DOCUMENTOS SOBRE EVA DUARTE DE PERON 


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María Eva Duarte de Perón / Evita. Argentina 1919-1952

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HISTORIAS, ANECDOTAS y TESTIMONIOS 

Evita en el Hogar de Tránsito Nº 2, hoy Museo Evita, Lafinur 2988, Buenos Aires

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De Yanina Andrea Leonardi, docente, investigadora del CONICET y escritora:

Como parte de los festejos por el " Día de la Lealtad " llevados a cabo en octubre de 1950, al cumplirse cinco años del mítico 17 de octubre de 1945, el gobierno planifica una serie de eventos de gran espectacularidad y relevancia en distintos puntos de la ciudad - tanto en el espacio urbano como en entidades oficiales -, con el fin de publicitar las obras realizadas hasta ese momento.

En lo concerniente al teatro, durante esa semana se ofrecen una cantidad de espectáculos en los teatros oficiales con entrada gratuita. Entre ellos pueden mencionarse en primer lugar Los caballeros de la mesa redonda, de Jean Cocteau, con dirección de Pedro Escudero, en el Teatro San Martín, representación que se anuncia como el estreno latinoamericano de la pieza. En segundo lugar, la reposición de Tierra extraña, de Roberto Alejandro Vagni, dirigida por Antonio Cunill Cabanellas, en el Teatro Nacional Cervantes. Por último, Electra, de Sófocles, representada en las escalinatas de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires y La fierecilla domada, de William Shakespeare, en el Teatro Nacional Cervantes.

Los espectáculos mencionados remiten al objetivo pedagógico del peronismo de acercar al pueblo a la cultura nacional, como en el caso de la obra nativista de Vagni. La puesta en escena de La fierecilla domada presenta, tanto en su producción como representación, a distintas figuras emblemáticas del ideario peronista. Su adaptación a cargo del dramaturgo Juan Oscar Ponferrada, quien había desempeñado cargos oficiales a nivel cultural. Enrique Santos Discépolo, actor popular, director, autor de tangos y militante peronista, dirige la pieza. Fanny Navarro, quien preside el Ateneo Cultural Eva Perón, " núcleo emisor de los postulados justicialistas dentro del medio artístico ", desempeña el papel protagónico. Eva Perón participa en calidad de productora ejecutiva de la puesta en escena.

Si bien las críticas periodísticas destacan la calidad del espectáculo y en especial la actuación de Fanny Navarro, los posicionamientos antiperonistas consideran a la representación como una muestra de la fastuosidad característica del peronismo, que opaca el prestigio del texto clásico universal. Particularmente notables son los costosos materiales utilizados como el vestuario del elenco a cargo del Teatro Colón y el de la primera actriz, diseñado por Paco Jamandreu, modisto personal de la Primera Dama. En el mes de noviembre del mismo año se realizan quince funciones del espectáculo a beneficio de la Fundación Eva Perón, contando en el estreno con la presencia del Presidente y su esposa Evita. Una vez más, los artistas populares - como Navarro o Discépolo - que ingresan en circuito oficial son percibidos por los agentes dominantes dentro del campo intelectual como extraños y ajenos.

Las vinculaciones establecidas entre el arte y la política durante el primer peronismo dan cuenta de la rígida oposición vigente entre la alta cultura y la cultura popular. La enemistad y distancia entre estos dos circuitos culturales imposibiltan la confrontación y el intercambio entre ambos, estableciéndose uno como el opuesto del otro. Por otra parte, el antiperonismo imperante dentro del campo intelectual obstaculiza toda valorización posible del arte popular ligado a esta ideología, algo que ocurre paulatinamente en décadas posteriores. Las intervenciones del peronismo en materia teatral intentan sortear este enfrentamiento adoptando un repertorio clásico universal, pero este gesto no obtiene el objetivo buscado, que es lograr centralidad en el campo, ya que es percibido desde la centralidad del mismo como tradicionalista, conservador y populista, en un momento donde impera la demanda hacia nuevas poéticas y autores modernos.

Asimismo, es necesario subrayar las consecuencias culturales generadas por la " democratización del bienestar " instaurada por el peronismo, las cuales se observan concretamente en la inserción de " nuevos consumidores culturales ", y se definen específicamente en la modificación de la percepción, lo que en términos del filófoso y crítico literario Walter Benjamin puede resumirse como " cambios en el sensorium ". Esto ocurre no sólo por la llegada de nuevos agentes sino también por la masividad de los mismos. Es decir, se establecen nuevos modos de percepción que conllevan nuevas pautas de consumo cultural: el ingreso de los sectores populares y su constitución en sujeto político implica modificaciones en el panorama cultural que hasta el momento se restringe a determinados sectores sociales. Entonces, la apropiación de los bienes culturales se expande a un sujeto que se acerca a estos con el fin de obtener fruición y divertimento, y no se impide de este modo el desarrollo de su competencia cultural. Así, el peronismo no promueve modelos culturales propios, sino que postula la inclusión de las masas en un sistema de consumo cultural ya existente ligado en algunos casos a otros sectores sociales. Las masas peronistas participan - de esta manera - de costumbres y estilos de vida de la clase media, incluyendo los modos y conductas del consumo cultural propias de este sector social.

Es innegable la impronta cultural que deja el peronismo a partir del surgimiento de un proceso de modernización que significa el establecimiento de nuevas pautas de consumo cultural, donde la inclusión de los sectores populares juega un papel determinante. Pero si bien el peronismo se define a sí mismo como un movimiento revolucionario en todos los órdenes, incluso en la cultura, sus políticas culturales y educativas se sustentan en la vigencia de imaginarios que se inscriben en valores tradicionales, y no se establece, entonces, una ruptura radical con la cultura preexistente.

