DOCUMENTOS SOBRE EVA DUARTE DE PERON 


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María Eva Duarte de Perón / Evita. Argentina 1919-1952

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HISTORIAS, ANECDOTAS y TESTIMONIOS 

Evita en el Hogar de Tránsito Nº 2, hoy Museo Evita, Lafinur 2988, Buenos Aires

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De Andrés Larroque, político argentino:

Siempre me impactaron los conceptos de Evita, su capacidad de enfrentar a aquellos sectores de poderes económicos y en función de las reivindicaciones de los más humildes.

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De Pedro Squillaci, periodista, crítico de cine y espectáculos:

El director Eduard Cortés partió de un hecho verídico, como el robo de las joyas de Eva Perón en la década del 50, para construir un film con pincelazos de policial oscuro y pasajes de comedia.

De la mano del talento interpretativo de Guillermo Francella y un aceptable coequiper como Nicolás Cabré, " ¡ Atraco ! " transita un relato dinámico, que atrapa y entretiene.

La historia comienza con un robo en Madrid, con dos hombres vestidos de policías, que se fugan con un botín de una joyería. La acción continúa con una imagen ambientada en Panamá, unas semanas antes. El tema es conseguir fondos para que el general Juan Domingo Perón pueda instalarse en Madrid. Desde allí, Landa ( un exquisito Daniel Fanego ), que compone a un cuadro peronista de peso, contactará a Merello ( Francella ), un custodio de Eva Perón que tiene un amor platónico con ella. Comandará él, junto a Miguel ( Cabré ) que da vida a un actor de poca monta, el robo de las joyas que fueron de Evita y están empeñadas en una joyería top de Madrid.

Cortés explotó de un modo logrado el vínculo entre el sabelotodo y el pibe ( Merello - Miguel ) y aprovechó algunos argentinismos del lenguaje para contraponerlo al español típico y desatar algunas sonrisas.

La película " ¡ Atraco ! " tiene un adecuado tratamiento de la imagen, cuenta con algunos guiños del policial oscuro y un final que es la frutilla del postre.

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De Guillermo Francella, premiado actor y comediante argentino de cine y televisión:

En el film " ¡ Atraco ! " vivo un enamoramiento con Evita. Es una adoración, diría.

Hay un parlamento en la película en el cual el personaje de Nicolás Cabré me dice:

" ¿ Ud. se enamoró de Eva ? ".

Y yo le digo:

" De las diosas uno no se enamora, las adora ".

Algunas veces me preguntaron si mi familia era más " gorila " o más peronista. Puedo decir que mi familia era de clase trabajadora, por ende eran peronistas, pero no militantes, y admiraban mucho a Evita.

" ¡ Atraco ! " es una gran película, una película muy conmovedora. Y filmar en España fue interesantísimo, y a las órdenes de un director como Eduard Cortés, que no conocía.

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De Dante Gullo, político argentino:

Evita es amor y entrega, es rebeldía y transgresión, es pueblo organizado y más inteligente.

Evita es un permanente presente de nuestra historia porque marca el futuro y la conciencia de los pueblos.

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De Rogelio Alaniz, periodista, docente, escritor y editorialista del diario El Litoral, Santa Fe, República Argentina:

Su paso por la historia fue fugaz y luminoso, como un sueño o como una pesadilla. O como una película. La amaron y la odiaron, la veneraron como una reina y la injuriaron como a una bastarda. Nadie se privó de nada, pero nadie cambió nada. Inútil desconocerla o infamarla, inútil el odio o la indiferencia. El mito se mantiene intacto y ya se sabe que contra el mito y la leyenda no hay argumentos racionales que valgan.

Eva Duarte será para siempre Evita. A pesar de sus críticos y de sus epígonos. Indagar sobre el número de amantes que tuvo en su vida o estampar su rostro en un billete no cambia nada. Evita no necesita de un certificado de virginidad o de la firma de algún ministro al pie de un billete para ser Evita. Alguna vez escribió que su mayor ambición era ser recordada por los pobres simplemente como Evita. Su deseo se cumplió en toda la línea. Sin disquisiciones o especulaciones complejas, para el hombre de la calle existe y existió alguien que se llamó Evita, una mujer que se acordó de los pobres como pareciera que nadie se había acordado antes y nadie se habrá de acordar después.

Los que intentaron borrarla de la memoria colectiva sufrieron un fracaso abrumador. Quienes la amaron no la olvidaron ni la olvidarán. Las pasiones que despertó se han trasladado de generación en generación. Puede que la intensidad de ese amor hoy no sea tan fuerte, puede que el fuego de esa hoguera se haya reducido, pero en la memoria de los pobres sigue intacto el recuerdo de esa mujer a la que amaron como a nadie, y cuando murió la lloraron hasta secar los ojos.

Todo en ella estuvo signado por la desmesura, su irrupción en la política del brazo de un militar, sus discursos arrebatados de pasión, sus generosos programas sociales, sus odios intempestivos, sus amores desbordantes, su dolorosa agonía y su apoteótica muerte. Las óperas, las cantatas y los poemas que luego se hicieron en su homenaje, son apenas una pálida reedición de lo que fue en realidad, confirmando una vez más que la vida es siempre más rica que la ficción.

Nunca antes y nunca después la Argentina vivirá el espectáculo de las multitudes que la ovacionaban en la Plaza. Nunca más los símbolos del poder serán sometidos a esa incertidumbre, a ese instante en el que todo pareciera transcurrir al borde del precipicio, el instante en que cientos de miles de voces le exigían que no renunciara, como ocurrió en aquel mítico 22 de agosto de 1951. Nunca más se los verá a ella y a Perón vacilando en el palco como dos principiantes, dominados por la sensación de que - por un momento - el libreto preparado o la escena montada escapaba a su control, no porque el pueblo no les respondiera, sino porque les respondía demasiado.

En el mito las imágenes suelen ser decisivas. Una excelente biografía de Evita podría condensarse en algunas imágenes que perduraron a lo largo de la historia. Hay una, sin embargo, que la define mejor que nadie. Me refiero a esa foto que, según los historiadores, fue tomada en la quinta de San Vicente. Ella está con los cabellos rubios sueltos al viento, la sonrisa cálida y atrevida, el cuello de la camisa abierto, la mirada perdida en algún punto del infinito. No necesitaba nada más para entrar por la puerta grande de la historia.

La actriz de reparto, la mujer que parecía carecer de talento genuino para interpretar el drama o la tragedia en remanidos programas de radio, logrará en el escenario de la historia ejercer su rol más sublime. Victoria Ocampo alguna vez dijo de ella que en lo fundamental nunca dejó de ser una actriz y que en el poder desplegó sus verdaderas condiciones. Puede que lo haya dicho para descalificarla, pero más allá de su intención, efectivamente fue una gran actriz, alguien capaz de consumirse interpretando su rol. En este caso no en escenarios de cartón, sino en el gran escenario de la historia.

EVITA
En la imagen, foto de Evita con los cabellos al viento y la mirada en el infinito, en la quinta de San Vicente.

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De Leonardo " Leo " Damián García, músico de rock, pop y música electrónica:

Evita personifica la femineidad, la fuerza auténtica de la mujer.

Ella es un ícono, representa algo muy grande que supera la política, pasa a la espiritualidad.

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De Liliana Mazure, realizadora documentalista y productora argentina, presidenta del INCAA ( Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales ):

Hoy se resignifica lo que Evita fue para la Argentina y el mundo. Estamos en una etapa de recuperación de los derechos y también desde un lugar de la solidaridad.

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De Liliana Heer, escritora, docente, psicoanalista y crítica literaria:

La negación dialéctica desdoblada es el punto de partida de Eva maravillosa, novela de Gloria Lenardón, Alción Editora, Córdoba, Argentina, 176 páginas, año 2006: momento de la gran renuncia.

Eva maravillosa, realidad y mito en perpetua metamorfosis, eterno retorno, vértigo, potencia de afirmar el caos. Tiempo, deseo, finalidad, resonancia. Eva Perón escribe el testamento, despliega su historia deteniéndose en algunos instantes, en algunas acciones que dieron sentido a su vida. Mientras tanto irrumpe la polifonía, el salto, un cruce de espacio entre escenario y jeroglífico.

