligan a retirar una candidatura que, a decir verdad, no había complacido a su esposo.

Ese mismo año, el 28 de setiembre de 1951, el general Benjamín Menéndez encabeza una rebelión desde la base de El Palomar. Esta es sofocada en pocas horas, pero marca el comienzo del fin: el Ejército ya no sólo retacea su apoyo, ahora comienza a entrar en franca hostilidad.

El 26 de julio de 1952, víctima de una fatal y dolorosa enfermedad que no consiguió sin embargo apagar sus ansias de acción y de trabajo, deja de existir María Eva Duarte de Perón. El pueblo se volcó a las calles para expresar su dolor a lo largo de jornadas enteras de duelo, en un respetuoso silencio que le permitía, por fin, un descanso en paz. Sobre sus virtudes y defectos, sobre el valor de sus intenciones y sobre la sinceridad de sus actos, sólo Dios y la historia son capaces de juzgarla.


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