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De Teresa Adelina Fiora, colaboradora del Dr. Ramón Carrillo, secretaria de la Escuela de Enfermería del Hospital Dr. Peralta Ramos y organizadora de la Escuela de Enfermeras " María Eva Duarte de Perón ":

El requisito único para ingresar en la Escuela de Enfermeras era la edad: las aspirantes debían ser mayores de 18 años y menores de 35 años. A quienes carecían de recursos económicos la Fundación les daba un subsidio, aparte de su internado. Hay que pensar que muchas venían de hogares muy humildes y desconocían por completo el sentido de la disciplina, indispensable para el estudio que emprenderían. Se me ocurrió, como una manera de enseñarles a organizarse, izar y arriar la bandera en el patio de la Escuela. Tal como hacen las escuelas primarias y secundarias. Así entraban a las aulas formadas y ubicadas en sus lugares.

El Dr. Ramón Carrillo, en 1947, proponía en su excepcional Plan Analítico de Salud Pública un orden de prioridades sobre cómo encarar el dramático cuadro sanitario en que se hallaba sumergido el país. En la obra se dejaba explicitado y detallado el plan de estudios de la Escuela de Enfermeras.

En aquellos años las enfermeras que se formaban en la Argentina lo hacían a través de dos instituciones: la Cruz Roja Argentina y las escuelas dependientes de la Sociedad de Beneficencia de la Capital Federal. Cuando el Dr. Armando Méndez San Martín asumió como interventor en la Sociedad, uno de sus objetivos fue transformar esas escuelas en institutos más acordes con su carácter asistencial.

Dos años era la duración del curso y comprendía doce materias: Anatomía y Fisiología, Higiene y Epidemiología, Semiología, Patología general y Terapéutica y Defensa Nacional y Calamidades Públicas en el primer año. Enfermería médica y quirúrgica, Primeros auxilios, Obstetricia, Ginecología y Puericultura, Dietética y Medicina social eran las materias del segundo año. Un posgrado de dos años más de estudio completaba la formación. Todas las alumnas recibían clases de conducción de vehículos. Esto es muy importante ya que hasta 1952 los únicos vehículos motorizados con que contaba la Fundación, eran los de la Escuela de Enfermeras.

La Escuela de Enfermeras impartió sus clases en los claustros del Instituto de Maternidad Dr. Peralta Ramos y el internado funcionó en un pabellón de la Casa Cuna. La Escuela de Enfermeras se integró a la Fundación en setiembre de 1950; es decir que la Fundación la recibió ya organizada completamente. Cuando la Escuela de Enfermeras se integró a la Fundación, ésta le otorgó un edificio que había pertenecido a la Sociedad de Beneficencia, el Asilo de la Alienada, calle Callao 1218. Las clases teóricas se dictaban allí, mientras que las clases prácticas se realizaban en los distintos policlínicos que se iban inaugurando.

Nota:

Carmen Delia Maldonado, enfermera de la Fundación, afirma que:

La disciplina era una cosa que se nos inculcaba mucho. Una enfermera debe permanecer serena frente a cualquier cuadro o situación, sino, no puede ofrecer su ayuda como corresponde. Esa disciplina se manifiesta también en el respeto al enfermo. La primera lección que se nos dio, fue la de saludar siempre al paciente. Saludarle y preguntarle cómo se sentía. Teníamos que acompañar al enfermo, porque cuando uno está internado, por más buena atención, por más lujoso que sea el hospital, siempre existe una sensación de desamparo. Nosotras debíamos darle bienestar y confianza.

" Lala " García Marín, empleada histórica de la Fundación, ratifica que:

Trabajaba yo en la Droguería Central, en la calle Rincón.

Evita me había recomendado ante el Dr. Ramón Carrillo, para ese puesto. Debía hacer guardia permanente, las 24 horas del día; por eso tenía mi casa allí.

Fui testigo de algo muy importante una noche. Cerca de la 1 de la mañana llamaron a la puerta de la Droguería y ... era Evita.

Vestida con una chaqueta y un pantalón claro, con el cabello suelto y un par de anteojos oscuros me pidió que la acompañara hasta el Policlínico " Presidente Perón ". En el trayecto me comentó que le había llegado la información de que las guardias nocturnas no atendían bien, que aparentemente los pacientes no eran tratados como estipulaban los Reglamentos. Llegamos y nos sentamos en la Guardia. Evita con sus anteojos oscuros.

Nos atendió un empleado diciéndonos que teníamos que esperar. Pasaba y pasaba el tiempo ... y los médicos de guardia no aparecían. Evita entonces me dice:

" Preguntá otra vez ".

" Señor - volví a preguntar - ¿ va a tardar mucho el médico ?

" Y ... tiene que esperar ".

Esperamos un largo rato más hasta que Evita se levantó, se sacó los anteojos que llevaba puestos y le dijo al empleado:

" Me llama al médico de guardia, ¡ urgente !

" ¿ De parte de quién ? ", preguntó el empleado.

" De parte de Eva Perón ", respondió Evita.

Instantáneamente aparecieron los médicos. Venían corriendo, con unas caras de sueño terribles y prendiéndose los delantales.

Evita se dedicó a recorrer todos los pisos del policlínico. Con el Libro de Orden en la mano y con el mayor respeto, despertaba cada tres o cuatro camas a los pacientes:

" ¿ Cómo lo tratan ? ¿ Lo atienden bien ? ¿ Necesita algo ? ", preguntaba Evita.

Ahí ya formalizaba un pedido ... para un hijo ... un familiar ... Así era Evita, así ella recorría los pisos.

Todos los policlínicos de la Fundación funcionaban con atención permanente y totalmente gratuita; en muchos casos también las farmacias con que contaban entregaban los medicamentos sin cargo.

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De Claudia Soria, licenciada en Letras, doctora en literatura latinoamericana, docente y escritora:

Hacia 1950 el peronismo se ha consolidado como una nueva propuesta política y estética que se comunica a través de un aparato propagandístico. Su objetivo es construir la nueva Argentina peronista y desterrar la vieja Argentina; es decir establecer visualmente una puntuación que marque el antes y el después del proyecto liberal y radical. La radio, los diarios, los noticiarios, la gráfica callejera son los medios técnicos con los que Perón cuenta para organizar la democracia de las masas. El desafío consiste en transformar rápidamente a esas masas en una fuerza política coherente y no sólo en un mero espectáculo callejero. Por su experiencia italiana - entre 1939 y 1941 es agregado militar de Argentina en la Italia de Mussolini -, Perón entiende que la propaganda no sólo sirve para difundir la doctrina peronista y neutralizar el poder opositor, sino que es también condición indispensable para establecer una civilización tecnológica moderna. Se trata de usar la propaganda para educar a los trabajadores en la tecnología y para que entiendan que ahora el Estado tiene un proyecto industrial y social inclusivo con el que el obrero puede identificarse.