Eva como Alicia de Lewis Carrol narra mediante diversas transformaciones la lógica de una epopeya que se repite desde siempre.

Lenardón plantea con brillantez y humor el dilema del poder en profundidad y superficie. Primero las cenizas después el fuego, combinación de un lenguaje que no cesa de generar zonas de esplendor.

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De María Susana Massabó, escritora y docente, autora del libro titulado La historia de Evita y el voto femenino, edición a cargo de Fernanda Ronzoni, con ilustraciones de Eugenia Nobati, de la Colección Historias con pictogramas - El gato de hojalata, literatura para niños, dirección editorial Teresita Valdettaro, editorial Guadal S.A., Buenos Aires, 32 páginas, año 2011:

Eva Perón es una de las figuras más revolucionarias de nuestra historia.

Defendió los derechos de los trabajadores y de los más pobres y luchó para que las mujeres argentinas pudieran votar.

Fue querida por muchos y cuestionada por otros.

Con aciertos y errores, logró muchos cambios en apenas 6 años, de los 200 que ya tiene la historia de nuestro país.

Nota:

Para ver la imagen de este libro, clickear, por favor, aquí.

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Del Correo Oficial de la República Argentina S.A., Correo Argentino, empresa que se encarga del servicio postal de la Argentina, día 3 de agosto de 2012:

El Correo de la República Argentina se ha sumado a los homenajes con motivo de conmemorarse un nuevo aniversario del paso a la inmortalidad de María Eva Duarte de Perón, a través de la emisión del entero postal " Homenaje a Eva Perón ".

Con esta emisión el Correo Argentino recuerda a la Abanderada de los humildes y precursora en la lucha por el liderazgo de la mujer.

Se ha impreso una edición limitada, disponible en las sucursales de Correo Argentino de todo el país.

Siguen vigentes sus palabras, pronunciadas el 12 de marzo de 1947 durante su campaña por el voto femenino:

" Ha llegado la hora de la mujer argentina redimida del tutelaje social y ha muerto la hora de la mujer relegada a la más precaria tangencia con el verdadero mundo dinámico de la vida moderna ".

POSTAL  EVITA

En la imagen, el entero postal " Homenaje a Eva Perón " emitido por Correo Argentino.

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De Julio Orione, periodista y editorialista:

En su libro Curas villeros, de Mugica al padre Pepe, editorial Sudamericana, 304 páginas, año 2010, la escritora e investigadora Silvina Premat hilvana una serie de historias que reflejan, paso a paso y sin ahorrar el relato detallado de desventuras sin fin, el camino esperanzador que se labra cotidianamente.

Con materiales recopilados en su acercamiento a todas las villas de la ciudad de Buenos Aires, Premat construye un relato coral que incluye los testimonios de esos asentamientos donde la droga y la violencia ocupan lugares preponderantes. Y donde la lucha diaria por superar esos desafíos encuentra en los curas villeros uno de los puntales de afirmación vital.

Inspirados en las labores del mítico padre Carlos Mugica ( 1930 - 1974 ), asesinado por los esbirros de José López Rega y considerado en su época con desconfianza por las mismas autoridades eclesiásticas, los curas villeros actuales reciben el respaldo de sus superiores. Premat señala esta circunstancia en diversas ocasiones y destaca la presencia del cardenal Jorge Mario Bergoglio S. J. en ceremonias organizadas en las villas. Bergoglio brindó su explícito apoyo al padre Pepe cuando éste fue amenzado por los traficantes de droga.

José María Di Paola, el padre Pepe, es uno de los protagonistas principales de Curas villeros, pero la autora no deja de incluir a lo largo del libro las historias de sus compañeros de misión, desde quienes estuvieron en las épocas pioneras de Mugica hasta quienes se incorporaron hoy en día a las tareas en el laberinto formado por casillas y pasajes donde la droga y las armas circulan abiertamente.

La autora señala en varios momentos del libro el vínculo de los iniciadores del movimiento de curas villeros con el peronismo, con el cual existía una afinidad ideológica, resumida así por el padre Rodolfo Ricciardelli, amigo del padre Carlos Mugica:

" Carlos no quería una lucha de pobres para destronar a lo ricos y quedarse ellos en el poder. Quería que el pobre pudiera vivir con dignidad su propia cultura. El no quería transformar el mundo para que los ricos vivieran como los pobres o los pobres vivieran como los ricos. Frente a esto, el comunismo daba una solución, el socialismo otra y el peronismo ponía un principio que para nosotros, era el más cristiano ".

Cada testimonio que recoge el libro incluye espinas lacerantes y al mismo tiempo algún atisbo de esperanza. Que en ciertos casos es más que un atisbo, ya que en su andar por esas callecitas laberínticas, a veces llenas de barro o de basura, la periodista se encontró con personajes de extraordinaria dignidad, que narraban historias de vida conmovedoras por sus inicios en la soledad, la droga o el alcohol y la posterior conquista de una vida diferente.

El libro incorpora anexos valiosos: un listado de los curas villeros actuales y documentos: la primera declaración pública del Equipo Pastoral de Villas en 1969; una propuesta de los curas, de 2007, sobre la urbanización y el respeto a la cultura villera, y " La droga en las Villas, despenalización de hecho " firmado por el Equipo de Sacerdotes para las Villas de Emergencia, en 2009. Dos cuadernillos de fotografías completan el contenido de esta obra que no dejará indiferente a ningún lector.

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Del padre José María " Pichi " Meisegeier S. J. ( 1936 - 2011), cura villero:

Como decía Evita, tenemos que saber subir con el pueblo, junto a los que sufren, a los que están solos. Mi compromiso, mi deseo, es que sepamos trabajar desde el pueblo para estar al lado de los sufren, como hizo Jesús y el padre Carlos Mugica.

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De Juan Cruz León, periodista, investigador y escritor:

En 1932, una epidemia de tuberculosis afectó el sur de la Capital Federal. Para anticiparse a un nuevo brote de la enfermedad, en 1935 la municipalidad donó el terreno ubicado en la avenida Piedrabuena al 3200. Allí, con fondos del Estado nacional y otros donados por entidades de beneficencia, se construiría el Hospital de la Liga Argentina contra la Tuberculosis. Un proyecto impulsado por el legislador socialista Alfredo Palacios destinó tres millones de pesos para su ejecución y otro millón anual para su mantenimiento. La construcción avanzó y en 1939 se llegó hasta el piso 14.

En el año 1948, durante la primera presidencia de Juan Domingo Perón, el gobierno justicialista decidió retomar su edificación, detenida por falta de presupuesto, para convertirlo en el Hospital Modelo más grande de América latina. Pero el golpe de Estado de septiembre de 1955 interrumpió todas las obras impulsadas por Evita y Perón, incluidas ésta y la de su gemelo, el Hospital Pediátrico, ubicado en La Paternal (conocido como Albergue Warnes, ocupado durante años y dinamitado en 1991).

El barrio del hospital, que actualmente se conoce como Villa 15 o Ciudad Oculta, se llamaba General Belgrano y sus habitantes eran obreros del Mercado de Hacienda, del ferrocarril y del frigorífico Lisandro de la Torre ( ubicado en el barrio de Mataderos, y fue uno de los focos de la resistencia sindical durante el peronismo proscrito).

Décadas de abandono mantuvieron el edificio recortando la horizontalidad de la villa que año tras año se expandía a su alrededor. En 1978, en plena euforia mundialista, la Junta Militar del " Proceso de Reorganización Nacional " tapió temporalmente los límites de Villa 15. La dictadura no quería que el mundo viese que en la Argentina había indigentes. En Ciudad Oculta, el nombre con el que se la conoce y donde, según estadísticas del gobierno de la Ciudad, vivirían 3.800 familias, unas 15.200 personas.

En 2007, el intendente Jorge Telerman cedió este edificio de 60 mil metros cuadrados a la organización Madres de Plaza de Mayo, que puso en marcha un jardín maternal, aulas para capacitación, un gimnasio, dos comedores con cocinas, un vestuario, dos puestos de seguridad y un taller de costura.