El gobierno no sólo se muestra soberano sino también en total control de la acción de gobierno gracias a la tutela de la pareja presidencial. La foto que muestra a Perón que " mientras la ciudad duerme " sale de la residencia presidencial para dirigirse a su despacho acompañado por su secretario privado es la imagen del presidente responsable, " el primer trabajador ", que madruga y traslada las costumbres del Ejército al gobierno nacional. Si a esta imagen le sumamos aquella famosa foto de Evita que vuelve de trabajar a las 5 menos cuarto, el efecto es totalizador.

Mucho se hablado de esta foto de Evita, producto de un fotomontaje, que originalmente no tiene el reloj de la torre del Concejo Deliberante detrás, lo que confirma que Evita trabajaba hasta altas horas de la madrugada, costumbre que trae de su vida de actriz. Si sumamos las fotos como si se tratara de un montaje alternado se crea la imagen de una pareja que trabaja las veinticuatro horas, esto es, mientras el pueblo duerme Perón madruga y Evita pernocta. Si Evita trabaja hasta las cinco de la mañana y Perón sale a las seis de la mañana, hay un espacio de una hora en el que la pareja se cruza. La suma de Perón y Evita es ciertamente la mayor imagen de totalidad que el peronismo puede ofrecer. Es la figura de una pareja en total consenso la que resulta de una cohesión política imbatible.

La relación entre Evita y Perón, además se consolida en su triangulación con el obrero. Al satisfacer a las masas, la relación entre Eva y Perón se " histeriza " en la medida en que el deseo de Eva se articula simultáneamente en identificación con el deseo de Perón y el deseo de las masas, formando un triángulo constitutivo de la estructura histérica, una estructura en la que el sujeto encarna el deseo del otro.

En la propaganda de los años cincuenta, Evita tiene un lugar singular como puente que vincula al líder con las masas y como primera dama que acompaña al presidente Perón en sus actos de gobierno y protocolo. Pero su lugar no sólo sirve de complemento. Evita ocupa un lugar estratégico, que aparece en el sistema como suplemento. En ella se condensa el plus del peronismo porque se reduplica la función del Estado.

Evidentemente, la apuesta más fuerte de la propaganda peronista es feminizar la política a través del rol de Eva como presidenta de la Fundación Eva Perón. En este espacio, Evita aparece liderando la ayuda social, estableciendo un contacto directo y maternal con el pueblo, como garantía indiscutible del Estado de bienestar.

Nota.

Para ver esa famosa foto de Evita, clickear, por favor, aquí

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De Gregorio Caro Figueroa, periodista, historiador, conferencista y escritor:

La política argentina es un campo sembrado de cizañas disfrazadas de consignas contundentes, tajantes y excluyentes, pulidas como armas con las cuales se incitaba a salir a la lid a matar o morir. Algunas vez tendremos que revisar esa creencia que asegura que durante la violencia de los años ´70, los bandos enfrentados en esa micro guerra civil se batían defendiendo ideologías contrapuestas. Quizás podamos decir que se despedazaban por algo más rudimentario: una consigna o una de esas " alternativas de hierro " que incluían, como segundo término, el espectro de la muerte.

La crisis y la violencia que asolaron a la Argentina de los años ´70 no se pueden explicar sólo por algunos de sus actores, se llamen Héctor Cámpora, José López Rega o Isabel Perón. Tampoco se agota en el rol que cumplieron sindicatos, terroristas o militares que ejecutaron la represión contra todo el orden jurídico. La interpretación doméstica y facciosa de ese trágico ciclo es un obstáculo para comprenderlo y para encarar una " terapéutica " de nuestra memoria enferma.

No debemos confundir esta terapéutica con recalentamiento ideológico, ni debate con acción propagandística empeñada en recortar la memoria de aquella violencia, con afán de adjudicar la paternidad de la misma al bando contrario, excluyendo al propio.

La década de los ´70 fue la más trágica de la historia argentina del siglo XX. Lo que padecimos desde fines de los ´60 hasta finales de los ´70 fueron los remezones locales de, al menos, dos movimientos sísmicos a escala mundial: los coletazos de la Guerra Fría y el impacto mundial de la crisis del petróleo.

" A lo largo de todo el siglo XX, apenas si ha sido posible hablar o escribir en torno a los procesos de desarrollos sociales sin hacer referencia a los imperativos, electos e influencias internacionales ", anota el filósofo y sociólogo Ralf Gustav Dahrendorf. Tampoco se puede hablar o escribir sobre los procesos políticos de los países periféricos, sensibles y vulnerables a esos influjos. Si a ello añadimos que, como afirma el sociólogo y antropólogo social Ernst André Gellner, todo lo ocurrido entre 1945 y la crisis del petróleo " puede mirarse retrospectivamente como una belle époque ", tendremos que convenir que ambas fechas abrazan y coinciden en la Argentina con el auge y declinación del primer peronismo.

Dentro de este marco externo se inscriben los factores y el entramado internos. A la crisis económica se añade el agravamiento de la crisis política y de legitimidad cuya resolución, según se creía, pasaba por el fin del largo exilio de Perón, paso previo para su restitución al poder. El contexto internacional, la naturaleza de los conflictos argentinos, la fragmentación del peronismo, la aparición de los grupos terroristas bautizados con el eufemismo de " formaciones especiales ", y la avanzada edad del propio Perón, se combinaron en una mezcla explosiva.

Antes de que Perón regrese al país y al gobierno, recrudeció la pugna entre las facciones enfrentadas por la posesión de su herencia política. La confrontación entre la " Patria socialista " y la " Patria peronista " fueron traducciones rígidas, anacrónicas y sin adaptación, del obsoleto arsenal de la Guerra Fría, devenida en caliente bajo la influencia del castrismo cubano y del guevarismo que eligió el territorio argentino como uno de los " varios Vietnam " a crear.

La enorme capacidad política de Perón no le evitó, al final de su carrera, convertirse en aprendiz de brujo. Pensadas y alentadas como dispositivo para hostigar al gobierno militar de entonces, las llamadas " formaciones especiales " pronto escaparon del control de quien las había prohijado como una resistencia armada que se desmovilizaría tan pronto como el líder regresara al país para ponerse al frente de " la reconstrucción y la liberación nacional ". Aquella siembra de vientos trajo una cosecha de tempestades.

No se trata de insinuar que las responsabilidades individuales puedan disolverse en el mar de las " culpas colectivas " o que éstas puedan hacerlo en el óceano de las " causas externas ". De lo que se trata es de señalar que no se va por buen camino cuando se intenta concentrar en la figura de Isabel Perón toda la responsabilidad de la compleja situación desencadenada tras el fallecimiento de Juan Domingo Perón. Este enfoque, simultáneamente, adjudica a Isabel Perón una enorme incapacidad como gobernante.

La primera presidente mujer de la Argentina fue una hoja en esa tempestad que la sobrepasó y sobrepasó a la dirigencia del país. No fue Isabel quien desató esa tempestad que ni ella, ni ninguna otra individualidad política, ni ninguna parcialidad en solitario, estaban en condiciones de domar.

Se equivocaron por igual quienes creyeron que, muerto Perón, la verticalidad, el carisma y el poder del líder podían transmitirse o repartirse como patrimonio. No lo era por vía institucional, tampoco como un bien de familia y, menos aún, por intrigas palaciegas a lo López Rega o como herencia arrancada con las armas en la mano. Esa herencia estaba en todas partes y en ninguna.

Un perogrullesco slogan montonero rezaba " Isabel no es Evita ". Eva Perón fue la estelar y fugaz mujer del apogeo peronista. Isabel Perón, la opaca y efímera figura de la declinación. Rodeada de multitudes, Evita. Confinada a la soledad, Isabel. Forjadora de un mito una, condenada al olvido la otra. Vidas cuyas simetrías invertidas pueden multiplicarse con rigor o con antojo.

En noviembre de 1988, Isabel Perón rompió su obstinado silencio. " Todos tenemos la culpa, me incluyo, de lo que pasa en esta Argentina. Pero no vayan a creer que la culpa era toda mía. Me daba vergüenza y lástima de algunas personas ", confesó la ex presidente que también admitió estar escribiendo sus memorias.

Nadie duda que estamos asistiendo a un " revisionismo " de los ´70, que algunos quienes usar como prólogo para un revival de aquellos años trágicos. Tal afán de revisión parece encadenado a la " memoria literal ", esa memoria intacta, rencorosa, que nos ata a un pasado que no podemos superar. Ese uso de la memoria nos puede impedir utilizar esa otra memoria, la " ejemplar ": aquella que es capaz de comprender, de hacer justicia, de perdonar. Esa " memoria ejemplar " es curativa y potencialmente liberadora. Memoria y olvido, dice el filósofo e historiador Tzvetan Todorov, han de ponerse al servicio del presente y de la justicia.

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ISABEL Y PERON

De Alberto María Fonrouge, político argentino, senador nacional por la provincia de Buenos Aires, fundador del Partido Conservador Popular:

En vida de su esposo, Isabel tuvo escaso papel en la política. Se mostraba distante cuando estaba delante de Perón.

Ella era muy modesta de temperamento, callada, reservada. A Perón lo impactó por su prudencia, que yo advertí mucho cuando la traté. Ella era presidente del Senado del que yo formaba parte, por lo que me tomó juramento.

Siempre observó un riguroso segundo plano detrás de su marido. En esto era lo contrario de Evita, siempre a la par de Perón. Evita no podía ser segundona y era una gran oradora popular. Isabel hablaba después de Perón o no hablaba.

Nota:

En la imagen, el Presidente y su señora esposa, María Estela Martínez Cartas de Perón, Vicepresidente de la Nación, en la Base Aérea de Morón, durante una exposición de aviones. Se observa la presencia del ministro de Bienestar Social, José López Rega, y de altos funcionarios militares, entre ellos, el teniente general Leandro Enrique Anaya, comandante en jefe del Ejército, y del brigadier general Orlando Ramón Agosti y del almirante Emilio Eduardo Massera, mes de abril de 1974.

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De María Cristina Pons, docente, doctora en Literatura Latinoamericana y escritora:

Entre 1946 y 1955, el deporte es altamente fomentado por el Estado y pasa a ocupar un lugar central en la retórica de la construcción de la " Nueva Argentina " peronista. Previamente, desde principios de siglo hasta 1940, la actividad deportiva en Argentina era mayormente privada e implicaba el esfuerzo de clubes y asociaciones deportivas relativamente autónomo. El Estado permanecía totalmente ausente o apático hacia la promoción de tales actividades. Por el contrario el apoyo estatal que durante el primer peronismo se le da al deporte permite que la Argentina viva lo que muchos han considerado una " fiesta deportiva ". Uno de los prestigiosos periodistas de la época define este impulso dado al deporte de la siguiente manera: " Antes de Perón los gobiernos se habían mantenido indiferentes ante el crecimiento de esta fuerza viva que estaba clamando una mayor atención ... Se vivía el deporte como en la belle époque, como en los tiempos del vals ... Así lo encontró el peronismo. Quedó establecido el pacto: Perón le daba todo al deporte, y el deporte le daba todo a Perón ".

Perón no es sólo un promotor y espectador del deporte, él mismo es un deportista integral. Desde su juventud ya practica el alpinismo, equitación, boxeo y gimnasia. En su trayectoria en el Colegio Militar es instructor de gimnastas en la escuela de suboficiales y entrena al equipo de fútbol que gana el Campeonato Mundial de Fútbol en 1926. Pero Perón se destaca sobre todo en esgrima, llegando a ser campeón militar y nacional, y en 1924 es seleccionado para integrar el equipo nacional de esgrima que participa en las Olimpíadas de París. Más allá del auténtico amor de Perón por el deporte existe una agenda política definida. Para los opositores al régimen peronista, esta promoción y difusión del deporte constituye una prueba adicional de su carácter " nazi - fascista ". Pero más que nada, el impulso dado al deporte, y en particular a la práctica deportiva a nivel comunitario, también puede entenderse como una práctica social en el marco de las políticas públicas como el desarrollo de la educación, la salud, los beneficios sociales o la promoción de la mujer.