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De Pablo Manzotti y Diego Batlle, periodistas, críticos de cine y escritores:

El film Elefante Blanco ( Argentina - España - Francia /2012 ), dirección: Pablo Trapero, con Ricardo Darín, Jérémie Renier, Martina Gusman, Federico Benjamín Barga, Mauricio Minetti, Walter Jakob, Raúl Ramos y Pablo Gatti, guión: Alejandro Fadel, Martín Mauregui, Santiago Mitre y Pablo Trapero, fotografía: Guillermo Nieto, música: Michael Nyman, edición: Nacho Ruiz Capillas, Andrés Pepe Estrada y Pablo Trapero, dirección de arte: Fernando Brum, sonido: Carlos Lidón y Federico Esquerro, distribuidora: Buena Vista International, duración: 110 minutos y apta para mayores de 16 años, fue ovacionado en el Festival de Cannes, Francia.

Luego de Carancho ( un film de género, un cuasi policial negro con un gran atraco y un golpe calculado hacia el final ), Pablo Trapero retoma el camino abierto en Leonera: una película de evidente corte social, con un microclima fuertemente marcado.

Elefante Blanco cuenta la historia del padre Julián ( Ricardo Darín ), un sacerdote católico que trabaja en una de las villas de Capital Federal y recibe a Nicolás ( Jérémie Renier ), un presbítero francés, más joven, que se suma a su labor de base. Luciana ( Martina Gusman ) es una asistente social que desarrolla su profesión codo a codo con Julián desde hace años, enfrentando las problemáticas subyacentes del lugar.

Trapero es uno de los mejores directores ( sino el mejor ) del cine argentino actual en términos de puesta en escena. Parte de un piso de calidad, un estándar, al que no puede acceder casi ningún colega con la regularidad, al menos, que él lo logra. Cuenta en su relato con una soberbia fuerza narrativa que se juega en cada escena: todas muy justificadas y elaboradas.

El arranque, la secuencia inicial antes de los títulos, es un ejercicio de cine puro. Casi sin diálogos, muestra como el personaje de Jérémie Renier escapa a la matanza de una población indígena, por parte de grupos narcos, en la selva boliviana. En paralelo, Ricardo Darín se dirige al mismo sitio para rescatarlo maltrecho y llevarlo hacia su barrio, donde le ofrece asilo y trabajo pastoral. El peso de la secuencia planta, desde el vamos, las distintas miradas frente al conflicto futuro que tendrán los protagonistas ¿ Se puede enfrentar, con acción social, el poder de los grupos narco en el lugar ? ¿ Cómo balancear este trabajo entre el poder de la fuerza policial y la burocracia eclesiástica ?

Hay un obvio paralelismo entre Leonera y Elefante Blanco. En ambos casos, el director " encierra " al espectador dentro del ambiente opresivo, con una acertada utilización de la puesta en escena. En el caso de Leonera, en la cárcel; aquí, en el barrio. Por momentos, se transforma en un film claustrofóbico, planteado desde el primer plano secuencia ( una maravilla ) donde, desde la estructura del viejo proyecto de hospital ( el famoso Elefante Blanco del barrio 15 de Lugano ) la cámara sigue sin cortes a los personajes hasta la capilla, como presentación de la villa al personaje de Renier. Es un gran preludio narrativo para repetir la experiencia con el mismo personaje, pero esta vez será en una instancia más oscura: deberá acceder al sector de uno de los bandos de narcotraficantes para reclamar un cadáver.

Si vale la comparación ( ¿ y por qué no ? ) el primer cine de Martin Scorsese, el de Calles salvajes, estaba muy influenciado por las libertades del cine francés y el nuevo documental, allá, por inicios de los años '70. Sus planos siempre siguen a los personajes y establecen una mirada desde sus puntos de vista ( De Niro, Harvey Keitel ). Los retrata con una cámara móvil, que registra el ambiente de acción ( en ese caso, una Nueva York violenta y oscura ). Hay algo de esa estética narrativa en la película de Trapero. La cámara, casi siempre, está a la altura de los hombros de los protagonistas. Vemos la villa como la ven ellos. Y contamos con las diferentes miradas: Renier, por un lado, Darín, por el otro. Un mismo lugar, dos registros diferentes.

Más allá de estos hallazgos, hay algo fundamental en la película de Trapero que quizá sea lo más importante a destacar: no estetiza la miseria. No soy amigo de films como Ciudad de Dios, un videoclip de las favelas. En Elefante Blanco todas las escenas parecen iluminadas optimizando la luz natural, algo que fija el registro desde el mundo real. Se centra en la historia de los personajes en su contexto. No hace de ese contexto una estilización obscena.

Los registros actorales son todos excelentes: Ricardo Darín confirma su impresionante ductilidad para hacer creíble a cualquier papel que encarne. Martina Gusmán está muy sólida en su personaje y Jérémie Renier logra una performance muy medida, alejándose de los posibles estereotipos del cura foráneo en suelo latino. Quedará para pensar y decidir por parte del espectador si está de acuerdo con la suerte y el destino que se otorga a cada uno de los protagonistas, algo que, por momentos, puede resultar un poco forzado por la misma complejidad del relato que transitan. Pero eso, desde ya, es de lo que se trata el cine: de contar buenas historias.

En la portentosa secuencia inicial ( previa incluso a los créditos ) , vemos cómo el padre Julián ( Ricardo Darín ) es sometido a una tomografía en su cabeza; cómo ese mismo cura viaja a Bolivia para rescatar en plena selva a un colega belga, Nicolás ( Jérémie Renier ), en medio de una matanza de indígenas por parte de narcotraficantes; y cómo ambos terminarán juntos compartiendo un duro trabajo social en las villas porteñas ( el film se rodó en la Villa 31 de Retiro y en la Villa 15 de Lugano, en el edificio del título, que estaba destinado a ser, durante las primeras presidencias de Perón ( 1946 - 1955 ), el hospital modelo más grande de Latinoamérica.

En esos primeros minutos está sintetizado el tono, el espíritu, las búsquedas de Elefante Blanco, una película que trasciende sus limitaciones ( que las tiene ) con una puesta en escena impecable, una narración poderosa y una ambientación siempre convincente.

El cine de Trapero ha puesto desde el principio el foco en las contradicciones del entramado social ( basta recordar desde Mundo grúa hasta Carancho, pasando por El bonaerense o Leonera ), pero nunca había explorado con tanta profundidad la marginación, la violencia, los efectos del narcotráfico y el trabajo de los curas villeros en ese desolador contexto.

Lo primero que hay que decir es que Trapero elude la porno - miseria, el paternalismo y la estilización de la violencia en la línea de películas de proyección internacional como Ciudad de Dios. Prefiere, en cambio, un relato más clásico, en el que se destaca el aprovechamiento de las locaciones mediante un virtuoso trabajo de largos planos-secuencia que siguen a los personajes por los vericuetos del inmenso edificio abandonado, y por los intrincados pasillos que rodean a las precarias construcciones de las villas.

Puede que los tres protagonistas no tengan esta vez la complejidad, los matices de otros films de Trapero ( el padre Julián que Darín encarna con su habitual solvencia tiene algunas ocasionales y mínimas dudas, pero es “ casi ” un santo, la asistente social que interpreta Martina Gusman no tiene el desarrollo de sus papeles previos, y, así, es Renier quien saca mayor provecho de un personaje que va creciendo con el correr del relato ), y puede también que el sentido homenaje al padre Carlos Mugica resulte demasiado obvio y explícito, pero el director trasciende esos y otros esquematismos con una pintura social, un fresco construido con los mejores recursos cinematográficos.

La labor pastoral en medio de una sangrienta guerra de narcos que tiene incluso a niños y adolescentes como víctimas, las tensas relaciones con las autoridades políticas y policiales, y las diferencias entre los curas de base y la jerarquía eclesiástica son algunos de los aspectos que Trapero y sus coguionistas ( los creadores de El estudiante y Los salvajes ) abordan durante las casi dos horas del film.

Es cierto que algunos elementos de la trama ( las contradicciones íntimas, la culpa, la impotencia, el cansancio, la ira, el sufrimiento, la tensión sexual ) están más “ explicados ” por los diálogos o imágenes demasiado explícitas que trabajados con pudor, con ductilidad o mediante la construcción de climas.

Trapero, queda claro, apostó aquí por la urgencia, la visceralidad, la fuerza de las imágenes. Y, en ese sentido, cada uno de sus planos tiene una potencia, una convicción, una carga emotiva que arrasan con cualquier cuestionamiento “ intelectual ”. Es de agradecer, por lo tanto, que un director de su jerarquía - y con una frecuencia entre película y película que nunca supera los dos años - vaya siempre por más, con audacia, con rigor y, por supuesto, con talento.