Resulta clave considerar la presencia del deporte en la retórica de la construcción de la " Nueva Argentina ", particularmente la que se da a partir de la articulación cuerpo/moralidad, lo bello y lo sublime. Para la relación entre lo bello y lo sublime se toman en cuenta algunas de las observaciones del filósofo Immanuel Kant que ocupan sin duda un lugar importante dentro de canon dominante de la tradición estética moderna. Pero además, tal tradición, eminentemente masculinista, informa el discurso oficial del peronismo respecto de la actividad deportiva de entonces, produciendo, a partir de la dicotomía de lo bello y lo sublime, un sistema de diferencias morales entre los hombres y las mujeres.

El discurso público del primer peronismo sobre el deporte tiene, sin duda, un cariz eminentemente moral. Perón asume como responsabilidad del gobierno la promoción del deporte y lo hace resignificando el rol social y político de la participación deportiva.

El poder de esta narrativa moral del discurso oficial del primer peronismo respecto del deporte radica en que apunta a moldear la conducta. Es por ello que en tal resignificación del rol social y político del deporte, la práctica deportiva aparece fundamentalmente como la escuela que moldea al buen ciudadano. El deporte, dice Perón, " enseña a forjar el carácter ", a " templar el alma y a formar esa naturaleza de vencedor que debe tener el ciudadano argentino ". La moralidad que se anhela para la Nueva Argentina se basa obviamente en el viejo adagio " mens sana in corpore sano " ( mente sana en cuerpo sano ): " Si hay un deber ineludible para el gobernante ", dice Perón en la Fiesta Nacional del Deporte, en 1949, " es ayudar a la juventud que quiere conquistar un alma sana y un cuerpo sano ". Al respecto, los Campeonatos " Evita " son la mejor escuela y así lo hace explícito en 1951: " En cada uno de estos muchachos que terminan de luchar por vencer en el Campeonato " Evita " está la escuela que yo anhelo para la Argentina: una escuela de hombres sanos, sanos de cuerpo y de mente ".

Los Campeonatos " Evita ", señala Mariano Plotkin, en Mañana en San Perón, editorial Ariel, año 1993, fueron junto a la creación de bibliotecas populares, y la promoción de clubes sociales y deportivos barriales, una de las instituciones designadas a la organización y control del tiempo libre, y una de las políticas públicas más exitosas. Más tarde, en 1953, se organizan los Campeonatos Juveniles " Juan Perón " y en ese mismo año también se crea la Unión de Estudiantes Secundarios ( UES ) para varones, cuyas actividades se enfocan fundamentalmente en los deportes; poco después se organiza la rama femenina, una de cuyas sedes se instala en la residencia presidencial.

Las inversiones en el desarrollo del deporte a nivel comunitario son cuantiosas y algunos de los beneficios también son considerables, particularmente en materia de salud y recreación pública ( 200.000 niños llegaron a participar en los Campeonatos " Evita " en 1953 ). En lo que respecta a los Campeonatos " Evita ", por ejemplo, todos los niños que quieren participar deben someterse a un éxamen médico sin cargo, provisto por el Ministerio de Salud Pública, y a aquellos cuyas condiciones físicas les impiden participar se los trata libre de cargo. Asimismo, el transporte de los niños que vienen del interior a Capital es gratuito, provisto por el sistema de ferrocarriles del Estado.

En materia de premios, se le otorga al equipo ganador un campo deportivo y dinero para mejorar las instalaciones de los clubes locales. También se les da botines de fútbol y camisetas, bicicletas y otros premios, y se considera a los niños como luchadores en potencia por la grandeza de la patria.

Instituciones como la Fundación Eva Perón, entonces, no sólo proveen del espacio para el desarrollo de las actividades deportivas, sino que a través del deporte ofrecen la posibilidad de pasar del vicio a la virtud. Asociando el deporte a la salud y abrevando en la retórica del " antes " y el " después ", se articula el mensaje respecto de los Campeonatos " Evita " y las actividades deportivas en general.

Es evidente que hay un proceso de " peronización " del deporte en aquella época que consiste en un acto de presencia, apropiación e injerencia en la práctica deportiva como parte de la tarea de propagación y transferencia de la Doctrina Peronista a todos los campos sociales. Esto se manifiesta en la reputación de la pareja Perón - Evita como benefactores del pueblo, la cual se refuerza por la propaganda impresa y la puesta en escena de los rituales, imágenes y símbolos del imaginario peronista que completan el despliegue del espectáculo deportivo. Entre otras cosas: es infaltable la presencia de Perón y de Evita en los partidos más importantes; ambos saludan a los jugadores personalmente y Evita por lo general iza la bandera y da el puntapié inicial. A la muerte de Evita, es Perón quien la reemplaza en tal ritual.

Más allá de los Campeonatos " Evita ", hay toda una política orientada a asegurar los éxitos deportivos de alto rendimiento, y sin duda Perón los capitaliza para sus fines políticos.

El deporte es también el lugar desde donde se construye la Nueva Argentina peronista y el lugar donde esa Argentina se refleja hacia el mundo. Dice Perón en 1948: " La Argentina se dirige con paso firme hacia la plenitud de su destino ... Es lógico que esa favorable situación haya tenido un brillante reflejo en el triunfo deportivo de que hoy nos congratulamos ". El deporte se percibe así como un espejo en donde verse y ser visto al mismo tiempo. No es de extrañar, entonces, que durante el peronismo los deportistas exitosos pasen de ser simplemente " cracks " deportivos a ser ídolos populares o héroes nacionales. A algunos deportistas internacionales, como Juan Manuel Fangio, además de otorgárseles la " Medalla Peronista ", se les permite participar del ritual de dirigirse al pueblo desde el balcón de la Casa Rosada cuando triunfan. Los atletas famosos también son presentados a los niños como modelos a ser emulados. Este pasaje de ser simplemente " cracks " deportivos a ser modelos y héroes nacionales se teje a partir de una narrativa que vincula moralidad y estructura corporal, lo bello y lo sublime.

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De Eduardo Bautista Pondé, escribano y doctor en notariado, docente y escritor, autor del libro Los reelegidos - Roca, Yrigoyen y Perón, ensayo crítico, editorial Legasa S.A., Buenos Aires, 348 páginas, año 1991.

La noche del 22 de enero de 1944, Perón estaba en el Luna Park; María Eva Duarte, también. Ambos sabían el porqué de su presencia.

Juan Domingo Perón comenzaba sus golpes de codo para abrirse camino hacia la conducción del movimiento revolucionario, valiéndose de un buen escalón cual podría ser la colecta que esa noche se propiciaba para ayudar al pueblo sanjuanino, cuya ciudad destruyera un reciente terremoto.

A María Eva Duarte la motivaba acercarse a ese Coronel que se perfilaba más y más como el hombre fuerte de la revolución, como ella misma narra en ese libro editado como " La razón de mi vida ".

Los dos lograron su objetivo: el Coronel juntó dinero y popularidad y ella, actriz no dotada, juntó proximidad.

Algunos autores describen lo acontecido con salsa más picante. María Eva se las ingenió para sentarse a su lado, desplegó hábilmente su seducción femenina y como él le hablara de la causa del pueblo que él pensaba defender como si fuera propia, ella le espetó con definida doble intención que si " era la causa del pueblo su propia causa, por muy lejos que haya que ir en el sacrificio no dejaré de estar a su lado, hasta desfallecer ". Y se fueron nomás, a dormir juntos.

No es cuestión de salir con acusaciones de engendros maliciosos, de denigrar con ánimo persecutorio político, de estimarlo como infundio perturbador de una acrisolada moralidad o de calumnias jaspeadoras de la adustez humana.

Don Juan Domingo vivía en un departamento situado en las inmediaciones de Arenales y Coronel Díaz. No estaba solo. Le hacía compañía una joven mendocina. Todo es nuboso en torno a esta muchacha: la función y hasta el nombre. María Inéz o María Peña o María Cecilia Yurbel. En cambio, en el sobrenombre coincidían todos: " Piraña ", porque ella tenía un apetito voraz.

Pudiera ser que luego de despertar Eva Duarte de esa primera noche de connubio extraoficial y anticipado, se encontrara con la joven " Piraña " que, a su buen apetito, sumaba una armoniosa estructura física. Inició entonces una tarea inquisitoria.

Que cómo conoció a Perón, que cuándo fue a vivir con él, que por qué lo hizo, etc. Y Juan Domingo seguramente no habrá escapado al interrogatorio.

Entonces sacó sus conclusiones. Hija, no es; empleada, no parece; si vino a estudiar, resulta que no estudia; no trabaja ni busca empleo.

Perón llegó una noche al departamento. ¿ Y " Piraña " ? María Eva Duarte la había fletado a su natal Mendoza a que le hiciera compañía a los Andes mendocinos porque, para acompañar al Coronel tan gentil, dadivoso y bizarro, se bastaba ella.

Sobreentendido que Juan Domingo Perón había arribado a la instancia revolucionaria de 1943 con ideas claras relacionadas con lo que pensaba y pretendía en orden nacional; como que Evita asimismo tenía su pensar y pretensiones. María Eva Duarte descubrió un quehacer que no había supuesto cuando se fue una noche de la silla del Luna Park a la cama del Coronel. Mientras tanto, se casaron el 22 de octubre de 1945.

El acta matrimonial encierra una serie de mistificaciones que van desde asignarle a Perón soltería siendo en realidad viudo, hasta un desbarajuste relacionado con el nacimiento de Evita. Figura Evita viniendo al mundo en Junín, Provincia de Buenos Aires, el 7 de mayo de 1922. El acta de su nacimiento ocurrido en Los Toldos, hoy General Viamonte, se arrancó del Libro correspondiente. Siempre queda un rastro y, en el caso de Evita, el hilo conductor lo dió el Acta de Bautismo cumplido en la Iglesia de Los Toldos el 21 de noviembre de 1919 en la que se anuncia nacida el 7 de mayo de ese año y, siguiendo el hilo, se sumaron constancias: el Acta de Nacimiento en Junín era falsa en cuanto a la fecha y lugar del hecho y también en la afirmación que era hija legítima de Juan Duarte y Juana Ibarguren, de cuyo matrimonio existente se inventó una certificación relacionada con folio que no hay ni lo hubo.

¿ Y para qué todo esto ? Sin duda a Evita se le ocurrió modificar la realidad social y, de paso, hacerse una rebanadita de tres años en la edad. ¿ Coquetería también ?

Nota:

Acta matrimonial de Perón y Evita, aquí

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PDRES DE EVITA

De Raúl Suárez, cuidador de la Casa - Museo " Evita ", en calle Eva Perón ( ex Francia ) 1021 , ciudad de Los Toldos, partido de General Viamonte, provincia de Buenos Aires:

Nací en 1919, el mismo año en que nació Evita. Ella con sus hermanos y yo jugábamos mucho tiempo en la calle Francia de Los Toldos.

Todas las personas importantes relacionadas con Evita se llamaron Juan y Juana. Juana Ibarguren se llamaba su madre, Juana Rawson de Guayquil era la partera que la recibió en brazos cuando nació, Juan Duarte se llamaba su padre, Juan se llamaba su hermano, Juan se llamaba su esposo Perón, y hasta su suegra se llamaba Juan Sosa Toledo. Parece algo increíble, ¿ no ?.

En 1928 Evita padeció una grave quemadura en su rostro al caérsele aceite hirviendo de una sartén. El rostro tenía una costra oscura y terrible, pero pocos días después se le cayó y su cara apareció blanca como la porcelana, los vecinos vinieron a ver el suceso como un hecho realmente milagroso.

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De Alfredo Silletta, investigador, periodista y escritor, autor del libro La Patria Sublevada - Una historia de la Argentina peronista, editorial Latinoamericana Editora S.A., Buenos Aires, 272 páginas, año 2002:

Instalada en su despacho de la Secretaría de Trabajo y Previsión, Evita atendió día y noche a miles de mujeres, ancianos y niños humildes con el objeto de solucionar sus problemas. Era habitual en aquellos días las largas colas de personas esperando ser atendidas por Evita.