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De Abel Alexander, historiador de la fotografía:

En sólo 33 años de vida, Eva Duarte de Perón ( 1919 - 1952 ) generó una gigantesca iconografía fotográfica sin precedentes en su época.

Evita era una mujer tremendamente fotográfica; poseía esos atributos básicos que la favorecían ampliamente frente a la cámara: un perfecto rostro oval, ojos grandes, oscuros y bien separados, una frente alta y despejada a lo que se agregaba aquella sonrisa deslumbrante. Era joven y hermosa, de buena figura, piel blanquísima y una abundante cabellera siempre peinada por los mejores coiffeurs. Su guardarropa tenía la etiqueta de los más cotizados modistos nacionales e internacionales. En las sesiones de pose lucía lujosas joyas haciendo juego con sofisticados vestidos o costosas pieles.

Pero mucho antes de aquellas tomas inolvidables, su primera relación con la cámara fotográfica tal vez haya estado vinculada a su vocación por el mundo del espectáculo. Con apenas 2 años de edad y un sencillo disfraz, Evita posa para los festejos del Carnaval junto a sus cuatro hermanos. Como para toda familia humilde de esa época, la fotografía representaba un verdadero lujo. No sorprende entonces que haya tan escaso registro de la niñez y adolescencia de Evita. A los 11 años, en 1930, Evita y su familia se mudaron de Los Toldos a la cercana ciudad de Junín, en un intento de mejorar la angustiante situación familiar. " Cholita ", como la llamaban cariñosamente, coleccionaba los retratos de sus artistas favoritos. Quería ser como ellos. O más. Con esa meta y sólo 15 años, Evita desembarcó en Buenos Aires en enero de 1935. Entonces no existían agencias o representantes que promovieran la carrera de una actriz; las aspirantes debían buscar por sí mismas los contactos, contratos y promociones. Los retratos fotográficos jugaban un papel vital para esa búsqueda: en esos años, Eva Duarte escogió con buen criterio aquellas firmas que se especializaban en la delicada retratística de actores y actrices de teatro y cinematografía. Así llegó al estudio del fotógrafo húngaro Nicolás Schoenfeld ( 1901 - 1977 ), en la calle Carlos Pellegrini al 1200. Los retratos, realizados entre 1938 y 1940, fueron encargados por el actor Tomás Simari, quien inclusive abonó las facturas. Schoenfeld - " el retratista del alma " - recordaba la revista Así de 1975 a la joven actriz como " amable, profundamente sensible, atenta y muy coqueta ".

El gran maestro de origen polaco Sivul Wilenski ( 1897 - 1952 ) fue otro de los retratistas escogidos por Eva Duarte. Sus negativos, conservados en el Museo del Cine, conforman una colección de casi 30 retratos de estudio en diferentes poses y actitudes, con un manejo de las luces y sombras que resalta esos hermosos ojos oscuros. Hacia 1935 se hizo fotografiar en el estudio Fotografía Fermoselle; entre ellas se destaca un hermoso retrato que Evita dedicó a su hermano Juan. Pero fue la alemana Annemarie Heinrich ( 1912 - 2005 ) quien obtuvo los más valiosos retratos de Eva Duarte. En 1938, sonriente, posaba con cabellera rubia y atrevida falda. Otro retrato emblemático la muestra con una sugerente malla a lunares. Varias de esas fotos - volcadas intensamente a la promoción de la estrella - fueron seleccionadas por editores para ilustrar las tapas o notas y reportajes en las principales revistas de Buenos Aires dedicadas al espectáculo. Es interesante observar cómo las fotografías de esas tapas se alternan mostrando una Eva Duarte ambivalente que oscila entre el retrato recatado y las poses atrevidas. Existen testimonios de Eva visitando las redacciones y conveniendo a las secretarias para obtener estas notas. Muchas veces lo consiguió: en 1939, las populares revistas Sintonía y Damas y Damitas incluyeron en sus portadas fotografías de Wilenski. También Guión, en 1940, publicó una foto de Annemarie Heinrich en tapa, que la muestra en un osado traje de baño, o en la revista Cine Argentino, donde aparece de cuerpo entero como jugadora de Boca Juniors en una imagen femenina transgresora para los cánones deportivos de esa época.

En este mismo período logró triunfar como actriz de radioteatro y cine. Entre 1937 y 1945 intervino en siete películas pero hacia 1942 ya era popular. También había logrado dejar atrás la pobreza: ese año compró un coqueto departamento en la calle Posadas 1567, en Recoleta. Y con sus mejores vestidos y joyas volvió a posar para los más talentosos fotógrafos de Buenos Aires, en busca de aquellos retratos que, como toda artista de renombre, debía entregar a la prensa, a los representantes y a una incipiente legión de admiradores. Por esos años, los formatos preferidos por los artistas eran 18 x 12 centímetros para obsequios de importancia, y 14 x 9 centímetros ( postal ) para compromisos menores. Las copias eran en blanco y negro con textura mate o brillante, y el delicado retoque de negativos y positivos era una técnica indispensable frente a las exigencias de belleza y juventud de estos especiales clientes. Los retratos, generalmente individuales, se entregaban en elaboradas carpetas con la publicidad del atelier; muchas veces con la dedicatoria escrita sobre la parte inferior derecha, la firma del artista y la fecha de entrega.

En este período se destaca uno de los retratos icónicos de Eva Duarte. Fue su autora la célebre Annemarie Heinrich, y muestra un impactante primer plano de la actriz, con una intensa mirada de soslayo y el rostro apoyado delicadamente en la mano coronada por un gran anillo de topacio, bajo un juego de luces y sombras. Esta imagen presidía el comedor del departamento de la calle Posadas, que en 1944 Eva Duarte comenzó a compartir con el influyente coronel Juan Domingo Perón, a quien había conocido en enero de ese año durante un festival de beneficencia en el Luna Park. De esa etapa se conocen una serie de fotografías que, lejos de las estudiadas poses de estudio, muestran la felicidad de la nueva pareja en su hogar.

En ese entonces Evita adopta definitivamente el cabello rubio, e inicia una estudiada transformación de su imagen pública. Abandona las fotos con poses habituales en el mundo del espectáculo y sólo permite fotografías más formales, como las que corresponden a una mujer comprometida con las grandes causas nacionales. Son cambios icónicos que van alejando paulatinamente su figura de artista y la introducen ahora en los registros públicos de la política, el sindicalismo, los medios nacionales y la vida social. El ascenso de Perón logra su impulso definitivo con la masiva demostración popular del 17 de octubre de 1945. Unos días después, el 22, el coronel y Eva se casan por civil.

Perón lanza su candidatura presidencial y la flamante esposa lo acompaña en la gira proselitista que se realiza en un convoy ferroviario. Las emotivas fotografías de Eva en esta campaña - que la ponen en contacto directo con las grandes masas - sientan las bases de su enorme iconografía política, que una vez en el poder tendrá una dimensión nunca vista para una mujer argentina.

El discreto papel que tradicionalmente jugaron las primeras damas en el protocolo oficial fue pulverizado por aquella Evita convertida en una vibrante líder política. Las primeras fotografías de Presidencia, realizadas por el fotógrafo G. Fernando Prado en 1946, la muestran sentada, luciendo sus mejores joyas al lado de su marido, de pie y con uniforme de gala. Era la primera vez en la historia argentina que un Presidente posaba para el retrato oficial con su esposa. Desde entonces, sus fotografías - y el uso y circulación de éstas - cayeron dentro de la celosa competencia del Estado Nacional. Como esposa del presidente de la Nación, Eva Duarte de Perón ingresa en el estructurado mundo de la fotografía oficial. En primer lugar, salvo excepciones, los numerosos retratos realizados durante una década de actividad artística dejaron de circular: eran imágenes o poses audaces no recomendables para su nuevo papel.

El arquitecto, celador y divulgador de esta nueva edición de Evita fue el periodista Raúl Alejandro Apold, subsecretario de Prensa y Difusión de Presidencia. En la sede de la Avenida de Mayo 850 se centralizaban todas las jefaturas de los medios de comunicación y propaganda al servicio del gobierno. Allí trabajaba el numeroso cuerpo de fotógrafos de prensa bajo la jefatura de Emilio Abras, un fotógrafo talentoso y de larga trayectoria en el periodismo, especialmente en la revista porteña Caras y Caretas. Eva tenía asignados a su servicio a varios fotógrafos personales que la acompañaban durante sus largas jornadas de trabajo. Este material se entregaba en Avenida de Mayo 850 poco después de cada evento, y luego circulaba mediante un eficiente sistema de distribución destinado a los principales diarios y revistas. Por entonces las cámaras predilectas eran las voluminosas Speed Graphic, de fabricación norteamericana, pero también subsistían modelos " históricos " como la francesa Spido Gaumont o la alemana Contessa Nettel, ambas con chasis para negativos 9 x 12 centímetros. Eran común que luego de cada cobertura fotográfica, los reporteros gráficos revelaran sus propios negativos, como una medida de precaución y cuidado. Las copias se realizaban en papel simple peso, abrillantado, en la medida de 12 x 18 y con margen blanco; al dorso se estampaba un sello húmedo con el crédito de la Subsecretaría.

Por supuesto, durante este período existió un control y una manipulación total de la fotografía oficial. Sólo se tomaban, distribuían y publicaban aquellas imágenes que favorecían políticamente al gobierno. Ellas debían transmitir, a través de la multiplicación inmensa de los medios, aquella imagen de la nueva Nación " Justa, Libre y Soberana ". La figura de Evita era clave en la trasmisión del mensaje. En pos de aquel objetivo se llegó al extremo de trucar fotografías, como la conocida imagen de Evita retirándose en su automóvil a altas horas de la noche luego de una agotadora jornada, y teniendo como fondo el gran reloj testimonial de la torre del Concejo Deliberante. Trucadas o no, las fotos de Evita destinadas a la prensa tenían retoques fotográficos, que se intensificaron cuando los estragos del cáncer se hicieron presentes en su rostro.

Además de las fotos de la primera dama en las tapas de diarios y revistas de la cadena de medios oficialistas, los profusos reportajes en publicaciones nacionales e internacionales, debemos mencionar la edición de millones de folletos con su retrato sola o junto a Juan Domingo Perón que se distribuían en los locales partidarios, y las postales y afiches dibujados en base a sus fotos, como la conocida Evita del ilustrador chileno Raúl Manteola.

Otro jalón en la construcción de la imagen de la Abanderada de los humildes fue su extenso viaje diplomático por una Europa devastada por la guerra, en junio de 1947. Con sólo 28 años, Evita visitó en misión oficial España - principal destino político del viaje -, Italia, el Vaticano, Francia, Portugal y Suiza, en un periplo que ella denominó " La gira del Arco Iris ".

Por aquel entonces, el equipo de fotógrafos de la Subsecretaría de Prensa y Difusión funcionaba con la misma eficiencia que una agencia fotográfica norteamericana. El equipo de Abras producía imágenes de géneros tan disímiles como el reportaje, los retratos oficiales, la publicidad partidaria y hasta el fotomontaje político. Uno de los " muchachos " - como Evita denominaba cariñosamente a sus fotógrafos - fue el balcarceño Hilario Angel Farías, quien en julio de 2002 reconstruyó el paso de Evita frente a sus lentes: " Cuando la conocí quedé deslumbrado por su belleza. Era terriblemente fotogénica. Su piel era una porcelana, el cabello, el peinado, todo era tan armonioso. Los fotógrafos notábamos inmediatamente esas cosas. Ella, como modelo, era la primera. Nunca se refirió a un ángulo que no le gustara o a un perfil preferido ".

Alfredo Mazzorotolo fue otro de los fotógrafos personales que acompañó a la " Señora " desde 1947 hasta su muerte en 1952. " El inglés ", como lo apodaban en la Subsecretaría por su aspecto atildado y el dominio de ese idioma, operaba en el despacho donde Evita recibía a las delegaciones sindicales, comitivas oficiales y a las miles de personas humildes que acudían a ella para solicitarle ayuda. Mazzorotolo también la acompañó en sus giras políticas en tren por el interior y es autor de la célebre fotografía de Evita soltando palomas blancas desde un palco oficial hacia 1948.

Ese año se incorporó al equipo el retratista Antonio Pérez quien fue asiduo a la residencia presidencial en el palacio Unzué. Sus retratos del matrimonio Perón con los caniches, o vestidos de gala para las fiestas patrias, son muy recordados, en especial una toma de Evita con chal blanco, amplia sonrisa y brazo en alto, saludando a sus partidarios reunidos en el Concejo Deliberante en 1948. Francisco Caruso - como su colega Augusto Vallmitjana - era un fotógrafo contratado pero de gran confianza de Juan Domingo Perón, al punto de que, junto con Abras, era el único que podía trabajar en la intimidad de la pareja en la quinta de San Vicente. El " Gordo " Caruso también se desempeñaba en el despacho de Evita. Por aquellos años el sistema de iluminación era el flash a bombilla, una por cada disparo. Por respeto a Evita no se usaba el flash de magnesio debido a las molestias que le ocasionaba el humo.

Un domingo de 1948, el fotógrafo Pinélides Aristóbulo Fusco ( 1913 - 1991 ) recibió una llamada de la Editorial Korn: debía viajar urgente a la quinta de San Vicente para tomar fotografías del matrimonio Perón. Antes de retirarse, Evita le indicó: " Quiero las fotos mañana a las seis de la mañana en mi despacho ". Trabajando contra reloj, durante toda la noche en el laboratorio de su casa, pudo entregarlas al día siguiente. Al ver la calidad de las tomas, Evita le entregó una tarjeta con el nombre de Raúl Apold: " Si le interesa trabajar con nosotros vaya a ver este señor de mi parte ". Fusco, que poseía una sólida formación intelectual y había trabajado como reportero gráfico del diario Democracia, fue definitivamente el fotógrafo predilecto de Eva Perón. Nadie como él supo interpretar a través de las imágenes el complejo mundo de esta mujer de Estado y sus diferentes roles sociales y políticos.

A " Fusquito ", como lo apodaba cariñosamente Eva Perón, se deben las fotografías icónicas del peronismo, la Evita joven, rubia y con sus cabellos al viento, posterior bandera y emblema de la organización Montoneros; una serie de registros íntimos tocando el piano y paseando con Perón en la quinta de San Vicente; el trabajo intenso en su despacho o sus arengas apasionadas desde los balcones de la Casa de Gobierno. Fusco además es el autor de las primeras fotografías en colores de un acto oficial, con el presidente jurando la Constitución de 1949; imágenes del matrimonio vestido vestido de gala en el palacio Unzué o retratos en primer plano de Evita, valioso material que atesora su hijo Edgardo.

El fotógrafo también documentó los momentos más trágicos de esta figura histórica: su declinación física, el famoso abrazo con Perón en el balcón de la Casa Rosada tras el discurso del 17 de octubre de 1951, y aquella del 11 de noviembre de ese año, en la que se la ve postrada en su cama emitiendo el voto para las elecciones presidenciales que consagran su iniciativa del sufragio femenino. Finalmente realizó una impresionante serie de fotografías del sepelio de Evita, que incluye un registro del ataúd abierto y tomas aéreas desde un helicóptero mostrando infinitas filas despidiendo a la " Abanderada de los humildes ".

Siempre existió un romance entre Eva Perón y la fotografía. Ella supo construir con tesón, intuición e inteligencia su propia y poderosa imagen, primero como artista - gracias a los mejores talentos en el campo del retrato -, y luego a través de experimentados fotógrafos del Estado puestos al servicio de esa enérgica dama, que sabía muy bien cómo, cuándo y de qué manera había que posar. Los diferentes capítulos de su vida y las encontradas pasiones que generó su figura también se trasladaron a su iconografía fotográfica: así como Evita construyó su imagen, la modeló, la hizo mutar y siempre mantuvo un estricto control sobre los mensajes que emitía a través de ella, tanto sus seguidores como sus adversarios también lucharon por esa imagen, se la apropiaron o intentaron destruirla y hasta borrarla. Esta saga es tan apasionante - y elocuente - como la biografía de Eva Perón, la mujer que vivió bajo la lente de una cámara.