La oposición la criticó y la acusó de dar limosna a los pobres. Evita respondió:

" En la vereda de enfrente, algunos mediocres han discutido y creo que deben seguir discutiendo - ¡ ya no me queda tiempo que perder en oírlos ! - sobre mi obra. No me importa lo que piensen de mí, ni de lo que hago. Me basta saber que hago lo mejor que sé y lo mejor que puedo. Pero me causa gracia la discusión, cuando no se ponen de acuerdo ni siquiera en el nombre del trabajo que yo hago.

No. No es filantropía, ni es caridad, ni es limosna, ni es solidaridad social, ni es beneficencia. Ni siquiera es ayuda social, aunque por darle un nombre aproximado yo le he puesto ese.

Para mí es estrictamente justicia. Lo que más me indignaba al principio de la ayuda social, era que me la calificasen de limosna o de beneficencia.

Yo no hago otra cosa que devolver a los pobres lo que todos los demás les debemos, porque se los hemos quitado injustamente. Por eso yo no espero nunca el agradecimiento, que es una manera de humillación, aunque me emociona la gratitud de los humildes como ninguna otra cosa. Sobre todo porque se expresa tan sinceramente ".

El historial de la Fundación Eva Perón fue extraordinario. Reseñar toda la ayuda social de la Fundación sería engorroso. Sólo cabe recordar brevemente algunas de sus tareas:

Creación de policlínicos modelos para la atención de los más humildes y especialmente de los niños.

Hogares Escuelas en todo el país para niños de 4 a 12 años. Además de la Ciudad Infantil y Estudiantil y la unidades turísticas de Chapadmalal, Mendoza y Río Tercero.

Hogares de Ancianos con asistencia médica y otros servicios.

Los Torneos infantiles y juveniles Evita y Juan Perón, que movilizaban anualmente a más de 200.000 participantes.

Distribución anual de más de 3.000.000 de juguetes, libros y ropa.

Ayuda internacional consistente en víveres, ropa y medicamentos.

La Fundación Eva Perón repartía 1.500.0000 de botellas de sidra y pan dulce para las fiestas de Navidad y Año Nuevo. Esta última medida fue muy criticada por la oposición y, entonces, Evita respondió:

" Nuestra sidra y pan dulce son nada más que un símbolo de nuestra unión con el pueblo. Es nuestro corazón que quiere reunir en la Nochebuena a todos los corazones descamisados de la Patria, en un abrazo inmenso, fraternal y cariñoso ".

El 7 de mayo de 1952, Eva Perón cumplió 33 años y una terrible enfermedad hacía estragos sobre su cuerpo.

El 4 de junio, día de la investidura por segunda vez del general Perón, Evita insistió en acompañar a su marido en el trayecto de la asunción que iba desde el Congreso Nacional hasta la Casa Rosada. Durante todo el trayecto repetía:

" ¡ Qué lindo es el pueblo ! ".

Y al finalizar el recorrido expresó:

" Dios ha sido bueno conmigo al permitirme ver este día de gloria para Perón ".

Fue su última aparición en público. El 26 de julio pasó a la inmortalidad.

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De Gabriela Nouzeilles, licenciada en Letras, escritora y profesora de Estudios Latinoamericanos en la Princeton University, Princeton, New Jersey, United States:

En su álbum Rey sol ( 2000 ), el cantautor, cineasta y guionista Fito Páez incluye el tema musical " Acerca del niño proletario ", texto/canción cuyo aparato de significación alegórica está montado sobre ejes de sentido que remiten insistentemente a series políticas, culturales y literarias que han definido la relación entre cultura y política en la Argentina moderna.

Aun cuando es posible remontar la ficción nuclear de ese texto/canción a las ficciones estatales fundacionales de la cultura nacional argentina en las que la violencia contra el otro funciona como escena primaria, o a la cadena interrupta de relatos que la crítica literaria Josefina Ludmer ha llamado " cuentos de tortura ", es innegable que la legibilidad del texto de Páez depende entre otras cosas del imaginario político instalado por el peronismo, en particular en su inflexión de izquierda en los años sesenta y setenta. La máquina significante peronista opera mediante la producción de series de articulaciones narrativas y núcleos iconográficos que se repiten y perviven en el tiempo, a la vez que se transforman y adaptan para responder a coyunturas político - estatales específicas. Es en esta capacidad de transformación, adaptación y supervivencia donde reside en parte el poder del peronismo como régimen semiótico populista, capaz de mediar entre sectores sociales antagónicos a través de un conjunto mínimo de interpelaciones populares. Dentro de ese régimen semiótico, el niño es desde un principio una figura fundamental en tanto aglutinadora infalible de afecto político.

" Acerca del niño proletario " de Fito Páez narra la ambigua seducción, violación y asesinato de un niño marginal de una villa miseria a merced de tres niños burgueses, hermanos, que provienen de un barrio aledaño. Cada uno de los actores está definido maniqueamente por su lugar social. De un lado, los hermanos, quienes actúan como grupo, son " chicos ricos empresarios " que pertenecen a las " familias más argentinas ", y quienes, como buenos católicos, " no se duermen sin rezar el Padrenuestro ". Del otro lado, en oposición, el niño proletario se encuentra solo, sin aliados, marcado por un determinismo hereditario de privación y explotación. Este niño pertenece por definición al mundo peronista clásico en tanto su vulnerabilidad nos reenvía al niño desvalido que la variante maternal de Eva Perón se ha esforzado por proteger y salvar.