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De Elías Castelnuovo ( 1893 - 1982 ), militante anarquista, escritor, periodista, poeta y ensayista:

Era una santa - dice despacito una mujer en la cola desde el día anterior y otra dice:

- Igual que Cristo.

- ¿ Cómo ?

- Digo que hacía lo mismo que Cristo. Daba de comer a los hambrientos ... curaba a los enfermos ... resucitaba a los muertos ...

- ¿ Resucitaba a los muertos ?

- Sí, sí ... En la Argentina había, por lo menos, diez millones de muertos ... enterrados en vida ... y ella los resucitó.

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De la Dra. Victoria Analía Donda Pérez, abogada, política argentina y activista por los derechos humanos:

Evita fue una de las grandes mujeres de la historia argentina. Una de las pocas que la historia oficial no pudo borrar.

Es un desafío que la juventud pueda tomar lo mejor de ella, así como de otras mujeres que hicieron cosas positivas en la historia.

Evita puso todo su corazón en lo que creía justo, en lograr una sociedad sin desigualdades.

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Del Dr. Néstor Carlos Kirchner ( 1950 - 2010 ), abogado, político, empresario, presidente de la República Argentina ( 2003 - 2007 ):

Las instituciones, la política, necesitan reconciliarse con la sociedad. Volver a construir desde la política soluciones para los problemas de los ciudadanos, volver a expresar con la vocación política un profundo compromiso con el bien común, es una tarea central.

Evita, en su tiempo, aportó en ese sentido. Fue una gran constructora de dignidad, a partir de un profundo compromiso con los más humildes y dejó muestra, a cada paso, de una gigantesca vocación de servicio.

Por eso sigue siendo Evita un ejemplo a seguir que cobra actualidad.

Por supuesto, Evita excede en mucho a sus discursos, porque era, además, acción, ideales, sentimiento, pasión.

En su lenguaje directo, accesible para sus destinatarios y para todos, encontraremos prueba de su voluntad, su desprendimiento, su compromiso con una causa. Encontraremos huellas de la pasión que le abrió profundos surcos en el corazón de su pueblo. Muestras de su vocación política que le hizo resistir con una fortaleza fuera de lo común.

Encontraremos un ejemplo de eterna vigencia, de coherencia y lucha.

Ojalá inspire a muchos para sumarse a esta tarea de reconstrucción que los argentinos, sin distinción de ideas, tenemos por delante.

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De Lucio Lapeña, político argentino, administrador de empresas, militante del radicalismo, presidente de la Juventud Radical:

Eva Perón, como todos los jóvenes, tenía esa fuerza de trabajo que muchas veces ayuda a romper con lo establecido. El voto femenino fue un quiebre en esa época.

Evita tuvo que enfrentar muchos obstáculos, por su doble condición de mujer y de joven, en una sociedad con otros códigos. Pudieron haber molestado las dos cosas.

Hoy, en cambio, la sociedad argentina ha crecido bastante en ese sentido y las mujeres gozan de igualdad de derechos en todos los planos.

Como militante, reivindico la lucha incansable de Evita al lado de los más humildes y el trabajo por los derechos y las conquistas de las mujeres.

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De Juan Cabandié, político argentino, legislador, activista por los derechos humanos:

La enseñanza más profunda, el legado más importante de Eva Perón, es, sin duda, la transgresión, el hecho revolucionario del peronismo, pelear por los intereses de la Patria, las convicciones y los principios, y, obviamente, trabajar por los derechos de los más necesitados.

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De Amado Olmos ( 1918 - 1968 ), histórico dirigente sindical de la Federación Argentina de la Sanidad:

Muchos dirigentes gremiales, al encontrarse con un gobierno que les brindaba todo, desde un local hasta un coche, se apartaron de la función gremial a la que estaban destinados. De dirigentes revolucionarios algunos se convertían en dirigentes conservadores, con despacho alfombrado, con la posibilidad de transformarse en senadores, diputados, intendentes. Algunos dirigentes, cuando empezaron tener todo eso, lo cuidaban.

Evita rompía con ellos.

Cuando Evita le hablaba a la gente en las asambleas, en los congresos, les pedía que se cuidaran del enemigo interno, que lucharan contra los malos dirigentes, que no dejaran nunca en paz a la dirección, que presionaran sobre ella, que le exigieran, que la empujaran.

Evita creaba conciencia.

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De Ernesto Giménez Caballero ( 1899 - 1988 ), docente, escritor y diplomático español en Iberoamérica:

Realiza una labor áspera, fatigosa, con emoción y una fe de iluminada.

Primero recibe a personalidades, a industriales, a comisiones y sindicatos. En otra habitación, ante una mesa sencilla, recibe al pueblo: gentes humildes que le cuentan dolores y problemas, que le piden consejo y ayuda. Es la gran oidora del pueblo argentino, la que escucha zozobras, injusticias y miserias. Hombres del campo, viejos, niños, trabajadores pasan ante ella en desfiles interminables todos los días. Le cuentan su necesidad: el trabajo, la vivienda, la enfermedad, el luto ... y ella toma sus apuntes, resuelve allí mismo y entre la nota, para que vayan a determinado sitio, desliza el billete que resolverá el problema que no admite espera, de tan inmediato y angustioso. Tras aquella conversación, el beso de aquellos desgraciados a la señora del Presidente.

¿ No es eso grandioso ?

Apenas, durante todo ese tiempo, come nada doña Eva Duarte. Una taza de té, una aspirina. Así se sostiene hasta la noche. Cuando la jornada acaba, ella está demacrada, fatigada. Mas hay en doña Eva Duarte, venciendo a la pesadumbre física, una luz interior, mística, que hace como resplandecer su rostro. Quisiera, amigo amigo, escribir algo sobre todo esto, de tan admirable calidad patética, espiritual y humana ...

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De Nicolás Olivari ( Diego Arzeno, 1900 - 1966 ), periodista, poeta y escritor argentino:

Yo la ví.

Daba incansable, serena, sonriente. Daba pan y techo, seguridad y paz. A madres, a hijos, a padres, a hombres, a mujeres, a niños. A todos sin preguntar nada más que lo que necesitaban. Yo la ví, incansable, hora tras hora, en su transparencia de ángel y enmudecí siguiendo la iluminaria de su ascensión entre los pobres ... caía ya la noche y ella continuaba prodigándose entre sus menesterosos como con prisa, como con urgencia, como temerosa de no llegar a tiempo para mitigar tanto dolor.

*     *     *

De Eugenia Rey, escritora e investigadora de temas históricos:

Amada y odiada, venerada y despreciada. Una gran mujer en un cuerpo pequeño. Evita era la furia y la calma. La fragilidad y la entereza. Para sus " descamisados " Evita lo era todo. Porque en ella encontraron el respaldo por la lucha y la dignidad. Para los más humildes fue su alma protectora, de ahí la sentencia:

" Donde hay una necesidad hay un derecho ".

Para las mujeres fue Evita su aliada, porque de ella recibieron lo que hasta ese momento ni siquiera era posible de imaginar.

" La igualdad y los derechos de la mujer ".

Para los niños fue la madre que muchos no tuvieron y les brindó pan, cobijo y amparo.

No fue indiferente y aún continúa sin serlo.

Y a pesar del paso del tiempo, su figura se mantiene incólume como una bandera enarbolada con su nombre, que la conduciría a la victoria. Su legado es imborrable así como, también, su lucha. Sus palabras quedaron marcadas a fuego en el corazón de los argentinos.

Podrán decir muchas cosas de ella, pero nunca que su paso por esta querida tierra ha sido en vano.

Nota:

Para ver imagen de la revista - libro Eva Perón, tres tomos, colección Mujeres del Bicentenario, editada por Perfil S.A., Buenos Aires, Argentina, profusamente ilustrada, año 2010, clickear, por favor, aquí.

*     *     *

De la sección Información General de La Capital, el Decano de la Prensa Argentina, diario fundado por Ovidio Lagos y Eudoro Carrasco en el año 1897, página 19, número 51.421, del 21 de setiembre de 2012, Rosario, Santa Fe, República Argentina:

El Banco Central de la República Argentina ( BCRA ) anunció que puso en circulación el billete de 100 pesos conmemorativo del sexagésimo aniversario del fallecimiento de María Eva Duarte de Perón.

El billete fue realizado por la Sociedad del Estado Casa de la Moneda, basado en un proyecto iniciado tras el fallecimiento de Evita en 1952, el cual reproducía su imagen recreada por el artista italiano Renato Garrasi.

En su anverso reproduce el retrato de María Eva Duarte de Perón de perfil izquierdo, adornado con una orla de flores, con fondo de seguridad constituido por hojas y flores de ceibo, como símbolo de la Nación Argentina.

En el centro superior se lee " Banco Central de la República Argentina - María Eva Duarte de Perón 07 05 1919 - 26 07 1952 ", fechas del natalicio y del fallecimiento.

Por debajo de esas leyendas se ubica la frase: " Como mujer siento en el alma la cálida ternura del pueblo de donde vine y a quien me debo ", precisó el Banco Central.

En el anverso del billete se observa la imagen de un detalle del friso del Altar romano de la Paz de Octavio Augusto ( Ara Pacis ).

El motivo se completa con la leyenda: " Líder popular que luchó por los derechos de los trabajadores, humildes y desprotegidos, realizando una intensa tarea de justicia social. Impulsó la participación de las mujeres en la vida política, promoviendo ferviertemente el voto femenino, derecho finalmente consagrado por ley en el año 1947 ejercido por primera vez en el año 1951 ".

El billete es del mismo tamaño que el de 100 pesos circulante y con un máximo nivel de seguridad.

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De Oscar Ainsuain, escritor y periodista, en su libro El Mariano de la tierra, investigación realizada con la colaboración de Mariana Echaguibel y de dirigentes de la FAA ( Federación Agraria Argentina ), editorial UNR ( Universidad Nacional de Rosario ), Rosario, Santa Fe, República Argentina, 276 páginas, con numerosas fotografías, año 2009:

Ni bien finalizó la Guerra Civil Española, miles de familias emprendieron un nuevo desafío en tierras latinoamericanas.

La llegada de continentes vascos a la Argentina se fue dando en distintas etapas. Hubo una " inmigración temprana " ( 1835 - 1876 ); una segunda fase que estuvo relacionada con el requerimiento de mano de obra calificada producto de las colonizaciones, que fue conocida como la " inmigración masiva " ( 1876 - 1930 ); y una tercera oleada denominada " inmigración de posguerra " - por la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial - que se extendió entre 1948 y 1952. Esta última estuvo alentada por una serie de medidas relacionadas con el campo que tomó el gobierno peronista en 1948.

Ese año se sancionó la Ley 13.246. Si bien el gobierno de Perón no cuestionó de fondo el latifundio ni la dependencia del nuevo desarrollo industrial, convendría dejar en claro que la mencionada norma fue muy importante para el agro, ya que establecía la duración de los contratos de arrendamiento en cinco años con opción a tres años más, y como además el Banco Nación otorgaba una línea de créditos para la adquisición de tierras, muchos arrendatarios pudieron acceder a la propiedad de los campos alquilados, especialmente en el centro - sur de Santa Fe.

Diversas fueron las razones que los empujaron a probar suerte en estas tierras. La búsqueda de trabajo y prosperidad fuera de los empobrecidos caseríos, la posibilidad de acceder a la tierra y también el valor del jornal que se cobraba en Argentina, que era muy superior al de España. En definitiva, para ellos la expatriación significaba la posibilidad concreta de poner freno a la pauperización.

Muchos amansaron enormes fortunas pasando a engrosar las filas de la rancia aristocracia terrateniente, o formando parte de la elite de privilegiados comerciantes exportadores e importadores. Otros, en número mucho más importante, llegaron a integrar la capa media rural, logrando ocupar un destacado lugar en las sociedades de los pueblos y ciudades del interior. Pero muchos, tal vez la mayoría, terminaron sus días como empleados, como autónomos o en muchos casos viviendo como aparceros, medieros, trabajadores golondrinas o peones de las grandes estancias.

Atraídos por las alentadoras perspectivas, se puso en marcha lo que los europeos denominaron " la emigración en cadena ". A la provincia de Santa Fe arribaron muchísimas familias vascas, que se fueron enterando de las posibilidades de acceder a la tierra por información que provenía de Argentina, y que generalmente era por familiares que residían en el país. La presencia vasca históricamente ha sido muy importante. Esto se refleja en la actualidad, dado que según estimaciones oficiales hay 3,5 millones de vascos y descendientes de vascos viviendo en Argentina. Pero también habría que subrayar que, en su gran mayoría, no llegaron al país como conquistadores, sino como colonizadores, ya que se trataron de familias que no vinieron a conquistar riquezas sino a crear nuevas riquezas. Como afirmara el navarro Marcelino Irían Zalakain: llegaron a " hacer América " y no para " hacerse la América ".

*     *     *

Del suplemento Enfoques de diario La Nación, número 50.652, año 143, Buenos Aires, Argentina:

El libro La conversación, del periodista y escritor Luis Eduardo Meglioli, que incluye un cd con audio original, editorial El Emporio, 123 páginas, año 2012, reproduce un diálogo inédito entre dos antiguos adversarios, luego aliados.

La profusa bibliografía sobre el peronismo y la historiografía argentina en general publicada hasta la actualidad han revelado escasos detalles sobre la reunión entre Juan Domingo Perón con Arturo Frondizi en España, y casi nada del contenido de la larga conversación de tres horas de duración ( entre las 18 y las 21 ) en aquella fría tarde invernal del 13 de marzo de 1972.

Así, Frondizi sólo reveló que encontró " a un anfitrión cordial y lúcido, con buena información sobre lo que ocurría en el país ". Y agregó: " Era la primera vez que nos veíamos y la charla inicial insumió unas tres horas ( ... ) en esas sesiones de trabajo fue naciendo el diseño del Frente ".

Aquella tarde, cuando el reloj marcaba las 18, Arturo Frondizi tocaba el timbre de la residencia.

La visita había sido convenida telefónicamente con el general Perón desde Buenos Aires, poco tiempo antes, la Navidad de 1971, cuando el líder desarrollista llamó a Perón para saludarlo por las fiestas de fin de año. Jamás habían tomado un café juntos. En ninguna ocasión se habían visto personalmente.

Y si bien ambos se encontrarían de nuevo " para completar la primera conversación ", dieciséis días después, el 29 de marzo de marzo de 1972, en la misma residencia, el destino quiso que volvieran a verse las caras por tercera vez, aunque muy fugazmente.

Giancarlo Elia Valori, amigo de Perón, y el dirigente desarrollista Rogelio Frigerio fueron los artífices de la preparación del encuentro. " Valori intuyó que el Plan Europa había empezado a nacer tras los dos encuentros que el 13 y el 29 de marzo de 1972 mantuvieron Perón y Frondizi en Puerta de Hierro, Madrid, España. Como resultado de las reuniones, Frondizi declaró a la prensa que habían alcanzado acuerdos para la conformación de un frente cívico ".<> Durante la conversación con Frondizi, Perón dejó en claro que el país se encontraba dividido en dos bandos, " uno constituido por la dictadura militar ejercida en nombre y representación de las Fuerzas Armadas, y otro formado por el pueblo argentino que, constituyendo la masa de una Argentina justa, libre y soberana, se opone a los designios de la mencionada dictadura que parece luchar precisamente por todo lo contrario ". Poco tiempo antes, Perón había nombrado formalmente al Dr. Héctor Cámpora como Delegado Personal y al teniente coronel ( R ) Jorge Osinde como Delegado Militar.

( ... )

Frondizi: Yo creo, General, y lo he dicho públicamente, que aquella decisión suya de septiembre del 55 fue un gran servicio que usted le prestó al país.

Perón: Creo que sí ...

Frondizi: Y le quiero relatar, si usted lo permite, esta anécdota ...

Perón: Sí, doctor, sí.

Frondizi: Usted sabe que ellos iban a bombardear la Casa de Gobierno, pero primero la destilería ...

Perón: Sí ...

Frondizi: La Casa de Gobierno y la usina, porque con eso evitaban que pudieran bombear los residuos que entonces iban a subir en la ciudad e iban a tener que evacuarla. Hace un mes, una periodista amiga mía habló con uno de los almirantes responsables de eso y le dijo: " ¿ Pero ustedes sabían que eso iba a ser la destrucción del país ? ", y uno de ellos le respondió: " Aunque se destruyera ... con tal que Perón se fuera ... ". A años de distancia, General, que se diga esto ...