Dentro del vocabulario peronista, la confrontación entre los niños repite la oposición tradicional entre " gorilas " y pueblo pensada como lucha a muerte. El relato que desarrolla la canción, dividido en tres partes, está narrado en primera persona por uno de los niños violadores, interrumpido por un estribillo en que el niño proletario se identifica a sí mismo como un niño no - niño ( " Tengo 20.000 años/ Soy el niño proletario " ), a quien una sociedad injusta le ha negado el mundo de la infancia. La violación que cierra explosivamente el incremento acelerado de la violencia hacia el niño marginal conecta la escena de la vejación con el imaginario cristiano y la figura del sacrificio a través de los cuales, inevitablemente, los actores - victimarios y víctima - reafirman sus posiciones de poder o de subalternidad dentro del juego social: " Lo liquidamos tan de repente/y mientras se moría yo le acuchillaba el corazón/y le dí duro entre los dientes/ya no tenía voz el chico para pedir favor/que lo matemos, lo antes posible,/andá a cantarle a Gardel, andá a cantarle a Perón ".

La alegoría política que organiza y fija el lugar de los actores en este teatro de la crueldad queda finalmente rematada por el paso al registro de la lengua y la canción popular plebeya de un tiempo ido ( el tango ) y la referencia explícita a Perón, que aquí funciona como residuo de un sistema de significación política aparentemente perimido, post - peronista, post - histórico y neoliberal, en concordancia con los efectos sociales y económicos de las dos administraciones menemistas de los años noventa. Al mismo tiempo, más allá de sus resonancias históricas concretas, el significante " Perón " es el punto de anclaje melancólico - sentimental de una perspectiva justiciera más amplia, que permanece obturada, según la cual el niño proletario encarna el paradigma de la víctima abyecta que necesita ser redimida por los destinatarios bienpensantes a quienes Páez tácitamente interpela. Solidarizándose con el niño vejado, Páez se hace cargo de " dar voz " a quien de acuerdo con la letra " ya no tenía voz ", en busca de un público que procure impedir la violencia sacrificial neoliberal.

Como indica la ambigüedad referencial de la preposición " acerca " que encabeza el título, la canción de Páez, además de ser un llamado a la acción solidaria, es también una cita extendida y un homenaje. Si, por un lado, se trata de una intervención político - cultural coyuntural basada en la denuncia y marcada por una condición melancólica postpolítica, por el otro, la canción se propone como glosa y reelaboración de un texto anterior, el relato del escritor Osvaldo Lamborghini " El niño proletario ( 1973 ). En ambos casos, la fábula gira alrededor de una escena de violencia extrema, narrada en primera persona desde la perspectiva culta y autorreferencial de uno de los niños asesinos, en la que se viola, tortura y mata a un niño pobre. Es importante notar que, no obstante estas coincidencias, el diálogo intertextual de Páez deja en el camino, achatándola y neutralizándola, a la inestabilidad significante del texto lamborghiniano, así como su uso crítico e irreverente de la lógica populista entendida como dispositivo discursivo en el que la figura del niño desvalido ocupa un lugar central. A diferencia de la canción de Páez, la ficción despiadada de Lamborghini rehúsa fijarse en la denuncia y pasa a operar sobre el filo de los mismos mecanismos de representación que hacen posible la proyección simbólica del niño proletario, desestabilizando de ese modo el sistema de referencias y oposiciones sobre los que se funda la afectividad melodramática del peronismo histórico. Desde esta perspectiva, el relato de Lamborghini representa en sí mismo el límite y la culminación de la ficción peronista clásica sobre el niño marginal, después de la cual sólo restaría la repetición y el simulacro.

El parentesco dislocado que conecta al niño proletario de la canción de Páez con el del relato de Lamborghini permite detectar no sólo la continuidad fantasmática del repertorio afectivo del peronismo hasta nuestros días, sino también las transformaciones y fracturas que introducen en su imaginario las prácticas estético - políticas de las vanguardias militantes de los sesenta y setenta. Con frecuencia quienes participaron de esas mismas vanguardias no sólo son herederos irreverentes de la interpelación peronista, sino que se piensan a sí mismos fundamentalmente como " niños peronistas ". En el campo del arte y la literatura en particular, la infancia deja de ser meramente el objeto patético de la representación para convertirse también en un lugar de enunciación " revolucionaria ".

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SOLDADO LLORANDO

De Martín Kohan, premio Herralde 2007, docente y escritor de ensayos y novelas:

Yo también tengo una anécdota de Perón.

Indirecta, me apresuro a admitirlo, y abstracta en cierto sentido; alguien podría alegar incluso que en verdad no se trata de una anécdota con Perón sino de una anécdota sin Perón, pero en definitiva es una anécdota, y esa anécdota transcurrió en una jornada lluviosa del mes de julio de 1974.

Perón había fallecido y mis padres me llevaron a contemplar el ceremonioso paso del cortejo fúnebre por la Avda. Lugones.

Mis padres no eran peronistas, y no se movilizaban nunca por nada, vivían para el trabajo; iban de casa al trabajo y del trabajo a casa, y en esto sí eran unos tremendos peronistas.

Ellos no habían ido al velatorio en el Congreso Nacional, así como antes no habían ido a Ezeiza cuando volvió Perón en junio de 1973, así como antes no habían ido - con sus padres - a las exequias imponentes de Evita en 1952, así como antes no habían ido - con sus padres, o sus padres sin ellos - a pedir por Perón en la Plaza de Mayo en octubre de 1945. Pero como el féretro con Perón, en su traslado hacia la quinta de Olivos, pasaría a pocas cuadras de mi casa de infancia, se sintieron convocados y fueron, no sintieron que ellos iban, sintieron que Perón venía; fueron y me llevaron.

Entre las cosas que me sorprendieron, en el recuerdo que tengo de lo que pasó, consta lo siguiente:

Que el cortejo fúnebre avanzara por la Avda. Lugones a contramano. La fila de coches negros y el féretro envuelto en la bandera argentina aparecieron por el lado contrario al que yo suponía. Era insólito para mí que un presidente de la Nación, la encarnación de la ley, violara las leyes, aunque fuera las leyes de tránsito, como también fue insólito para mí haber visto llorar a un soldado.

Nota:

En la imagen, la excepcional fotografía, registro del reportero gráfico coreano Ki Chul Bae, que recorrió el planeta. El conscripto Roberto Vassie llora bajo la lluvia ante el paso del féretro con el cuerpo de Perón. Julio de 1974.

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Textos cortesía de Carlos Vitola Palermo de Rosario, Santa Fe, República Argentina.

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