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De la Dra. Natalia Nierenberger, directora del Museo Evita, Lafinur 2988, Buenos Aires, Argentina:

La recuperación de la vida, obra e ideario de Evita es la causa que asumimos en el Instituto Nacional Nacional de Investigaciones Históricas " Eva Perón " y el Museo Evita, que en 2012 tuvo su décimo aniversario.

El Museo Evita propone un recorrido por la vida de la " abanderada de los humildes ", recreada en ambientes de época mediante modernas técnicas museográficas. Permite el encuentro con Eva sin intermediarios. Sus discursos guían el recorrido para interpretar, a través de la acción de una mujer, la trascendencia de una ideología: la lucha por un país más justo, libre y solidario, con un orden inclusivo y participativo.

Evita vive en muchos desde el amor, en otros desde el odio, y en la mayoría desde el reconocimiento como la mujer que realizó, en siete años, una acción única en el país.

Hoy, Evita es la encarnación de un mito que signa nuestra historia. Reconocida mundialmente por su incansable protección hacia los más necesitados, los niños, las mujeres, los ancianos y los trabajadores, irrumpió en la escena de nuestro país para convertirse en una de las mujeres más importantes de la historia.

A décadas de su fallecimiento, Evita está más vigente que nunca.

Nota:

Para ver imágenes del Museo Evita, clickear, por favor, aquí.

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De Juan Cruz, escritor español:

La visita de Eva Perón ( La Perona la llamaron en Andalucía ) a España fue un símbolo mayor para Franco, porque ella vino a sellar una amistad que nos quitó el hambre y nos abrió, un poco, al mundo, y también un enorme dolor de cabeza para aquel hombre en quien ella no vio a un general sino a un farmacéutico, como subraya Abel Posse.

Esa especie de llave que le trajo luz y trigo al franquismo más desconsiderado, el que seguía persiguiendo en los montes a los fantasmas de la oposición guerrillera, pervive con la fuerza de un obús que se fue apagando, con la muerte, para resurgir como un mito que vivió aquí y aún vive con mucha más fuerza, y con mayor nitidez, que la propia figura de Juan Domingo Perón, que durante tantos años fue nuestro vecino.

Mi generación nació con el hambre y con Evita en el vocabulario. Vendría la leche en polvo de los norteamericanos, gracias a la cual subsistíamos en las escuelas, pero el trigo argentino que trajo Evita fue, del Norte al Sur, pasando por la Sevilla que la sigue evocando, el alimento mayor de una época en la que era grandioso tan sólo tener miedo. Y Franco no era grande, era un ser de una crueldad atosigante al que la argentina que fue su visitante salvadora puso en su sitio, en la esquina oscura de aquella historia.

Ella brilló, habló lo que le dió la gana, asoció su presencia a la de una mujer liberada en un universo en el que las mujeres cumplían el viejo dicho español ( la mujer, pata quebrada y en casa ) y sobresalían tan sólo si los hombres le firmaban el permiso. En medio de ese mundo ruin, burocrático y católico, Evita reclamó respeto para ellas, las llamó a la lucha por la liberación y juntó su destino al de los pobres y descamisados, de los que reclamó una revolución que se precisaba para que dejara de haber tantos ricos y tantísimos pobres.

Le trajo trigo, pero La Perona le trajo a Franco un nudo en la garganta en el que ella se regodeó; burlarse de Franco estaba al alcance, tan sólo, de los audaces, y aquella joven, que era más elegante que doña Carmen sin tener que subirse a los taburetes para parecer más alta, como hacía Franco, bajó de los palacios a la tierra usando un lenguaje que asustó al régimen.

Pero el régimen tuvo que aguantar; era una ayuda y una venganza. Años después, muchos años después, como si fuera la visita de un fantasma, Evita habitó entre nosotros; recuerdo con la emoción de haber asistido a una narración igualmente fantasmal pero redonda, literalmente implacable, cómo contaba Tomás Eloy Martínez su visita a aquella dama conservada en formol, peinada con delectación rigurosa por su marido en la quinta de Puerta de Hierro. Como si peinara un mito, minuciosamente, el heredero de sí mismo, y heredero a la vez del imán que ella tuvo, Perón vivía con la energía de esa supervivencia de la mujer que prometió volver. Tomás regeneró los tejidos de aquella historia en libros en los que alienta su capacidad de ficción pero en los que sobrevuela la perplejidad poética del escritor ante lo que vio y ante lo que escuchó. Aquí había dejado Evita las palabras de su rebeldía, y desde ese cuerpo que la falsa longevidad instaló para siempre en la mitología transmitió el mensaje de su herencia.

Cuando Perón volvió a su país, en un avión que era como el camión en el que se devolvía lo que quedó del trigo, tenía a su lado a una mujer, María Estela, que aquí se había hecho amiga de los Franco, a los que Evita había zaherido. La ví una vez, saliendo de un cuarto de baño, junto a Pilar Franco, la hermana del dictador. A Evita no la ví nunca, claro, pero siempre que Tomás Eloy Martínez contaba cómo se combaba su pelo bajo el peine de los que cuidaban su cuerpo hecho momia, parecía que la resucitaba como la resucitan los andaluces que aún recuerdan su perfume de señora sin alhajas, recorriendo España para poner de los nervios a Francisco Franco.

*     *     *

De María Beatriz Romero, porteña y centenaria:

Nací en Flores, Buenos Aires, en 1909, cumplí 103 años en agosto de 2012, y dicen que soy dueña de una memoria envidiable.

No me he cuidado mucho y no he hecho deportes, y si algo ayudó en mi vida fue que fui y soy muy amada, por mi marido, por mi hija y por mis nietos.

Toda la tecnología es maravillosa. Pensar que cuando era jovencita no había posibilidades para entretenerse. Recuerdo el surgimiento de cada medio: el boom de la radio, la televisión, después a color; hoy las innovaciones se producen más rápido, pero todo suma a que estemos más comunicados.

Cuando nací, el barrio era una aldea, las calles no estaban ni adoquinadas. Iba al colegio a la hora del almuerzo y recuerdo ver a los albañiles comiendo pan con cebolla, tirados en la calle durmiendo la siesta, o cantando en italiano porque la mayoría era inmigrante.

Recuerdo los paseos de la mano de mis hermanos mayores, las idas al teatro, los carnavales, los martes en la plaza, cuando iba a tocar la banda municipal y actuar un ventrílocuo, Agudiez, por el cual las muchachas de Flores moríamos.

Y recuerdo que la mejor época que tuvimos fue la de Evita y Perón porque cambiaron completamente la escena. Si bien siguió habiendo ricos y pobres, los que tenían menos recursos pudieron mejorar su situación. Yo era de clase media baja y entonces lo que destaco son las leyes sociales.

A modo de ejemplo, recuerdo que cuando trabajaba en una tienda de ropa, Casa Muro, Maipú y Mitre, en la ciudad de Buenos Aires, al finalizar cada año el dueño de la tienda se paraba en la escalera y desde allí vociferaba: " Vos seguí, vos no ". Cuando se implantaron las leyes laborales tuvimos más protección.

Que las mujeres puedan votar, estudiar, trabajar sin que nadie las limite o las condicione, o por lo menos que esto sea menos que antes, me parece buenísimo. Me gustaría volver el tiempo atrás, pero como no se puede soy feliz con lo que tengo.

Siempre estoy haciendo planes, aunque no planifico de acá a diez años, vivo cada día como algo distinto, como un nuevo comienzo. El año pasado pedí un órgano porque siempre soñé con tocarlo. Y se hizo realidad el sueño.

Si alguien me pidiera un consejo para vivir le diría que tenga tranquilidad, que trate de llevarse bien con todos, de perdonar y tener proyectos.

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Textos cortesía de Carlos Vitola Palermo de Rosario, Santa Fe, República Argentina.

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Esta página está dedicada a mi esposa Dolors Cabrera Guillén, fallecida por cáncer el día 12 de marzo de 2007 a las 18.50 y por seguir su última voluntad, ya que conociéndome, antes de morir, me hizo prometerle que no abandonaría la realización de mis páginas web.

Homenaje a Dolors Cabrera Guillén 


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